Por norma general en el desarrollo histórico de todo gran conflicto podemos encontrarnos con un trasfondo ideológico que sirve a la vez de coartada y justificación del mismo. Para el caso que tratamos, el conflicto entre Atenas y Esparta conocido como La Guerra del Peloponeso no empezó ni se circunscribe estrictamente a los años de guerra entre las dos ciudad-estado y sus respectivas ligas entre el 431 – 404 a.C y podríamos recorrer desde inicios del siglo V a.C los motivos que llevarían al enfrentamiento entre dichas polis griegas.

Los motivos principales podemos ver que se fraguan y se adornan a las justificaciones de cada cual entre el 499 y el 448 a.C, en el mismo transcurso de las llamadas Guerras Médicas que enfrentaron al mundo helénico contra la apisonadora Medopersa hasta La Paz de Calias. Aunque dicha victoria sobre los llamados “bárbaros” supuso la primacía de Esparta en la región, y con ellos los Dóricos en general, los Jónicos liderados por Atenas surgieron reforzados del conflicto, más con éxitos como el de Salamina en el 480 a.C , el éxito ateniense sobre el fracaso espartano en el Egeo oriental que era mayormente eólico y jónico, no dórico y la fundación de la Liga de Delos en el 477 a.C liderado por la pujante Atenas. El atrevimiento ateniense que llegó a derrotar bajo el mando del strategos Cimón de la flota persa en Eurimonte y lanzar una expedición sobre el Egipto ocupado por los medos que aun resultando un fracaso, forzó a que los persas iniciaran negociaciones de paz que llevarían a una victoria estratégica de la Liga de Delos y la firma de la dicha paz de Calias en el 451 a.C.

Recordamos que Esparta es la potencia hegemónica en la Hélade, pero el prestigio de Atenas y la Liga de Delos que simbolizan la libertad del mundo griego frente a la invasión persa provocará que Atenas y su modelo vivan una atracción irresistible en toda su órbita. Es aquí donde el modelo “democrático” ateniense es visto por muchos como parte importante de la capacidad de éxito demostrada en el conflicto, pero ¿Cómo surgió esta “democracia” ateniense?

Atenas en el siglo VIII a.C había pasado sin pena ni gloria en los grandes movimientos de colonización y expansión en lo que se ha llamado el periodo Arcaico. En realidad empezamos a encontrar registros de la historia ateniense como tal (ya que parece que la aparición del nombre de la ciudad en la Iliada de Homero es una adición posterior) alrededor del 630 a.C con un tal Cilón que intentó apoderarse de la tiranía y fueron derrotados por Megacles tras un largo asedio en la acrópolis. Es curioso, ya que Cilón, al profanar terreno sagrado provocó una maldición que fue echada sobre su gens, los Alcmeónidas, que sufrieron el exilio pero que jugarían un papel importante en el devenir e historia de la ciudad. El mismo Tucídides hablan de Cilón como un protector del demos ateniense, aunque seguramente dicho episodio deba leerse más como uno de tantos conflictos entre familias aristocráticas por el control de la polis durante el siglo VII y VI a.C. Pero es importante pararse en este "demos" que sale citado y del que hablaremos en otro artículo, ya que este iría tomando cada vez más importancia en la vida política y económica de la polis griega, y sin duda alguna algún papel jugó en la codificación de Dracón a finales del s.VII a.C, que procuró limitar los asuntos criminales y establecer una especie de derecho común y así poder finalizar los conflictos entre las diversas gens aristocráticas.

El progresivo endeudamiento del campesinado por el hectómoro (un pago de una sexta parte de la cosecha) comportaba que la sombra de la esclavitud se proyectara sobre ella y así es como a inicios del siglo VI a.C desemboca una crisis que tendría consecuencias. Es entonces, en el año 594 a.C cuando Solón es escogido arconte y aunque de procedencia aristocrática teme lo que esta situación pueda forzar a provocar a la masa campesina, es decir, la tiranía. Por ellos proclama la seisacteia o supresión de las cargas, suprimiendo las deudas y prohibiendo para el futuro la esclavitud por endeudamiento, aunque rechazó una petición del demos como era el reparto de la propiedad de la tierra, que podríamos decir, era el cabello de batalla del demos contra la aristocracia y el orden de la polis. Sigue con reformas de la legislación, dando la génesis de la que sería la Bulé o asamblea , o la división de los ciudadanos en cuatro categorías: pentacosiomedimmos, caballeros, zeugitas y los tetes. Dicha división permitió poder establecer las cargas militares de cada ciudadano dependiendo de su categoría, pero se hacia bajo el principio de la capacidad económica y no de nacimiento, lo que no deja de tener ciertas connotaciones revolucionarias para le época, aun y que se reservara para los aristócratas la ejecución de las magistraturas, si más no en un primer momento. Así pues, Solón codificó una legislación que se suponía tenía su origen en la potestad divina, limitándola y dejando el paso expedito a futuras modificaciones de la misma por los hombres. También fue responsables de medidas en el ámbito económico como el inicio del uso de moneda, aunque no empezaría a desarrollarse con acuñación propia hasta el 575 a.C. pero formuló toda una serie de presos y medidas como la mina que asentarían en cierto sentido la futura expansión comercial de la polis.

Le seguiría una época de conflicto entre dos figuras: Licurgo de la gens Eteobutadas, y Megacles de la gens Alcmeónida, que desembocaría a su vez con la aparición de quien se haría con el poder a través de un “tercero en discordia”: Pisístrato con origen de Brauron, que consiguió aunar a los descontentos con Meglaces como con Licurgo. Se dice que a través de una torcidera maniobra recibió la aprobación del demos de Atenas reunido en el ágora, que le permitió hacerse con una fuerza de choque formado por “garroteros” pudiéndose así hacer con el control de la acrópolis. De nuevo, aparece la figura del demos, que tomando una decisión determina el poder político que dominará Atenas en los siguientes años, aun en la forma oligárquica. Aun así, los otros dos partidarios se unieron contra él y consiguieron enviarlo de camino al exilio para en unos 10 o 11 años, Meglaces pedir una alianza con Pisístrato prometiéndolo con su propia hija y volviendo pues a ser señor de Atenas. En los conflictos siguientes contó con el apoyo entusiasta de las masas de ciudadanos campesinos y de la ciudad, que, si bien le otorgaban de esta forma la tiranía, contaban con que serían recompensados con elementos materiales atendiendo a los anteriores mandatos de Pisístrato en la ciudad. Gobernó hasta su muerte pero mantuvo la legislación de Solón y procuró satisfacer las demandas de los campesinos, mirando también de disminuir las misarías de su día a día. La importancia de este, reside en que anuncia la figura de Pericles; según Aristóteles: la figura del tirano, pero reposando el equilibrio social de la polis sobre los recursos del conjunto de la misma y no sólo sobre la riqueza personal acumulada de un hombre y orientando la política ateniense hacia el Mar Egeo y los estrechos por primera vez. También esta época vive las primeras grandes construcciones sobre la acrópolis que conocemos hoy y cierta unificación de ritos y costumbres religiosas de los ciudadanos de la Ática entorno la Diosa protectora de la polis: Atenea.

Pero para comprender esta eclosión ateniense debemos comprender que se debe al esfuerzo dedicado del demos en su conjunto, y aquí reside los grandes cambios introducidos después de la época Pisístrata por un aristócrata: el Alcmeónida Clístenes, que se apoyó no en una revuelta ciudadana en Atenas para derrocar a los sucesores del tirano, sino en la intervención extranjera y concreto la del rey espartano Cleómenes en el 510 a.C. Clístenes saldría victorioso del conflicto con el sector filoespartano representado por Iságoras y se apoyaría en el demos para establecer su arcontado, recordando un poco a Pisístrato medio siglo antes, aunque Aristóteles dice que en realidad y ante el peligro de que Clístenes marchara al exilio por la presión de Iságoras, fue el demos propiamente dicho que se rebeló y obligó a Cleómenes, Iságoras y a sus partidarios a rendirse, llamando a Clístenes para hacerse con las riendas de la polis. Clístenes dedicó su obra a toda otra serie de reformas que afectaban sobretodo al territorio, eliminado a las viejas tribus jónicas y estableciendo 10 nuevas tribus que llevarían a la clásica y novedosa división entre las tritias de la costa, la ciudad y el campo, socavando el poder de la aristocracia ateniense y poniendo la base de la "Ekklesia" que escogería a la nueva "Bulé" de los quinientos que sería a partir de aquí, el órgano base y esencial del funcionamiento de la democracia ateniense, aunque esta no fuera el objetivo manifiesto del propio Clístenes. Podríamos decir que ahora ya existe todo el entramado institucional que hará posible la aparición de la misma. Al poco del decline del poder de Clístenes Los arcontes y el viejo "aerópago" acabarán teniendo una función más honorífica que real y la elección de los magistrados por la elección en vez de por el sorteo que llevaba tradicionalmente escogiendo estas figuras.

La otra figura determinante de la democracia ateniense, vendría a definirse con el conflicto con los Persas, los strategos o generales, y la importancia que cobraron en el devenir del conflicto.

Podríamos establecer este esquema para sintetizar el funcionamiento de la “democracia” en Atenas.

Autor: Jorge Torres para Hermes Kalamos - Instituto Symposium

Si bien hemos hablado hasta este momento de Atenas, vamos a procurar también resumir el origen y desarrollo de la otra contendiente del conflicto que cambiaría al mundo heleno para la posteridad: Esparta. Sabemos que esta estaba regentada por una Diarquía es decir dos reyes, uno de la dinastía Agíada y otro de la dinastía Euripóntida, aunque también hay fuentes que apuntan a que a parte de Dóricos también podría contar con ascendencia Aquea o incluso Minios y por tanto, el origen de la misma estaría anclada en la la época más antigua de la mentalidad griega de la época. La Diarquía pues, parece ser que surgió como una necesidad de estabilizar el poder entre las diversas tribus dóricas que invadieron el Peloponeso contra los Aqueos. Aun así podríamos decir que hubo una evolución de la monarquía a la oligarquía en la época arcaica aunque no se tiene muy claro como pudo ser dicha evolución, aunque es posible que el origen de este cambio de régimen se debiera a las reyertas internas entre las dos casas reales espartanas, aunque estas acabaran perviviendo y siendo vistos como un anacronismo en el periodo clásico y helenísticos posteriores.

Esparta y su modelo oligárquico basado en la "Apella" o Asamblea Popular que escogía a los 5 "éforos", podríamos llamarlos ministros, que a su vez controlaban a los Dos Reyes de la Diarquía todavía existente (con capacidad de incluso juzgarlos). A su vez, estaba la "Gerousia" que sería el equivalente espartano de la "Boulé" o asamblea de los 500 ateniense, aunque formada solo por 27 hombres, de carácter vitalicio e incluía a los dos monarcas.

Los famosos ilotas vendrían en la expansión espartana por el Peloponeso y la subyugación de los mesenios y lacones. La posición dentro de la estructura espartana varia según las fuentes, ya que no queda clara su posición real dentro de dicho entramado: así hay quien los llama “esclavos estatales o públicos”, “esclavos” a secas e incluso “entre libres y esclavos”. Lo que nos debe de llevar a una conclusión y es que esclavos como tal en el sentido del mundo clásico, no eran y tal vez podríamos asimilarlos más a la servidumbre de la Edad Media europea como muchos historiadores ingleses y alemanes como K. J. Nuemann, W. Mordían o H. Mitchell establecerían o un tipo específico de esclavitud, distinta a dicha servidumbre medieval defendida por soviéticos como Singalevich. Otros incluso como Karhrstedt apuntan a la posibilidad que los ilotas fueran del mismo origen tribal que los espartanos, es decir Dorios, y el propio desarrollo de la polis espartana les hubiera dejado en dicha posición de subalternidad. Lo que no nos debe de quitar la realidad que muchos campesinos pobres al endeudarse y ser incapaces de sufragar sus deudas, se convertían también en ilotas. En todo caso, y atendiendo al soviético Struve , el origen podría encontrarse en el desigual desarrollo del Peloponeso cuando los Dóricos se hicieron con el control de dichas tierras, que podrían incluso no haber conocido la Propiedad privada hasta entonces.

Entre los ilotas y los espartanos, encontraríamos también la figura de los periecos. Que fueron utilizados muchas veces como una especie de “estado tapón” de los espartanos con sus vecinos belicosos, aunque a diferencia de los Ilotas que eran considerados una especie de propiedad estatal, los periecos estaban vinculados a la figura de los monarcas siendo también de posible origen Dórico que se habían empobrecido y caído en “desgracia” frente a los espartanos que no dudaron de someterlos a sus intereses.

Ahora, si la historia y el origen institucional de la democracia de Atenas podemos vincularlas a personas de la talla de Solón, Pisístrate, Clístenes o Pericles para Esparta debemos siquiera mencionar a Licurgo de quien debemos casi todo lo que sabemos a personajes de la talla como Plutarco que cita documentación antigua cuando reconstruye la biografía del gran legislador espartano. Responsable de la "Retra" (o Constitución Espartana), también de la división de la tierra en "klerois" , la "sysstia" e incluso todo lo relacionado con las peculiaridades y organización de la vida familiar y educación espartanas. Parece pues, que por la magnitud de la obra que estamos hablando el sentido común dicta que Plutarco tal vez exageró la figura de Licurgo y que sería pues incluso una invención del periodo helenístico y las reformas que se vivieron en aquel entonces. Que el mismo Herodoto, pretérito de nuestro Tucídides para los estudios de la historia, incluyera la posibilidad de vincular a Licurgo como el mismo Dios de la luz o Apolo, no hace sino provocar más dudas de su real existencia. Aun así, las reformas que se atribuyen a Licurgo se podrían fechar entorno el s. VIII y VI a.C. (K.J. Beloch y K.J. Neumann).

Con este rápido repaso del desarrollo de Atenas y Esparta vemos que hay una muy desigual desarrollo de las fuentes de la época para poder explicar la edificación de los dos sistemas institucionales o cosmovisiones que marcarían el devenir de la Grecia clásica. Este “pecado original” lo podríamos explicar precisamente por el desarrollo de la Atenas de Pericles que, junto con la expansión de la alfabetización podríamos decir “masiva” que se vivió en Atenas y de las que el mismo Tucídides representante de este desarrollo, se dio de formas muy desigual en el resto del mundo helénico y para comparar, con la misma Esparta.

Igualmente, para comprender el sistema espartano para la época que tratamos:

Autor: Jorge Torres para Hermes Kalamos - Instituto Symposium

En esta situación y con estas dos formas pujantes por imponer un sistema oligárquico u otro democrático en el mundo griego es como llegamos a la posimetrías del conflicto que podríamos catalogar de una verdadera Guerra Mundial, si más no para el mundo heleno y es que a diferencia de otros conflictos vividos con anterioridad, el mantenimiento de alguna de las ciudad-estado de una preciada “neutralidad”, devendría misión imposible.

Ya en el artículo anterior comentaba como el “casus belli” del conflicto fue el embargo comercial de Atenas sobre Megara o las intromisiones en Égina por parte de los atenienses junto con los conflictos de Córcica y Potidea. El motivo esgrimido por los lacedemonios y los beocios fue “la libertad de todos los griegos” y este podríamos categorizarlo como el puntal idealista con el que se ocultó la verdadera razón: El miedo de Esparta ante el creciente poderío ateniense. También para poder ver la justificación del conflicto es interesante echarle un vistazo al primer libro de Tucídides y su “Historia de la Guerra del Peloponeso” que actúa como una especie de introducción donde se citan más o menos fidedignamente los argumentos esgrimidos por atenienses, espartanos, tebanos y corintios para justificar la guerra. Como podemos ver en 68-72 “Discurso de los corintios”, 73-79 “Discurso de los atenienses”, 80-85 “Discurso de Arquídamo”, 86 “Discurso de Estenelaidas” o el 87 “El tratado ha sido violado”, o 126-139 “Reclamaciones y Pretextos”, 140-144 “Discurso de Pericles” y 146 “Acaba el relato de las causas y antecedentes de la Guerra del Peloponeso” entre otros pasajes del citado primer libro. Podemos afirmar que la cosmovisión helénica clásica entre “democracia” y “oligarquía” contaba de toda una argumentación y base establecidas detrás y los dirigentes tanto de la Liga del Peloponeso como de la Liga de Delos utilizaban esta cosmovisión para hacer encajar sus intereses más materiales en ellas y salir beneficiados de ello, una mezcla muy interesante de idealismo y pragmatismo político que no por haber ocurrido hace cerca de 2500 años, pierde un ápice de actualidad si nos paramos a analizar el mundo del hoy.

Y es aquí donde podemos dar un salto en el tiempo y aterrizar en nuestra actualidad. El ascenso de una posible nueva potencia hegemónica mundial se topa con la anterior asentada. Los Estados Unidos que ven con preocupación el ascenso del pretérito socio comercial que fue China a partir de los años 60 del siglo XX en su particular duelo contra la URSS en el conflicto conocido como “Guerra Fría” (1947-1991). Si bien, en este actual conflicto y más allá de la posibilidad de establecer un nuevo mundo multipolar frente al unipolarismo existente desde 1991 podemos constatar que la carga ideológica en el sentido más idealista es de menor mesura. Ni que sea por poder constatar que a diferencia del conflicto anterior, o incluso con el Esparta contra Atenas del que hemos partido en el artículo una de las dos potencias en liza no muestra un interés muy profuso en “exportar” su modelo, y es que a diferencia de la URSS y más allá de puntuales apoyos a países como Cuba, Venezuela, Irán, Siria, Corea del Norte, etc… China no pretende establecer el “socialismo con características chinas” como un modelo a imitar por el resto del globo. Más bien, parece insistir en reforzar algunos de los puntales establecidos por sus enemigos teóricos en el terreno político y económico, reforzando elementos de la globalización para generar una dependencia entre las grandes potencias, como vacuna preventiva de un conflicto de grandes dimensiones entre las mismas y garantizarse así un desarrollo sin un final abrupto, haciendo que “El Reino del Medio” vuelva a ocupar el papel destacado como potencia que ha ocupado durante sus casi 4000 años de historia a excepción de los siglos XIX y XX. Deberíamos verla pues, no como una nueva potencia que surge y exige un puesto bajo el sol, sino como un antiguo señor que vuelve a ocupar una posición que ha estado y está acostumbrado a disfrutar. Lo cual puede parecer baladí, pero pudiera tener consecuencias importantísimas a la hora de comparar la psique y forma de compresión del mundo de un occidente que apenas lleva, en sus diversas expresiones, 500 años enseñoreado del mundo.

Así nos encontramos con que la China, embarcada en una particular fase y forma de desarrollo socialista, ha incorporado a su sistema, inicialmente un burda copia del soviético estalinista, algunos de los elementos de la revolución neoliberal emprendida por Tatcher y Reagan para sobrevivir al derrumbe de la URSS y del campo socialista. Seguramente pues para entender a la República Popular China de hoy, debamos pensar más en Deng Xiao Ping y las reformas iniciadas a finales de los 70 e inicios de los 80, que en Mao Tse Tung, para llegar a la actual mezcla confuciana-marxista actual encarnada bajo el principio del Da Tong o “Gran Unidad” desarrolladas a lo largo de los 90 y que hoy encarna el Presidente Xin Jinping y sus antecesores Hu Jingtao y Jian Zemin. Que tan bien ha sabido expresar el periodista Rafael Poch en una recomendadísima obra para comprender en occidente y en especial al mundo de habla hispana al gigante asiático en su obra “La actualidad de China: un mundo en crisis, una sociedad en gestación” a parte de los artículos periodísticos que ha dedicado al tema.

En cambio, el contrincante norteamericano si que sigue en la lógica heredara de la Guerra Fría, que más que desaparecer, se ha visto animada por la hegemonía total estadounidense. Para muestra, todo lo que hemos vivido desde los años 90 y bajo administración Bush Padre en Irak, o Bill Clinton en Somalia … disparada a través de la administración Bush Jr. y la nueva cobertura ideológica utilizada de “Guerra contra el terror/terrorismo” y la entrada en Irak, Afganistán y el empantanamiento en la región que se vive desde entonces y que se ha mantenido aun bajo los mandatos de Barack Obama y que cobran una nueva virulencia con el actual Presidente Donald Trump. EE.UU. se presenta a si mismo como el “defensor de la democracia y la libertad en el mundo” como los peloponesios y beocios se presentaron como los “defensores de la libertad de los griegos”, que a su vez también fue utilizado por Atenas. Dicha “defensa de los valores occidentales” ya podemos encontrarlos en la obra de Hayek, Mises o Friedman. Y a su vez, como Esparta dóricos con miedo a un rival ascendente que además era jónico, los EE.UU. ve con preocupación y temor el ascenso de otra potencia que pueda disputarle la hegemonía en este siglo XXI. Señalar que sería una potencia de origen no-europeo que podría, a ojos de algunos estadistas, vengarse de alguna manera de los siglos de colonialismo e imperialismo a la que fue sometida por occidente, añadiendo un componente de miedo que podemos ver como una constante histórica a la ya de por si complicada ecuación en esta “Trampa de Tucídides” en la que estamos inmersos.

Bibliografía:

• Mossé, Claude “Historia de una democracia: Atenas”. Akal/Universitaria. 1987 Ediciones AKAL.
• Oliva, Pavel “Esparta y sus problemas sociales” Akal/Universitaria. 1983. Ediciones AKAL.
• Tucídides “Historia de la Guerra del Peloponeso” Libros I – II, 2019, Editorial Gredos.
• Poch-de-Feliu, Rafael “La actualidad de China Un mundo en crisis, una sociedad en gestación” Colección Memoria. 2009 Editorial Crítica.
• Mises, Ludwing Von “Liberalismo”. 1994. Planeta de Agostini.
• Segura, Antoni “Señores y Vasallos del siglo XXI” 2004. Alianza Editorial.