Mientras en la Parte 1 de este documento trabajamos una aproximación al articulado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos alrededor de los artículos 28 a 30, con especial hincapié en el artículo 29, en esta segunda parte abordamos el darwinismo social como elemento clave para unirlo a la obra de H. G. Wells y la forma en que reflexiona sobre ello el autor británico en dos de sus obras.
Una propuesta de aplicación en la literatura y el cine
Para aplicar estos principios y buscar un marco en la literatura y el cine he pensado en la obra de H. G. Wells, la cual adquiere un valor especial ante la situación actual de transición de hegemonía.
Un necesario contexto para comprender
Para poner un contexto se hace preciso remitir a un artículo publicado en esta revista donde estudiaba la novela de Oscar Wilde "El retrato de Dorian Gray" y la ponía en el contexto de transición de hegemonía desde el Imperio británico hasta la que sería la hegemonía estadounidense, con el desprecio hacia las clases medias y bajas por parte de la élite, su ofensiva para destruir sus derechos laborales y su estatus aprovechando una visión de tranquilidad construida sobre un pacto social que, en teoría, había alejado al socialismo, la construcción del colonialismo, las relaciones imperialistas propias de esa época entre los siglos XIX y XX, las diferentes crisis, inflación y extrema competencia junto a nuevas formas de organización empresarial e industrial, corporativismos e hipernacionalismos que llevan a los conflictos eternos, hasta que se establece un nuevo pacto social e internacional fruto de una naciente hegemonía global.
En la década de 1870 empieza a desarrollarse en las dos orillas del Atlántico, tanto en Europa como en las Américas, una serie de ideas y prácticas sociales y económicas que han recibido el nombre de "Darwinismo social". El propósito era aplicar conceptos biológicos de selección natural y supervivencia del más apto a campos como la economía, con fines justificativos para, por ejemplo, los monopolistas, la sociología (enfocado a clases y grupos étnicos) y la política. Aunque la definición es confusa, podemos enunciarla como que "los fuertes logran aumentar su riqueza y poder, lo que incluye a los Estados nacionales, las empresas y los individuos; mientras que los débiles ven disminuir su riqueza y poder". Sobre quiénes son los fuertes y los débiles y cómo se hacen, las definiciones varían, al igual que lo hacen los mecanismos que premian la fuerza y castigan la debilidad, aunque se suele centrar en ciertos casos en el capitalismo del tipo "laissez-faire", la lucha entre razas o la lucha entre grupos nacionales, el imperialismo, el racismo, la eugenesia y el fascismo.
Conviene que precisemos unas cuantas ideas. La economía política y la biología presentan la tendencia de apoyarse mútuamente en la mente de los economistas, y también de los biólogos. Charles Darwin escribía con frecuencia sobre la economía de la naturaleza y reconoció la influencia en su pensamiento del "Primer ensayo sobre la población" (1798) de Malthus.
Sobre la importancia de la obra de Darwin, en concreto "El origen de las especies" (1859) obra en la que propone su teoría de la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia, idea preexistente a su vez en Hobbes por ejemplo, que será una referencia en este documento, junto a la cual hemos de sumar "The Descent of Man" (1871) que aplicará los hallazgos generales de la teoría de la evolución a la especie humana. Resulta entonces necesario que, siguiendo a Gould (2010), establezcamos que a la hora de definir qué es el "darwinismo" y el ser " darwinista" se proceda a la distinción entre el "hecho" de la evolución y la "teoría" de la evolución enunciada por Darwin, que el autor inglés la planteó como una teoría científica y que ha estado sujeta a revisión, y como tal, dentro de un proceso normal de desarrollo de la ciencia, ha sido efectivamente discutida desde el punto de vista científico, y de hecho ciertos aspectos de la teoría tal y como la formuló Darwin ya no son hoy en día aceptados por la comunidad científica. No obstante, algo muy diferente es el "hecho" de la evolución. Es decir, la evolución biológica es un hecho y no una "teoría" entre otras pendiente de validación científica como pretenden algunas personas, y es respecto del hecho de la evolución que distintas teorías científicas rivales tratan de dar la mejor explicación.
Así, de acuerdo con Mayr (2001, 100-120), la expresión "darwinismo" fue creada y difundida por el publicista y defensor de Darwin T. H. Huxley en 1864. En 1889, Alfred Russell Wallace, al que se le puede considerar el "codescubridor" de la teoría de Darwin, edita un libro titulado "Darwinism". Mayr hace la siguiente precisión: "darwinismo" ha significado cosas diferentes según el momento y el lugar, ya que puede significar anticreacionismo, en oposición a la ortodoxia cristiana, pero significará seleccionismo si lo oponemos a la teoría de Lamarck, que tendrá realmente un mayor peso en una figura a la que haremos referencia en las líneas inferiores como es Spencer, y que ha sido tildado de "darwinista social". En concreto, Mayr propone nueve posibles usos de la expresión "darwinismo":
1) Como "teoría de la evolución de Darwin";
2) Como evolucionismo;
3) Como anticreacionismo;
4) Como antiideología;
5) Como seleccionismo;
6) Como evolución variacional;
7) Como credo de los darwinistas;
8) Como nueva visión del mundo; y,
9) Como una nueva metodología.
Sobre diferentes argumentos y con esta lista en mente Mayr defiende que no hay una respuesta simple a la cuestión de qué es el "darwinismo", ya que entre estas nueve acepciones las hay erróneas y las hay que no son representativas del pensamiento de Darwin. No obstante, Mayr afirma que hay dos significados que en momentos diferentes han tenido una aceptación más amplia: después de 1859, "darwinismo" significó una explicación del mundo viviente por causas naturales; después de la "síntesis evolutiva" del siglo XX, habría venido a significar "el cambio evolutivo adaptativo bajo la influencia de la selección natural".
Darwin presenta, en definitiva, un elemento de cesura en la mentalidad y las ideas, por su capacidad de resituar al ser humano, algo comparable al trabajo de Copérnico, pues si el astrónomo mueve el eje de la centralidad de la Tierra como concepto, Darwin ubica en unas nuevas coordenadas al ser humano en la Tierra y en contacto con otros seres vivos en el contexto de la naturaleza.
Sobre estos fundamentos necesarios que he tenido que explicar, pasemos pues al darwinismo social. Para lo cual será necesario que tomemos dos principios básicos: "la lucha por la existencia" ("struggle for existence", en inglés) y "la supervivencia del más apto" (o fuerte querrán leer algunos, del inglés: "survival of the fittest"). Para el primer concepto, "struggle for existence", Darwin lo toma de Malthus (1798), mientras que para "survival of the fittest" Darwin estará influenciado por Spencer quien en 1852 en su obra "A Theory of Population", es decir siete años antes que la publicación de "El origen de las especies", utilizará un concepto muy similar al que utilizará Darwin siete años más tarde. Herbert Spencer usó la expresión adoptada por Darwin "survival of the fittest", y que recogía la misma idea enunciada por él en 1852 tras leer "El origen de las especies", y lo hizo en su obra de 1864 "Principles of Biology", donde pone de manifiesto lo que ya he resaltado en esta sección: poner en relación las teorías económicas de Spencer con las biológicas y evolutivas de Darwin. No obstante, hoy día los biólogos dan preferencia y usan tan sólo, y de una forma prácticamente única, "selección natural". El concepto biológico de aptitud se refiere tanto al éxito reproductivo (selección de la fecundidad), como a la supervivencia (selección de la viabilidad), y no es prescriptivo en cuanto a las formas específicas en que los organismos pueden ser más "aptos" por tener características fenotípicas que mejoren la supervivencia y la reproducción, y que se corresponde esto último con lo que Spencer tenía en mente.
Resulta interesante que Darwin recurre para "struggle for existence" y "survival of the fittest" a dos pensadores sociales, y sobre esta base formula su teoría. A su vez, con el tiempo, ambos conceptos vuelven a las ciencias sociales y sus pensadores para generar pensamiento en el campo social y para la esfera de la política, adoptando un supuesto "carácter científico" proclamado por las ciencias de la naturaleza, a la que a veces se le añade una supuesta voluntad divina en el mismo sentido, y donde Malthus y Spencer volverán a ser utilizados de nuevo.
Las influencias de Malthus y Spencer en el "Darwinismo Social"
Explicar estos conceptos tiene interés también en el "sentido común" definido en nuestros días y en la forma en que condicionó y condiciona los acontecimientos políticos y sociales de amplio espectro.
Empecemos por Malthus. El pensador británico incide en un tema clave dentro de la historia del pensamiento social como es la cuestión de la población, su crecimiento o disminución, y los elementos que entran para concluir si es necesario lo primero o lo segundo, y esto se traduce en el campo del dominio global y la forma de gestionar las poblaciones que están supeditadas a un centro de poder. Y esto resulta ser, a su vez, un elemento central en el punto en el que se hallan la biología y las ciencias sociales. Malthus partía de las reflexiones dejadas por varios autores, como pueden ser David Hume, que en 1752 publicaba la segunda parte de sus "Ensayos morales, políticos y literarios", y en concreto el número XI trataba la cuestión bajo el título de "De lo populoso de las naciones antiguas", donde concluye que la tendencia de la población es la de crecer en número, en Hume (2013, 340-403); o bien, Benjamin Franklin, que contará con un peso mayor en Malthus, y a través de Malthus en Darwin, ya que en 1755 publicaba un ensayo, "Observations concerning the increase of mankind, peopling of countries". Franklin (2010) examina el crecimiento de la población y sus límites en este ensayo, y afirma que los británicos deberían aumentar su población y, de esta manera, extenderse por las Américas. Para ello, centrándose en la población de las Trece Colonias, proyectó un tipo de crecimiento geométrico o exponencial, con una duplicación de la población cada 25 años. Esto era posible en el territorio de las Trece Colonias porque, a diferencia de una Europa superpoblada, en el territorio británico la tierra estaba infrautilizada y era apta para una expansión agropecuaria. En este contexto, la población colonial podría establecer hogares sostenibles en edades más tempranas que en Europa, y además alcanzar familias más numerosas y mejor alimentadas. El límite de población se alcanza, y esta es la idea que inspiró a Malthus y él mismo lo reconoce, cuando "se hacinan e interfieren unos con otros en sus medios de subsistencia". Debemos contar que los datos manejados por Franklin no son aleatorios ni simples opiniones, porque contaba con datos demográficos de la época. De hecho, los datos de Franklin son bastante correctos en sus previsiones, pues, para ser precisos, la población de las Trece Colonias se duplicó cada veinte años, cosa que llevó a superar a la de Inglaterra en 1850, y si se toman los dato del Censo de Estados Unidos, desde 1750 hasta 1900 la población se duplica exactamente cada 25 años. De hecho, la mano de obra es más valorada en la agricultura por cuenta propia dada la disponibilidad de tierras en América, y siguiendo a Franklin, "Ningún hombre continúa mucho tiempo como trabajador para otros, sino que consigue una plantación propia". El crecimiento de las colonias debería aumentar la demanda de manufacturas británicas, lo que hacía desaconsejable el proteccionismo que en 1750 se implementó desde Londres y que supuso la prohibición de las fábricas de hierro en América, defendiendo Franklin que esto era contraproducente y un error, ya que esto impulsaba la esclavitud y acababa por afectar negativamente al conjunto de la nación, socavando la virtud de la industria y mermando la salud y la vitalidad.
La obra de Malthus, cuyo título original es "An Essay on the Principie of Population, as it affects the future improvement of Society: with remarks on the speculations of Mr. Godwin, M. Condorcet, and other writers", se centra en la crítica a los modelos utópicos de Condorcet y Godwin, siendo como consecuencia titular de la primera cátedra de economía política de Inglaterra. De hecho, es interesante el pulso entre las ideas de Ricardo y Malthus sobre la economía política, y sus implicaciones respecto al triunfo de las ideas de Ricardo en el modelo de dominación del Imperio británico y la forma en que se organizó el mundo, algo de lo que he hablado sucintamente aquí, y de la forma en que se generó el "American System" a partir de Hamilton, que es un modelo de éxito en cuanto a desarrollo, un elemento clave para la democracia, la igualdad y los derechos humanos en definitiva. De hecho, será Keynes quien le dedique una biografía a Robert Malthus como "El primer economista de Cambridge", donde analiza la correspondencia y las ideas de Malthus y Ricardo, concluyendo que el triunfo de las ideas de Ricardo implica un desastre para el progreso de la ciencia económica. En un próximo documento que publicaré abordaré la relación de Keynes con Malthus en su contexto, que también cuenta con una interesante analogía en nuestros días.
Pero sigamos con Malthus, pues fija el pensador inglés dos leyes básicas y fijas de la naturaleza humana:
1/ El alimento es necesario para la existencia del ser humano;
2/ La pasión entre los sexos es necesaria y se mantendrá en el devenir, siendo este postulado una crítica abierta a Goldwin, que defiende erradicar el Estado como medio para el progreso indefinido para la humanidad, a lo que añade la abolición de la propiedad privada. Ante tal cuestión se plantea el principio de la superpoblación, a lo que Goldwin concluye que el desarrollo social permitiría producir alimentos para todos, al tiempo que la pasión sexual será desplazada por el cultivo de actividades más elevadas como el placer intelectual, lo cual es mucho suponer... y vista la tendencia a construir y reconstruir élites siempre que se han eliminado... Para esta parte he seguido a Goldwin (2013). Por tales motivos Malthus concluye que la capacidad de crecimiento de la población se halla "infinitamente" por encima que la de la tierra para producir alimentos. Si no se hallan obstáculos la población crecerá, siguiendo a Franklin, en progresión geométrica mientras que los alimentos lo harán en progresión aritmética.
A pesar de lo taxativo y aparentemente matemático modelo malthusiano lo cierto es que hay varias pegas, como el hecho de ser algo arbitrario y estamos ante una evidencia de no hallarnos todavía ante un mundo superpoblado... hay noticias que apuntan hacia nuevas formas de producir alimentos más eficientes, constatando una evidencia de siglos de crecimiento tanto en la población como en la producción de alimentos, de tal manera que tras cada revolución industrial hay una revolución en la producción de alimentos. No obstante, respecto a por qué no estamos ante un mundo superpoblado, que es lo más importante de ambas cuestiones que surgen en estos siglos desde los enunciados de Malthus, aquí sí que Malthus aporta una buena respuesta: la subsistencia actúa "sobre la fuerza de crecimiento de la población una fuerte y constante presión restrictiva", en palabras del pensador social inglés. Es decir, que adicionalmente, Malthus propone una teoría sobre el mecanismo que actúa sobre las fluctuaciones que se aprecian en la población de seres humanos, pues esta tendería a aumentar impulsada por las tendencias naturales ("la pasión sexual" a la que hace referencia), pero esto debe ponerse en relación con el límite de la supervivencia.
Por todo ello, concluye Malthus, de estas leyes surgen consecuencias sociales que tienen un dominio sobre la naturaleza y que él define como "la miseria y el vicio". De manera tal que la población no aumentará si no hay medios de subsistencia para que se pueda aumentar, que proseguirá aumentando hasta ser frenada por las fuerzas de la miseria y el vicio. Esta es la gran aportación de Malthus al respecto. Así, es imposible escapar de la miseria en determinadas circunstancias, con lo que se puede actuar sobre lo que Malthus llama "el vicio", y esto pone en riesgo el ideal de la igualdad, ya que sería la propia naturaleza la que haría que unos ganen y otros pierdan.
Por tal motivo, Malthus carga contra las poor laws o leyes de beneficencia de su época, porque según él potencian la idea de debilitar el principio de no formar familias para no aumentar privaciones, y con ello se remueve un control preventivo del aumento de población; y, por otro lado, acusa a las poor laws de causar cierto alivio en las desgracias individuales, pero a cambio ha creado un problema mayor para el conjunto de la sociedad, porque dar dinero sin aumentar la producción de alimentos sólo implica un aumento de los precios que sufren las mismas personas que están más desfavorecidas, y le preocupa que si se aumentan los beneficios de entregar dinero no haya un interés en producir y trabajar suponiendo un colapso por el descenso de alimentos. Lo que Malthus concluye es que todo lo que no sea aumentar la producción y con ello las posibilidades de crecimiento de la población implica repartir la miseria y no paliarla, aunque se entreguen subsidios, con lo que, como mucho, la caridad usada de una forma moderada mitigará los sufrimientos pero no acabará con la desigualdad. De ahí que, desde una visión conservadora y pesimista, Malthus reflexione y critique a Goldwin o Condorcet y su excesivo optimismo, construyendo un modelo racional, y ciertamente sesgado, pero que, no obstante, incluye semillas interesantes sobre cómo acabar con la desigualdad si se meditan sus ideas. De ahí que resulte interesante que, a pesar de que por ejemplo el New Deal ha aportado fundamentos más que sólidos de la forma de crear y extender la igualdad y el pensamiento demócrata y cosmopolita, sin embargo los conservadores siguen aferrados al estadio de pensamiento de Malthus a finales del siglo XIX, obviando las líneas de pensamiento del propio Malthus que apuntan en la dirección de la igualdad y la eliminación de la miseria, a pesar de avanzar en más de dos siglos de experiencias que harían remover sus posiciones.
Pasemos ahora a la influencia de Herbert Spencer. Como ya hemos señalado más arriba, el pensamiento de Spencer también se halla presente en Darwin y tiene una parte en ciertas ideas de lo que se ha dado en llamar "darwinismo social". El afán de crear un sistema filosófico en Spencer que organice su pensamiento le lleva en 1862 a publicar "Los primeros principios". Será allí donde Spencer (2014) desarrolla una teoría evolucionista del mundo y de la sociedad —las leyes naturales de la evolución— que parte más bien de Lamarck y que es anterior a Darwin, y que toma del biólogo francés la teoría que habla de la posibilidad de heredar caracteres adquiridos. Subraya Spencer que la evolución es un proceso en marcha mediante el cual la materia se transforma hacia formas más complejas y coherentes, así que concluía Spencer que, en el caso de los humanos, la opinión de Spencer era que la cultura y la educación hacían posible este proceso.
Sin embargo, a diferencia de Malthus, pero partiendo de la misma premisa, concluye Spencer que el Estado es un obstáculo y que debe permitirse a la evolución eliminar a los débiles y potenciar a los fuertes partiendo de la educación y la cultura, haciendo para ello una lectura de Darwin, pues al luchar contra la miseria sin enfocar adecuadamente los esfuerzos es el equivalente de favorecer la aparición de formas de vida "menos adecuadas para esferas especiales de existencia... es una inferencia que está en armonía con lo que sabemos con respecto a razas de hombres y... animales", en Spencer (2012).
La idea de progreso se halla en los pensadores de finales del XVIII y del XIX, al igual que el concepto relacionado de evolución. Las ideas de progreso, de cambio y de desarrollo están emparentadas con la de racionalidad, y las hallaremos en un estado propositivo en los autores Ilustrados. Pero igualmente también son concepciones importantes para la filosofía de la historia y de la naturaleza del idealismo alemán, y también para los positivistas del siglo XIX, pudiendo hallar la influencia de Comte en Spencer, y en el contexto más amplio también las de Condorcet, Herder o Hegel.
Al final, la forma en que se inserta la teoría biológica de Darwin al mundo social histórico sobre el que teorizan y avanzan los "darwinistas sociales" tiene fundamentalmente un marcado sentido político, moral y normativo, que es la auténtica pieza sobre la que se aplica el Estado nacional y la forma en que, como organismo, compite y crece por los recursos, siendo el elemento normativo un aspecto que es el pilar definitivo y que aleja la utopía, que dicen perseguir, de un mundo sin Estado: eso trae como resultado el imperialismo y el colonialismo, diferentes visiones del corporativismo, hipernacionalismo, un fuerte normativismo como consecuencia, y por último, una tendencia a un liberalismo autoritario en cuanto a derechos civiles, restrictor en derechos sociales y laborales y muy tolerante y protector de los derechos económicos de los monopolistas de facto o de iure. Es preciso resaltar, no obstante, que también el darwinismo social funciona como ideología con fuertes matices morales y religiosos cuya función es más la justificación de una determinada realidad social que una proyección de futuro, por lo que la idea de progreso actúa más bien como un medio para glorificar la situación social presente antes que trabajar por un futuro diferente y "libre". Esta pasa a ser la auténtica esencia del neoliberalismo, y no lo financiero o lo productivo, pues las piezas se mueven en un sistema-mundo complejo, y se usarán para ajustar el imperio normativo ideológico y moral a los fines que antes fueron servidos con el darwinismo social, el imperialismo, el colonialismo, el racismo, la desigualdad, el autoritarismo, el hipernacionalismo... y recuerden que también con la idea de ser libres y llegar a desprendernos del Estado, mientras este no ha dejado de crecer fruto de una complejidad creciente en nuestras relaciones y que adquiere las dimensiones de un gran "Behemoth" y contra el cual sólo cabe un gran "Leviatán", tal y como anticipaba todo ello en este artículo en su parte final, y tal y como explicaba otra anticipación mía en este otro artículo en el apartado "Conclusiones".
En definitiva, las consecuencias últimas son, siguiendo a Hobbes tanto en De Cive (2013) como en el Leviathan (2015), aquello que se resume en la sentencia latina "Bellum omnium contra omnes", o "la guerra de todos contra todos" (a veces traducida en inglés como "de cada uno contra todos").
Extensión del término "darwinismo social" y perspectivas
Nos acercamos ya a la conclusión de los elementos necesarios para comprender las dos obra de H. G. Wells y cómo se relacionan con los artículos 28 a 30 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con especial hincapié en el artículo 29 párrafo 1.
Para ello, debemos señalar la conclusión a la que llegamos tras todo lo expuesto. Para ello subrayaremos también el carácter de choque entre el "darwinismo social" y cierta tradición de la Ilustración y el Liberalismo que sigue por la vía de Marx, y hasta ciertos puntos de síntesis entre ambos atendiendo a la misma tradición apegada a la Ilustración en el evolucionismo. En definitiva, Marx planteaba alcanzar la felicidad mediante las acciones sociales de las clases desfavorecidas y oprimidas, pero el darwinista social lo esperaba mediante equilibrios inducidos por la regulación de los nacimientos y la esterilización, la elección óptima de cónyuge y la eliminación de la llamada "vida indigna de vivir", es decir las teorías y prácticas eugenésicas (obsérvese de nuevo la gran presencia del Estado y su poder creciente de regulación al servicio de los poderosos... aunque su propaganda diga lo contrario, también hoy día).
De hecho, al final, se aprecia un punto en común entre ambas ideas, pero con diferencias en el enfoque y en la forma de conseguirlo, siendo el elemento fundamental entre ambos el anclaje biológico, con un acento puesto en la línea que trabajaba precisamente Spencer de la educación y la cultura y el desarrollo, a pesar de la idea de Spencer de que el socialismo es proteger simplemente a los débiles y eso es intervenir para mal en el desarrollo natural del proceso evolutivo, y no en las mismas prácticas eugenésicas de las élites burguesas creadoras y gestoras del Estado nación en crecimiento y competencia extrema. Ver para profundizar lo aquí expuesto Mocek (2014).
La visión que llega a nosotros del término "darwinismo social" acaba siendo la forma en que se aplica y no las supuestas esperanzas que albergaban autores como, por ejemplo, el propio Herbert Spencer. Para él los mejores son los más aptos y también aquellos que cuentan con una solidez moral más considerable, y el mercado y el "laissez-faire" eran el medio idóneo de armonizar sociedad y naturaleza, aunque esto realmente es de una ingenuidad remarcable (las élites se protegen como grupo privando a todos los individuos de la igualdad real de oportunidades y bloqueando a aquellos de los que ascienden, porque el principio del egoísmo es el que lo envuelve todo y es como se concluye, interesadamente, que funciona la "naturaleza" y la "evolución", y es el pilar mismo de la teoría económica neoclásica por cierto). En palabras de G. E. Moore (2017), Spencer y los cimientos de la sociedad victoriana, que sufren la crítica desde varios posicionamientos en la época eduardiana, cometen lo que Moore llama la "falacia naturalista" en su "Principia Ethica" de 1903.
De acuerdo con Moore, la "falacia naturalista" en ética se refería al hecho de tratar de definir la palabra "bueno" en términos de alguna cualidad moral, por consiguiente en términos de una propiedad o estado natural, como el placer, lo cual supone un cuestionamiento del utilitarismo, la filosofía moral y política que era hegemónica en el pensamiento inglés desde el siglo XVIII, cuando fue impulsado por Jeremy Bentham y John Stuart Mill, y que consiste en declarar que el placer constituye el fundamento de toda la moralidad, pues una acción buena o correcta produce siempre placer, con lo que la bondad era parte del mundo natural y como tal sirvió para sustituir al utilitarismo, que había ido de la mano en la formulación de la economía clásica partiendo de los mismos principios y conceptos fundamentales, centrándose en la eficiencia tanto en la producción como en la producción eficiente de placer, pudiéndose concentrar todo ello en forma de ecuaciones simples que dicen que más es mejor y más con menos todavía aún mejor, y sobre esa base se aplica a la sociedad generando todo este discurso que hemos visto y que conduce al darwinismo social. Por tal motivo, por ejemplo, Keynes tras leer los Principia Ethica se aparta de la idea de que la eficiencia pudiera ser el principio organizador clave y fundamental de una buena sociedad, y que en definitiva no existe una ecuación que pueda ni siquiera remotamente definir cuál es la mejor forma de vivir. Las ideas de Moore al respecto entroncaban con el intuicionismo del siglo XVIII, que defiende que las declaraciones morales pueden ser conocidas como verdaderas o falsas de una forma inmediata a través de una intuición racional. En definitiva se trata de mostrar que "bueno es el nombre de una cualidad simple e inanalizable" y que consiste en tomar cualquier definición propuesta de "bueno" o el "bien" y convertirla en pregunta. Por ejemplo: "Bueno es todo lo que conduce a una mayor felicidad del mayor número"; ante este enunciado, la pregunta sería: "¿Todo lo que conduce a la mayor felicidad del mayor número es bueno?" No importa cuál sea la respuesta, lo que importa es si la pregunta tiene algún significado, si una respuesta negativa no es contradictoria, en tal caso la definición no es correcta, ya que por fuerza una definición preserva el significado del término definido, de tal manera que una pregunta que se formula en este sentido ha de parecer absurda a cualquiera que comprenda el significado del término "bueno". A esto se le llama "el argumento de la pregunta abierta".
En definitiva, mientras que las ideas de Spencer sirven para construir una justificación del colonialismo y el imperialismo, no es menos cierto que leyendo a Spencer uno llega al convencimiento de que Spencer realmente apoyaba el pacifismo, pues para él la guerra era una reliquia del pasado, y él se centraba en ideas morales tales como el altruismo. Además, Spencer, teniendo presente los cánones de su tiempo histórico, tenía una visión progresista del género, argumentando que las mujeres eran tan capaces intelectualmente como los hombres y abogando por plenos derechos políticos y legales para las mujeres. Si desea ampliar lo aquí expuesto puede seguir a Offer (2010).
Aquí finaliza la Parte 2 del documento. En la Parte 3 se aplicará lo aquí visto a dos obras literarias de H. G. Wells, y sus correspondientes adaptaciones cinematográficas, junto a una contextualización de la deriva del darwinismo social y la forma en que se enfrentó en la anterior transición de hegemonía hacia el dominio de Estados Unidos sobre el modelo del New Deal, y observaremos diferentes elementos que hacen muy relevantes estas mismas ideas en esta nueva fase final de transición de hegemonía. Recuerden que la bibliografía está en su correspondiente apartado al final de la Parte 3 de este documento.