En la Atenas clásica podemos percibir un vivo debate político, auspiciado por las grandes corrientes filosóficas que se habían y estaban cultivando como las filosofías presocráticas existentes de escuelas surgidas a raíz de pensadores de la talla de: Pitágoras, Parménides, Heráclito, y la socráticas: con el mismo Sócrates o Platón como máximos exponentes, aunque a finales del periodo de tiempo que estamos tratando veríamos la aparición en escena de Aristóteles, quien fundaría posteriormente la escuela de los Paripatéticos y ya en época helenística de Zenón de Citio, fundador de una escuela llamada a tener gran importancia: el estoicismo y que había recibido formación por lo visto del mismo Diógenes de Cínope. Cínico famoso entre otras cosas por su encuentro con Alejandro Magno en la polis de Corintio, quien en un breve diálogo en el que el macedonio llegó a ofrecerle cualquier cosa con un “pídeme lo que quieras” este le contestó con un sincero “Quítate de donde estás, que me tapas el sol”. En definitiva y para resumir, la mayoría de las escuelas filosóficas que vivieron un periodo de expansión o incluso creación en este apogeo ateniense durarían, con diversas modulaciones e innovaciones hasta el siglo V. d.C (abruptamente cortados por Justiniano y sus prohibiciones que cayeron como una losa sobre la Atenas de los inicios de la Edad Media y del Bajo Imperio Romano en Occidente y Oriente) y algunos incluso tendrían su importancia en el final de la Edad Media europea y en debates importantes de la Edad Moderna e incluso en nuestra Contemporánea. Sirva esto pues para comprender la importancia y trascendencia filosófica más allá incluso de la propia Grecia y Roma antiguas de los debates generados en este breves periodo de tiempo que fueron el siglo V – III a.C y con epicentro la ciudad-estado de Atenas.
Para acotar el nivel del debate entre las diversas filosofías pre-socráticas y socráticas que estaban en liza en la “Atenas de Pericles” nos centraremos en el debate político que armarían el conflicto ideológico de la Hélade clásica y servirían de excusa para las más diversas y poliédricas ambiciones de los protagonistas de esta época en las Guerras del Peloponeso: La Democracia contra la Oligarquía.
El gran partidario y podríamos decir que un símbolo de la Democracia, o “partido democrático” ateniense fue sin duda alguna Pericles. No sólo inició su carrera cimentando aún más el carácter democrático de las reformas de Clístenes (siendo también un Alcmeónida) que habían acabado con la tiranía de los Pisístratos , sino que como “strategos” (general) fue capaz de enfrentar con éxito a los Persas en las guerras Medas y tejer alrededor de Atenas la que estaba llamada a ser la Liga más poderosa de la época: La Liga de Delos, que acabaría desembocando en la creación del Imperio de Atenas. Es además, durante su mandato cuando se considera que Atenas vive su particular Edad de Oro o periodo de máximo esplendor: político, económico, cultural y militar.
En lo que ahora nos concierne, deberíamos destacar su pertenencia a la gens de los Alcmeónidas ya que eso quería decir que procedía de una familia aristocrática o “eupátrida” para utilizar la palabra griega y por ende, su tendencia natural debió haber sido haber tenido más simpatías naturales hacia un régimen oligárquico que no una democrático. Sin embargo, para hacer un símil contemporáneo con Engels, su condición de nacimiento y facilidades económicas no le granjearon simpatías por un régimen favorable en exclusiva a su clase social. Tuvo una formación de las mejores que se podrían conseguir para la época, contando con maestros o tratos cercanos como Anaxágoras, Protágoras (sofista y gran retórico), Zenón de Elea (famoso por su complicada e imaginativas paradojas) o Damón (músico creador de la musicoterapia) y trató desde Música a la Filosofía, pasando por la Historia, el Arte y la Guerra. Dicen pero que no era una persona sin cierto escepticismo entorno los asuntos religiosos.
Apenas con 25 años (470 a.C) se hizo pues con el liderazgo del “partido democrático” ateniense, después del asesinato de su mentor Efialtes y no tardaría en tener duros enfrentamientos con la contraparte oligárquica, como demostrarían los duros enfrentamientos contra Cimón que acabarían con una reducción considerable del poder del Aerópago (o Colina de Ares, un viejo consejo que había sobrevivido a las reformas de Solón y Clístenes y era lugar de tradicional poder aristocrático), y finalmente condenó al ostracismo al mismo Cimón acusándolo a este de “amigo de Esparta” por las simpatías manifiestas de los oligarcas respecto al modelo político espartano, que recordemos era la otra gran potencia griega del momento.
Con el camino expedito inicio otra serie de reformas de la democracia ateniense con la idea de asentar más las instituciones, digámoslo así “Republicanas” de la polis y hacer cada vez más difícil una hipotética vuelta a la oligarquía. Para ello el “demos”, que había cristalizado bajo las reformas de Clístenes debía jugar un papel más primordial. La palabra “Demos” - δῆμος - es un neologismo de la época que viene de la fusión de dos palabras: “demiurgo” – Δημιουργός- (o artesanos) y “geomoros”- γεωμόρος - (o campesinos) y que podríamos traducir como una alianza de clase entre el artesanado y el campesinado para poder representar mejor sus intereses en el juego político de la polis. Como estos, por una razón obvia se contraponían a los intereses aristocráticos de los Eupátridas que deseaban un régimen “oligárquico” para así poder defender mejor sus intereses de clase, los artesanos y campesinos (Demos) contraponían una “democracia” como régimen del “poder del Demos”, que a su vez era una alianza entre sectores representativos del campo y de la ciudad, que venía a decir que sus intereses serían prevalecientes sobre los de los eupátridas y los oligarcas en general. El auge de dicho poder del “demos” podemos empezar a verlo en las reformas de Solón y la prohibición que un hombre libre ateniense pudiera ser vendido como esclavo para subsanar su deuda, cosa que fue el primer toque de atención a los eupátridas que su situación de poder absoluto contaría como mínimo con resistencia. (click aquí para ver un resumen de la evolución del sistema institucional ateniense)
Pericles pues mandaría según fuentes antiguas como el mismo Tucídides prácticamente 40 años y de forma prácticamente ininterrumpida durante todo el tiempo que estuvo al frente del “partido democrático” hasta su muerte derivada de la Peste que asoló Atenas al principio de la Guerra del Peloponeso y durante la Fase de la Guerra Arquidámica por otoño del 429 a.C. El propio Tucídides quien sentía una gran devoción y admiración por Pericles llegó sin embargo a afirmar que (en relación al gobierno y omnipresencia de este) “Y era aquello oficialmente una democracia; pero , en realidad, un gobierno del primer ciudadano”, y para reformar el punto de vista de Tucídides tenemos pues también las reflexiones de Aristóteles que comparó ampliamente a Pisístrato (quien ejerció la Tiranía hasta 3 veces distintas en la polis) con Pericles, poniendo al primero como hombre que anunciaba en el curso del desarrollo al segundo. Ya no sólo por el poder obtenido y ejercido, sino por la orientación estratégica sobre el Egeo y el Helesponto y las grandes construcciones y donaciones derivadas para embellecer a Atenas y honrar a la Diosa.
¿Así pues podríamos afirmar que Pericles era un convencido demócrata o simplemente utilizó la democracia para alcanzar y mantener el poder? Queda fuera de toda duda que se trató de un hombre con una capacidad diríamos innata y muy grande para hacer construir, seguramente tuvo una inteligencia tal que supo aunar entorno él y el régimen asentado en Atenas las potencialidades que se habían ido cultivando a lo largo de los últimos siglos en la ciudad del Ática y es que normalmente los grandes personajes de la historia no destacan por haber inventado grandes cosas, sino precisamente saber aprovechar las novedades de su momento histórico cuando nadie, o prácticamente nadie más, lo hacía. Podemos también afirmar que si bien, debido a su figura, generó cierta dependencia de las decisiones de la polis a su veredicto y aprobación, realmente asentó el poder de los “demiurgos” y los “geomoros” (recordemos: esa alianza de clase campo-ciudad que representa el “demos”) y eso propició que pudieran influir sobre los asuntos públicos a través de la “Ekklesia” - ἐκκλησία - y la “Bulé” – Βουλή - todo hombre sin importar prácticamente su condición económica. Aquí también cabría recordar que precisamente la capacidad militar de la Atenas de Pericles derivaba de la capacidad económica de sus ciudadanos, sobretodo de aquellos que podían costearse y ser “hoplitas” y de los “trierarcas” que permitieron armar la todopoderosa flota con la que asentaría el Thalasocrático Imperio Ateniense, que se vieron reforzados de esta forma con todo un seguido de ciudadanos, más humildes económicamente, que desarrollaron importantes destacamentos militares auxiliares a los hoplitas o actuaban como remeros de los poderosos trirremes que dominaron el Egeo. Pericles pues, más allá de cierto endiosamiento que seguro tuvo en vida y de ser una persona tremendamente orgullosa, era un ferviente partidario de un régimen que había demostrado de sobras su valía con su excelente capacidad de éxito en las empresas del momento y se erigía además como modelo para “liberar a todos los griegos”, ya fuera contra los Persas o contra incluso otros modelos de organización de la pléyade de ciudades-estado griegas.
A la muerte de Pericles podemos ver que surgen personajes importantes como Nicias o Demóstenes. El primero, sería el strategos que pondría su nombre a lo que hoy llamamos esa frágil paz entre Atenas y Esparta al acabar los primeros 10 años de la guerra del Peloponeso. Gran militar que nunca sufriría una derrota hasta la desastrosa Segunda Expedición Ateniense a Sicilia y el segundo, el responsable directo de la toma de Pilos y la humillante derrota espartana de Esfectería, que moriría al igual que Nicias en Sicilia tras el desastre acaecido en el 413 a.C. a manos de los siracusanos bajo el mando del general espartano Gilipo.
De Nicias podemos afirmar que pertenecía al igual que Pericles al “partido democrático” aunque en una ala más moderada que el anterior. Fue el heredero “natural” si podemos decirlo así de Pericles en el “partido democrático” y por ende se enfrentó a Cleón como representante del “partido oligárquico” y miró siempre de modular las ansías más belicistas tanto democráticas como de oligárquicos según el momento. Así se enfrentó al dicho Cleón inicialmente y después de su muerte, contra el mismo Alcibíades (quien fue el auténtico organizador de la Segunda Expedición a Sicilia). Sin embargo, sus capacidades no eran iguales a las de su antecesor y no supo poner freno a la ambición que de desató en la Ekklesia y la arrogancia ateniense ante las clamorosas victorias atenienses en la guerra contra los lacedemonios. Una arrogancia que estaría en la base a mi parecer de la posterior derrota ateniense en la guerra años después.
Y es que después de Pericles y podemos verlo en Demóstenes pero sobretodo en Nicias, no volverá Atenas a ser la misma. Tal vez fueran las bases personalistas de la época de Pericles y que al ser este el centro del sistema democrático ateniense, la democracia ateniense ante la falta de un Pericles que vendría a representar unos principios de inquebrantable lealtad y compromiso social, buscando un beneficio primero a los intereses de la polis que no a los personales, empezara esta una lenta e inexorable degeneración. También la dureza y duración de la Guerra que estaba haciendo saltar por los aires las convenciones sociales heredaras de la época Arcaica y eclosionadas bajo Pericles y la época Clásica tendría su importancia para la ecuación que estamos tratando. A sumar la comentada arrogancia que a los atenienses les estaba dominando por el poder y control obtenidos. Nicias aun pudiendo considerarlo honrado y respetuoso con los principios que regían a los atenienses del momento, no pudo gestionar, ni supo, las contradicciones que surgieron y así llegó a ser incapaz de evitar una de las lecciones de Pericles: nunca abrir y mantener dos frentes y mirar de focalizar los esfuerzos en un lugar para obtener resultados firmes. En aquellos momentos había frentes en el Peloponeso y abrían uno que se tragaría enormes recursos humanos y materiales en Sicilia. A parte de distribuir esfuerzos militares por su vasto imperio en el Egeo para proteger unas, cada vez más, hostigadas líneas de suministro para la ciudad y el esfuerzo bélico. Y es aquí donde toma su importancia, en este contexto en el que parece que Nicias es la estrella dominante del firmamento ateniense, que aparece Alcibíades con todo su ser.
Finalmente hablamos de Alcibíades, podríamos hablar también de más personajes, pero creo que con los ya nombrados se cumple la voluntad introductoria del texto. Alcibíades que fue también un aristócrata miembro de la gens de los Alcmeónidas, sería una figura importantísima ya que a mi entender representa en si toda la degeneración de la democracia ateniense en un individuo y explica el por qué Atenas perdió una guerra que pudo haber ganado. Primero de todo dejar claro que esto no quiere decir que fuera un inútil, al contrario, muchos historiadores opinan que su grandeza en realidad no tendría parangón en su momento y sólo podría equipararse a la de su ya fallecido pariente, Pericles. El problema es que puso toda la potencialidad que tenía en no otra cosa que en su mero y puro interés. La prueba está en sus cambios de bando constantes entre democráticos y oligárquicos, llegando a ser uno de los responsables de la primera caída de la democracia ateniense con la constitución del oligárquico Consejo de los Cuatrocientos , para luego volver a dar apoyo a los demócratas y así obtener el perdón de la ciudad a raíz de los hechos que le señalaban como conspirador y responsable de la mutilación de los Hermes (estatuas del Dios de los Viajeros, el Comercia y la buenaventura) en sus tretas políticas que tenía contra el propio Nicias que precedió la partida de la Segunda Expedición a Sicilia de la que él fue strategos junto con Nicias y Lámaco. A sumar sus idas y venidas con los sátrapas persas de la región (como Tisafernes ) o incluso ponerse al servicio de Esparta y ser uno de los artífices de la estrategia que seguiría el Rey Agis II de Esparta que marcaría la derrota definitiva ateniense, mostrando a los enemigos de la ciudad de Atenea los puntos clave para estrangular y desangrar la economía del rival.
Podemos afirmar pues, que él no creía en la democracia, ni en la oligarquía, él amparándose en una especie de realismo descarnado de la época utilizaba aquello que tenía a su manos y le fuera bien para alcanzar sus intereses: su gloria y fortunas personales, el resto, prescindible. Como diría el propio Tucídides “sus hábitos ofendieron a todo el mundo y causaron que entregaran los asuntos a otras manos, y así no tardó en mucho en arruinarse la ciudad” o Plutarco “el menos escrupuloso y más imprudente de los seres humanos” a lo que hay que sumar la opinión de Jenofonte que vendría a equilibrar la balanza sobre el ateniense señalando las cosas que aportó a Atenas y obviando los daños. Fue una figura controvertida en su propia época y en la misma antigüedad. Sin duda, las decisiones tomadas deben verse no como un mero y laxo oportunismo, sino como ejemplo de la gran habilidad demostrada y la gran retórica y diplomacia que era capaz de gestionar. A la vez, el mismo Tucídides también le reconoce que en asuntos militares era mejor que Nicias y el desastre siciliano lo mismo hubiera podido haberse evitado, si bien también hay debate entorno su verdadera capacidad militar (Donald Kagan o Angelos Vlachos).
La degeneración de la Democracia en la Oclocracia -ὀχλοκρατία- o "poder de la muchedumbre/turba" , uno de los argumentos utilizados por los oligarcas que temían un poder demasiado poderoso del demos y con ellos una anarquía que derivaría en la destrucción de la ciudad-estado, es sin duda alguna lo que parece que precisamente ocurre pero que en vez de conducir a una anarquía y desmoronamiento del Estado, acaba generando que los oligarcas y los demagogos se hagan con el poder y se destruya la democracia. Ejemplo conforme una democracia si no es vigilada, si no es dirigida por hombres (y en nuestro caso también mujeres) que sean capaces de anteponer los intereses colectivos a los intereses personales; sin que esto no quiera decir que no sean falibles ni cometan errores; esta degenera por la capacidad de los demagogos … aquellos que en nombre de la democracia utilizan la democracia para satisfacer primeramente sus necesidades y ambiciones, que llegado el momento no dudarán en deshacerse de ella si con ello siguen medrando en el poder y ampliando o manteniendo sus particularidades.
Lamentablemente es un elemento que hemos podido ver en diversas situaciones a lo largo de los últimos siglos, por citar algunos ejemplos rápidos:
- Desde la caída de Robespierre con los jacobinos y la degeneración en la Dictadura-Imperio de Napoleón del proceso revolucionario francés.
- Las limitaciones impuestas por la propia evolución de la Rusia soviética y para ello basta comparar 1918 con 1936 y sus respectivas constituciones (la de la R.S.F.S. de Rusia y la de la U.R.S.S.).
- La caída de la República de Weimar en manos de los nacionalsocialistas o del régimen parlamentario liberal italiano en manos de Mussolini y sus fascistas …
O más recientemente y para irnos situaciones que podemos ver en plena gestación de este peligro que surge de la degeneración de las democracias (en un sentido amplio como sistema institucional e incluso podríamos decir “sistema mundo”), con el auge de lo demagogos y llamados populistas que podríamos asimilar a los generadores de las modernas oclocracias que estamos viviendo (Mundial, Regional/Europa y Local/España):
- Los Estados Unidos de Donald Trump, como símbolo de la Atenas que es democrática, pero se sustenta bajo un poderoso imperio con Estados Unidos y su misma dualidad de democracia/imperio que se pierde en su arrogancia, empujado por los demagogos y puede provocar su caída.
- El Reino Unido del Brexit donde un Nicias/Theresa May debe gestionar una situación que no quería para luego ser reemplazado por un Alcibíades/Boris Johnson.
- La degeneración del sistema parlamentario en España, donde se ha visto agravado (¿o es consecuencia?) una situación económica dificilísima derivada de la crisis internacional de 2008, en el que hombres sin escrúpulos, puros demagogos y auténticos oligarcas de nuestros tiempos, se han pasado una década llenándose la boca de grandes principios en los que no creen realmente si no es para beneficio mutuo y han demostrado la intención y son bien capaces de ello, de provocar un enfrenamiento civil de imprevisibles y gravísimos resultados. Todo con tal de seguir “surfeando la ola” y satisfacer sus ambiciones personales a costa del bienestar de la mayoría social del país. Donde hemos visto la subversión clara, meridiana, de conceptos y valores y como la masa, deviene en peligrosa frente al raciocinio del individuo.
No cabe ninguna duda, que aun las distancias históricas que tenemos respecto estos hechos acaecidos hace casi 2500 años y sabiéndolas mantener, las lecciones y reflexiones que podemos extraer de la Guerra del Peloponeso y de un análisis de los motivos internos de la caída de Atenas frente a Esparta son de una utilidad muy preciada para ayudar a comprender nuestro tiempo del hoy.
Bibliografía:
• Kagan, Donald. ”The Fall of the Athenian Empire.” 1991. Cornell University Press
• Mossé, Claude “Historia de una democracia: Atenas”. Akal/Universitaria. 1987 Ediciones AKAL.
• Tucídides “Historia de la Guerra del Peloponeso” Libros III – IV, 2019, Editorial Gredos.
• Tucídides “Historia de la Guerra del Peloponeso” Libros V – VI. 1991. Editorial Gredos.
• «Pericles». Encyclopaedia Britannica. 2002.
Imágen Portada: Foto del Ágora griega en la ciudad de Atenas. Cerca de donde se reunía la Boulé. Autor: Jorge Torres.