Una pieza estratégica clave: el Mar de Azov
El Mar de Azov, propiamente una sección norte del Mar Negro, se halla conectado a este a través del llamado estrecho de Kerch (Kerč), que separa la península de Kerch, al oeste, de la península de Tamán, al este (Óblast de Krasnodar, Federación de Rusia). El estrecho varía desde los 4,5 hasta los 15 kilómetros de ancho, con una profundidad que alcanza hasta los 18 metros. En el estrecho se halla el puerto más importante, que es el de la ciudad que da nombre al estrecho, Kerch, con puerto pesquero, y actividad manufacturera derivada de su ubicación dentro de una región productora de gas natural y de hierro, con lo que cuenta con industria metalúrgica alrededor del hierro y el acero, y la construcción naval.
El Mar de Azov viene definido por una costa al norte, con Ucrania, otra al este, con la Federación de Rusia, y al oeste con la península de Crimea y donde se halla la llamada franja de Arabat, un cinturón de carácter arenoso, de unos 110 kilómetros de largo que separa el Mar de Azov de una laguna con un alto grado de salinidad llamada mar de Sivash, y que se halla unida al mar a través del llamado estrecho de Henichesk, y al oeste el istmo de Perekop hace que se separe de la bahía de Karkinit.
El Mar de Azov tiene 340 kilómetros de longitud y 135 de ancho, con una superficie total de 37.555 km². En el Mar de Azov desembocan los ríos Don y Kubán, creando en las desembocaduras puntos con baja salinidad y grandes sedimentos. El Mar de Azov es el mar con menor profundidad del mundo, con profundidades máximas de 13 metros, y allí donde el sedimento se acumula, como el golfo de Taganrog, la profundidad media es inferior a un metro. Sus corrientes predominantes siguen un sentido antihorario, con mareas variables pero que pueden alcanzar los cinco metros. Tales condiciones hacen que en invierno se formen, particularmente entre los meses de diciembre y febrero, grandes zonas de hielo en la superficie, a pesar de los vientos procedentes del Mar Negro, que tienden a suavizar el contraste de temperaturas, especialmente en las áreas más cercanas a la costa. Esto ha favorecido el tránsito a pie por grupos humanos a través del estrecho de Kerch, cuando las condiciones meteorológicas lo han permitido.
Los principales puertos son Berdyansk, Mariupol, Rostov-on-Don, Taganrog y Yeisk. Cuenta con dos canales que desembocan en el mar: el Canal Volga-Don y una conexión con el Mar Caspio a través del Canal Kuma-Manych.
El mar de Azov cuenta con varias zonas importantes de pesca y ha sido explotado para la extracción de gas natural y petróleo.
Nos situamos en el espacio más occidental de la estepa del Mar Negro, una región que definen las extensiones abarcadas entre la península de Tamán y el estuario del río Don al este (desemboca al noreste del Mar de Azov), y la desembocadura del río Dniester al oeste.
Es relevante la forma en que, particularmente la península de Crimea, quedó englobada dentro de la οἰκουμένη helénica, primero, y a continuación de su continuidad natural, la romanitas (y la esfera del Imperio romano de oriente o Imperio bizantino y la esfera otomana, como continuadora de la zona de influencia); adicionalmente, se proyecta geográficamente hacia el arco trazado entre los Cárpatos, los Balcanes, el Cáucaso y el Mar Caspio, espacio donde se hallaban los nómadas euroasiáticos que enlazaban con el Cáucaso, y con un carácter iranio-europeo. Es pues un gran centro nodal, de primera magnitud, y puede trazar una zona de dimensión de proyección de poder que abarca el corazón de Asia, norte de India y el paso a través de los diferentes cuellos de botella de la zona definida entre el Atlántico, el Mediterráneo, el Índico y el Mar Negro; además de conectar por vías fluviales que alimentan la región hacia diferentes espacios, sobre los que profundizaremos más adelante.
La península de Crimea se podría subdividir, fundamentalmente y desde el punto de vista geográfico, en tres grandes secciones:
A/ La primera de ellas estaría situada al norte de la península, donde hallaríamos el límite en el Mar de Syvach, del que hemos hablado ya;
B/ La parte central de la península está definida por una gran llanura de tipo estepario, que se sitúa entre los 600 y los 700 metros sobre el nivel del mar; y,
C/ La tercera parte se separa de la parte central por la cordillera de Crimea, que separa a la gran llanura central de la estrecha franja de costa. Esta cordillera de Crimea es un cinturón de montañas, más bien de pequeño tamaño, que se extiende en paralelo a la costa suroeste adoptando una forma de media luna, y llegando a alcanzar altitudes como la del pico Roman-Kosh, que cuenta con 1545 metros de altitud sobre el nivel del mar.
La península de Crimea marca una interesante antítesis con la vastedad y suavidad en cuanto al relieve que ofrece el resto de la estepa que hallamos inmediatamente al norte de la península de Crimea, en aguas del Mar Negro, donde la vegetación sigue el eje de los ríos que la atraviesan, algunos muy significativos, desde el este hacia el oeste, el Dnieper, el Bug Meridional, el Dniester; además de los ríos que desembocan en el Mar de Azov, el Don y el Kubán.
El siguiente elemento histórico viene determinado por el corredor desde el Báltico hasta el Mar Negro/Mar de Azov, algo que se puede seguir en el caso de los godos, o con el espacio de proyección de poder de la llamada Rus de Kiev, o Kievan Rus', o las líneas de presión hacia la región de la Mancomunidad Polaco-Lituana, o la expansión del Imperio ruso a costa del Imperio otomano, y buscando sumar el espacio transcaucásico al transbalcánico. En definitiva, y siguiendo con el ejemplo, tenemos que cuando el poder que desciende desde el Báltico (y se consolida manteniendo abiertas las vías norte-sur a través de los ejes fluviales), creando un espacio unitario, con proyección hacia el Cáucaso y los Cárpatos/Balcanes, entonces tiende a presionar al espacio situado al sur: sería el caso de los godos y sus incursiones en la esfera de la romanitas; otro ejemplo lo tendríamos en la expansión del Imperio ruso (siglos XVIII-XX); y ahora, de nuevo tendríamos una reedición de este escenario, como señalé en este artículo.
Otro ejemplo interesante vendría con la llegada de los hunos en aproximadamente el 370 d.C., que cruzaron precisamente a través del estrecho de Kerch, propiciando una nueva modificación del espacio, que quedó bajo su control mientras asimilaban en su confederación a aquellos elementos que se dieron en este cruce de caminos y que no migraron hacia el oeste, y que llegaron a crear una ambición imperial con el espacio romano para asegurar espacios y rutas entre los grandes espacios (por esbozarlo, los pactos entre Honoria y Atila, con el Imperio como dote).
Precisamente aquí se señala un elemento interesante, que es la capacidad transmodal a través de este espacio, y en concreto, a través del estrecho de Kerch.
Este hecho ha sido una evidencia para varios poderes que se conciben en términos de grandes espacios.
Con la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia
Así, podíamos percibir una serie de elementos que se movían entre los diferentes actores a través de Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia con respecto a Ucrania. Con las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea a Rusia por su injerencia en Ucrania, y tras la evidencia de que Moscú no respetaría el Memorándum de Budapest, firmado el 5 de diciembre de 1994 y que comprendía tres acuerdos políticos idénticos firmados en la conferencia de la OSCE celebrada en Budapest, para brindar garantías de seguridad a sus signatarios en relación con la adhesión de Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania al Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares.
El memorándum fue firmado originalmente por tres potencias nucleares: la Federación de Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos. En cuanto a China y Francia dieron garantías individuales algo más débiles en documentos separados.
El memorándum prohibía a la Federación de Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos amenazar o usar la fuerza militar o la coerción económica contra Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán, "excepto en defensa propia o de otro modo de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas". Como resultado de otros acuerdos y del memorándum, entre 1993 y 1996, Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania renunciaron a sus armas nucleares, y a cambio todos garantizaban también su integridad territorial. Hasta el momento en que Ucrania entregó las armas nucleares rusas estacionadas en su territorio, contaba ni más ni menos que con el tercer mayor arsenal de armas nucleares del mundo, sobre el cual Ucrania tenía el control físico pero no operativo. Rusia controlaba los códigos necesarios para operar las armas nucleares a través de enlaces electrónicos de acción permisiva y el sistema de comando y control ruso, aunque esto no podía ser garantía suficiente contra el acceso de Ucrania. Desde un punto de vista formal, dichas armas estaban controladas por la Comunidad de Estados Independientes. Bielorrusia tan sólo contaba con los lanzadores de misiles móviles, y Kazajstán había optado por devolver rápidamente sus ojivas y misiles nucleares a Rusia. Ucrania pasó por un período de debate interno sobre su enfoque.
En diciembre de 2003, Ucrania y la Federación de Rusia acordaron en un tratado considerar el mar y el Estrecho de Kerch como aguas internas compartidas.
Tras lo sucedido en 2014 con el Euromaidán y la invasión de Crimea y la situación de las llamadas repúblicas secesionistas de Donetsk y Luhansk, con apoyo ruso, la Federación de Rusia se pronunció en un sentido a partir del cual consideraba que el Euromaidán era causa suficiente para no respetar el Memorándum de Budapest. De ahí parte un elemento central de la propaganda rusa para justificar estos hechos y pasar a intervenir en Ucrania vista la reacción popular, asumiendo uno de los avatares más peligrosos para Putin, como son las famosas "revoluciones de color", que parte del hecho de que el régimen ruso comenzó a cerrarse gradualmente y a asumir la actitud de "fortaleza asediada" en 2012. La caída del régimen libio en 2011, acompañada de la masacre del líder del país durante mucho tiempo, Muamar el Gadafi, y la intensificación del movimiento de protesta en la propia Rusia en 2011-2012 aumentaron los temores de la élite política rusa a las revoluciones de colores: si desea profundizar más sobre este particular, puede hacerlo a través de este documento.
En este contexto, Ucrania pasaba a renunciar a su condición de "país no alineado", dada la invasión de Rusia y sus actividades con los secesionistas que rompen el Memorándum de Budapest. Por consiguiente, el parlamento de Kiev aprobaba el acercamiento a la OTAN, y Rusia reaccionaba actualizando su doctrina militar señalando la expansión de la Alianza Atlántica en Europa del Este y su fortalecimiento militar entre las principales amenazas a su seguridad pivotando en tres elementos: Kaliningrado, Crimea y las posiciones de Siria. En definitiva, estas líneas y la afirmación del dominio absoluto de las olas del Mar Negro, que tal situación trajo aparejada, propició que la afirmación de la soberanía rusa sobre Crimea y la usurpación con ella por parte de los rusos de la Zona Económica Exclusiva que la acompaña, dispuestos ahora los rusos a obtener el control absoluto del estrecho de Kerch, el Mar de Azov y la costa de Ucrania hasta la línea trazada desde Tiraspol hasta el islote de las Serpientes (por supuesto, con la Zona Económica Exclusiva consiguiente) ha cambiado, y deberíamos ser conscientes, el panorama.
Estos hechos se tradujeron en una declaración hecha en mayo de 2014 por parte del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunciando un mastodóntico plan de rearme naval valorado en casi 2.500 millones de dólares que, para 2020, equipase a la flota del Mar Negro con nuevos sistemas de defensa aérea, buques de guerra y submarinos. Rusia también desplegó el sistema de defensa antimisiles S-400 en Crimea, completando así la transformación de la península en el epicentro de una burbuja A2/AD (negación de acceso/negación de área) que ha convertido el Mar Negro en algo prácticamente impenetrable gracias a la Convención de Montreux, que impide una entrada de una flota de la OTAN al completo.
Estos hechos vinieron acompañados de la construcción de un puente en el estrecho de Kerch, algo totalmente indispensable para que Moscú procediese a la absorción de Crimea, y de todo aquel territorio, que aproximadamente, corresponde con "Nueva Rusia", tal y como mencionamos en la anterior parte de este mismo documento.
Por consiguiente, con pleno control de Crimea y un futuro cruce carretera/ferrocarril con los territorios costeros rusos, Moscú aseguraba el Mar de Azov, desembocadura natural del gran río Don, arteria comercial fundamental para el sur de la Federación de Rusia, y reducía considerablemente tiempos de transporte de mercancías y personas entre ambos lados del estrecho, preparando el dominio absoluto del Mar de Azov y proyectando su dominio, una vez unido por tierra, hasta Tiraspol a través de la costa del Mar Negro.
Este proyecto de infraestructura para salvar el brazo de mar que divide Rusia de Crimea (y de Ucrania), con una longitud de unos 4,5 kilómetros es un proyecto de larga duración. El zar Nicolás II manifestará un vivo deseo en ello, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial hizo que el Zar desistiera de su realización. El siguiente que se propuso llevar a cabo esta obra estratégica de ingeniería fue Stalin, quien la Gran Guerra Patriótica es ahora el elemento que al "zar rojo" le obliga a posponer el proyecto de construcción del puente sobre el Estrecho de Kerch, hasta 1944 después de la retirada del III Reich, que por cierto, Adolf Hitler tenía la misma idea que Stalin y había comenzado a construir un pasaje que acortaría mucho el camino hacia el petróleo del Cáucaso y el de Asia e India: los vasos comunicantes tienen esta virtud, que pueden ir en ambas direcciones. El puente que ordenó construir Stalin resistió unos pocos meses antes de colapsar, eso sí, sirvió para transportar a la delegación soviética que regresaba de la conferencia de Yalta a Moscú antes de que las corrientes lo hicieran desplomarse. Hasta este momento, tal proyecto ha permanecido en los cajones de los despachos de poder rusos y ucranianos, para ser retirado después de la caída de la Unión Soviética. El presidente ucraniano pro-occidental Yushchenko, Timoshenko y el derrocado Yanukóvich se mostraron interesados en él.
Así, en noviembre de 2010 se firmó un primer memorando entre Rusia y Ucrania para la construcción conjunta del puente, y Putin calificó la iniciativa como "una victoria común para los dos pueblos". Alrededor de tres años más tarde, el 17 de diciembre de 2013, con plena revuelta en las calles, se establece de una comisión conjunta para el estudio de viabilidad de un proyecto para la construcción de un puente (o bien un túnel) en el Estrecho de Kerch. El estudio fue confiado al Avtodor ruso y el 3 de marzo de 2014 el Primer Ministro de la Federación de Rusia, Medvedev firmó un decreto para la realización del proyecto, asignando 3 mil millones de dólares.
Después de la anexión de Crimea por parte de Rusia a principios de 2014, el Mar de Azov pasó a quedar dividido en tres secciones:
A/ Las aguas del norte, bajo control ucraniano;
B/ Las aguas del este bajo control ruso; y,
C/ Las del oeste bajo control de Crimea, reclamadas por tanto por ambos competidores; de modo que la anexión debía hacerse, y al hacerse realmente estaba Rusia anunciando sus verdaderas intenciones.
Entre rusos y ucranianos sólo Rusia contaba con los medios y capacidades para imponerse, mandando al traste el pacto antes referido de diciembre de 2003 de considerar esas aguas como compartidas: Rusia no quería compartir esas aguas, ni antes de 2014 ni después. Si actuó así fue porque el Euromaidán la asustó en clave interna y externa. Rusia cuenta con una flota de buques de guerra mucho mayor que la ucraniana, y además disponía de dos grandes bases navales en el Mar Negro, situadas a distancia del estrecho de Kerch: Sebastopol en el oeste y Novorossiysk en el este. Si se puede establecer una superioridad sobre el Mar de Azov, y se logra una base firme sobre Crimea, se puede avanzar en el dominio del Mar Negro, para lo cual hay que barrar el paso a Georgia y mantener sujeta a Armenia. Con esto entenderán ya la lógica rusa.
Sin embargo, desde el punto de vista comercial, la ventaja era para Ucrania, que contaba con los dos buenos puertos del Mar de Azov, Berdyansk y, sobre todo, Mariupol. ¿Cómo conseguiría Moscú controlar esta zona, más allá de lo que creían, que era que la superioridad étnica rusa en la región sería una baza a su favor? Aunque luego hemos visto que esto no ha sido precisamente así... En fin, sigamos.
El siguiente hito nos lleva a 2018, cuando el puente ha sido inaugurado por el presidente Vladimir Putin, y se inicia el tráfico de vehículos y de transporte ferroviario. Ante este movimiento de Moscú que empieza a estrangular al Mar de Azov, y en previsión de la invasión, Moscú y Kiev inician una suerte de movimientos. Kiev, a través del entonces presidente Petro Poroshenko, manifestaba su intención de cortar el lazo ruso en el Mar de Azov construyendo una nueva base naval en Berdyansk, enclave estratégico del noreste del Mar Negro en el marco del conflicto ruso-ucraniano entre Crimea y Donbas.
El motivo venía dado por el atraque de dos barcos de la guardia costera en el puerto de Mariupol. Los dos barcos (el buque de búsqueda y rescate A500 Donbas y el remolcador A830 Korets), escoltados por pequeñas unidades de artillería (P177 Kremenchuk y P178 Lubny), fueron los primeros en pasar bajo el nuevo puente.
En aquel momento, el Jefe de Estado Mayor del Ejército ucraniano, Viktor Muzhenko, afirmaba que la nueva base en Berdyansk era necesaria debido al aumento de la presencia militar rusa a lo largo de la frontera ucraniana y al intensificado control marítimo operado por el Kremlin, que impide el tránsito fluido de decenas de barcos comerciales ucranianos hacia y desde el Mar de Azov.
En la misma dirección se manifestaba el representante especial de Estados Unidos, Kurt Volker, que anunciaba la venta de dos unidades Island-class para patrulla costera, inmediatamente transferibles al Mar de Azov. Dado que la constitución de una gran flota en la pequeña cuenca es inapropiada, Washington aprueba la idea de montar una flotilla "mosquito" con las funciones de disuasión emblemática y eventual sabotaje.
En noviembre de 2018 nos hallábamos de nuevo ante una situación similar, cuando tres pequeñas embarcaciones ucranianas, Berdyansk, Nikpol y Yani Kapu, intentaron en vano cruzar el puente de Kerch para atracar en el puerto de Mariupol. Moscú intervenía por la fuerza contra lo que consideraba una auténtica provocación, además de una violación de sus propias aguas territoriales. La velocidad con la que maniobraron los barcos rusos, con la que intervinieron las fuerzas especiales y con la que el avanzado helicóptero pesado de ataque Ka-52 "Alligator" patrulló la zona mandaba el mensaje por parte de los rusos de sostener sus posiciones y sus movimientos de carácter estratégico a la hora de desarrollar acciones tanto en Crimea como con las repúblicas secesionistas, mientras trataban de evitar que los ucranianos construyesen esa flotilla "mosquito", y de paso, era un mensaje muy claro con respecto al intento de la administración Poroshenko de incluir la entrada en las estructuras político-militares occidentales (OTAN y la UE) como objetivo nacional en la Constitución ucraniana. El gas se movía como arma geoeconómica en aquel contexto para dar el empujón final al ejecutivo de Petro Poroshenko, la flota se utilizaba para asfixiar la economía de las ciudades portuarias ucranianas en el Mar de Azov, con la finalidad de empujarlas a la rebelión contra el gobierno central y evitar tener que conquistarlas, como ha acabado por ser así.
Por otro lado, el puente erigido por los rusos hace que los buques de transporte de un cierto tamaño dejen de navegar al no poder pasar por debajo del tramo del puente (los buques mercantes de más de 33 metros de calado no pueden pasar por debajo), siendo una forma de guerra económica. Desde entonces, Rusia ha sido acusada de interceptar la navegación a través del Estrecho de Kerch.
El 10 de diciembre de 2021, la Armada de Ucrania anunció que Rusia había bloqueado casi el 70 % del Mar de Azov, emitiendo advertencias de navegación, aparentemente para realizar ejercicios de fuego de artillería en el mar... "cerca de Mariupol, Berdyansk y Henichesk", formaban parte de los preparativos de la invasión.
El concepto ruso de "poder y dominación de los mares" apoyado desde tierra o el sistema ruso de los Cinco Mares, y su superación euroatlántica
El inicio de la mencionada "Fase 2" para Moscú supuso el cambio en el liderazgo de las operaciones: con el aura ganada en Siria, el general Aleksandr Dvornikov, llegaba a Ucrania con unas órdenes meridianamente claras: conquistar todo Donbas, desenclavar Crimea y así preparar el empuje decisivo hacia Odessa y Transnistria, acercando el proyecto de Nueva Rusia y reduciendo el resto de Ucrania a un estado fallido, sin salida al mar, cosa que permite eliminar a un aliado a Turquía y preparar la consecución de la eliminación del tercer agente en Asia Central, que es el país euroasiático, quedando el juego entre Rusia y China. De estos aspectos hemos venido hablando hace más de cuatro meses, como en este caso.
La importancia concedida al control del Mar de Azov, algo planificado con tiempo pormenorizadamente, y lo que implica para el dominio del Mar Negro, tiene como corona el dominio del puerto de Mariupol y puesto bajo soberanía rusa, que consolida el control de Crimea, asegura a Moscú una posición central en el Mar Negro, y establece un atajo entre el "heartland" de Rusia y el Mediterráneo/Adriático, asomándose a un elemento donde se establece un punto de creciente tensión como son los Balcanes Occidentales; desde el Instituto Symposium hablamos del ejemplo que supone Albania en un Trazo de Kalamos que aconsejamos repasar.
El Mar de Azov, conectado con el Caspio por el canal Don-Volga, es clave en el sistema ruso de los Cinco Mares (Negro-Azov-Caspio-Báltico-Blanco) que convierte a Rusia en una suerte de "potencia naval continental", y sigo con ello la propuesta del capitán de navío de la Armada francesa, Pierre Rialland.
Y todo ello, sin acceder con seguridad y firmeza a los mares cálidos. Para ello son precisos los misiles de la Flota del Mar Negro. Hablamos de los Kalibr, de los que hablé mientras trataba el resurgir de la brecha GIUK en este artículo que aconsejo repasar. En definitiva, pueden atacar en un escenario que ronda los 6.000 kilómetros de largo, desde Lituania hasta Egipto, desde Italia hasta Afganistán.
En efecto, desde el punto de vista militar, el Mar de Azov es simbiótico con la península de Crimea, y podemos aducir, fundamentalmente dos razones:
1/ Las facilidades logísticas que permite el ríó Don habilitan al dueño de este espacio concentrar en este mar las fuerzas necesarias para atacar o defender la península; y,
2/ El carácter prácticamente cerrado del Mar de Azov, reforzado por las características del puente construido por Rusia en el estrecho de Kerch, y por la cuestión que emana de la Convención de Montreux (y recordemos que Rusia había conseguido una interesantísima concesión respecto al Canal de Estambul que podría anular la ventaja inherente al texto recogido en esta convención), todo esto lo convertía en una suerte bastión que flanqueaba el este de Crimea, lugar donde tenemos el estrecho de Kerch, con las ventajas que ya he subrayado.
Precisamente, todos estos elementos concomitantes, con la lógica excepción del texto de la Convención de Montreux, fueron las que concurrieron durante la conquista rusa de Crimea en 1771 y la posterior construcción de Odessa y su puerto, el principal de aguas profundas en esta región; pero también se hicieron patentes durante la Guerra de Crimea (1853-1856), durante la Guerra Civil entre Blancos y Rojos que siguió a la Revolución de Octubre (1917-1923) y durante la Segunda Guerra Mundial.
Es decir, que es como una suerte de salto del caballo, abarcamos "tres casillas", porque controlar sin fisuras el Mar de Azov determina el control de Crimea, que a su vez otorga una posición central en el Mar Negro, y que, nos lleva por una doble vía, la terrestre, a través de Moldavia y los Balcanes, y siguiendo la vía de la llanura húngara, hasta el Adriático; o bien, por la vía marítima la ruta más corta desde el centro del país hasta el Mediterráneo, momento en que concatenamos los accesos a los 13 cuellos de botella que se halla en el espacio definido entre el Atlántico, el Canal de Suez y los estrechos turcos.
De hecho, la importancia geopolítica de esta ruta para Rusia pasa a ser puesta de manifiesto mediante la falsificación del testamento de Pedro el Grande, que recoge las realidades de otro tiempo, pero interpretando sus ambiciones. En el mismo sentido podemos seguir a Mahan, con su "The Problem of Asia and Its Effect Upon International Policies", que data de 1900, y desde luego a Halford John Mackinder y su artículo a la Royal Geographical Society en 1904, "The Geographical Pivot of History".
De hecho, dicha importancia no hace más que experimentar un mayor peso dada la política soviética de desarrollo de las vías navegables interiores. Particularmente, a partir de la apertura del Canal Don-Volga en 1952, el Mar de Azov se ha convertido en un eje del mencionado "sistema de los cinco mares", que une el Mar Negro con el Mar Caspio, y que a su vez está conectado con el Báltico y el Mar Blanco.
Sumémosle el aparato simbólico: esta región fue conquistada por los rusos al islam (los otomanos... y la Turquía actual; ahora Kadyrov sirve otro parangón, que busca coserse en los intereses exportadores de hidrocarburos del Oriente Medio), mientras proyectaban su ofensiva transcaucásica; y sin embargo, también fue defendida contra los franco-británicos durante la Guerra de Crimea en un eje múltiple (la India, Asia Central, el Cáucaso, Oriente Medio) y en la época de entreguerras contra esta dupla por el petróleo del Cáucaso se preparaban para enfrentarse con los soviéticos, hasta que la prioridad de la gran competencia de la transición de hegemonía apuntaba al ascenso del III Reich, y sería precisamente aquí donde se desarrollaron episodios centrales de la "Gran Guerra Patriótica" contra el nazismo.
Tomemos también otros elementos simbólicos que permiten a Moscú ambicionar el territorio definido como la "Nueva Rusia": los dos principales puertos del Mar de Azov, Mariupol y Berdyansk, fueron fundados por los rusos en 1779 y 1827, respectivamente. Pero lo mismo piensan los ucranianos en la medida en que Rusia se apoyó en gran medida en los cosacos para conquistar Crimea y el Mar de Azov.
Como ya he mencionado, y para cerrar este collar de dominación ruso, y como muy bien percibió el capitán Rialland, la creciente tensión en el mar de Azov esté correlacionada con un suceso que tuvo lugar en 2015: los barcos de la flotilla rusa del Mar Caspio dispararon misiles Kalibr contra las bases de Daesh en el Levante. Evidentemente, este hecho no tuvo un impacto real sobre el conflicto contra el Estado Islámico, más bien se trataba de una auténtica revolución que hacía saltar en aquel momento el marco referencial clásico establecido tanto por Mahan como por Mackinder, y que hace que el Mar Caspio, ubicado en pleno medio del Heartland, carente de todo interés geoestratégico, pasaba a desempeñar un papel central en la "estrategia naval continental" de Rusia, porque los misiles Kalibr disparados desde allí pueden alcanzar el Golfo.
Sin embargo, ya hemos hablado de la necesidad del gran espacio occidental de transformarse de un espacio euroatlántico a uno eurotlántico-asiático-africano. En efecto, y aquí es donde hilvana con Turquía, como señalé aquí. Y de nuevo, entramos con el concepto de Trimarium, un concepto incompleto, si no cuenta con el Caspio, y para ello debe usarse el polo de Turquía, que rompa hasta Asia Central y se una al norte de India, y a través de un Cáucaso cada vez más importante.
En definitiva, estaríamos entrando en la máxima competencia de bloques que definirán la hegemonía global definitiva.