Jomini y Clausewitz. Una breve aportación sobre el 250 aniversario del nacimiento de Napoleón Bonaparte

Introducción

Cuando arrancó el siglo XIX la guerra vio al genio de Napoleón caer sobre Europa con una conducción de los ejércitos que daba un paso más lejos todo lo precedente, siendo una evolución de la doctrina del XVIII, y en concreto en Guibert. El que sería el Emperador organizó las fuerzas y desarrollo técnicas de combate que dan lugar a la realización de sus grandes gestas.

Jomini y Clausewitz. Una comparación de sus personalidades.

Jomini

Antoine-Henri de Jomini nació en Payerne, en el cantón de Vaud, en Suiza, el 6 de marzo de 1779 y falleció en Bruselas, Bélgica, el 22 de marzo de 1869, contando con 90 años.

Jomini nace en el seno de una familia de clase media emigrada de Italia por algunas generaciones, recibiendo una educación convencional de joven burgués dedicado a los negocios y a la banca. La campaña de Napoleón en Italia acabó por precipitar su vocación castrense y resolvió ingresar en el ejército francés en abastecimientos y continuar con trabajos menores de Estado Mayor.

Ney trató con el joven Jomini y le llamó la atención la rapidez y alcance de su mente aplicada a cuestiones militares. Así que el Mariscal lo apoyó en la publicación de unos volúmenes sobre un tratado que trabajaba las campañas de Federico el Grande, en los que trazó paralelismos en el pensamiento militar y estableció algunas comparaciones entre el generalato del rey prusiano y el de Napoleón. Una copia llegó a manos de Napoleón, quien después de Austerlitz pudo hacer que le leyesen partes de esta obra. Napoleón quedó impresionado por su capacidad didáctica y claridad mental. Se regularizó su posición en el ejército francés al nombrársele coronel y se presentó ante Napoleón en Mainz, en el mes de septiembre de 1806, con 27 años.

Alcanzó el grado de General de Brigada y prestó servicios como jefe de Estado Mayor de Ney en Prusia, España y en la retirada de Moscú; fue gobernador de Vilna y de Smolensk… pero jamás se le permitió la conducción de hombres en un campo de batalla de una manera independiente, quizás por su enemistad personal con Berthier, a la sazón Jefe del Estado Mayor Imperial; quizás, también, por la sencilla razón que no confiaba para tal cuestión concreta el mismo Napoleón… Pero, lo que es evidente, es que quizás no despertaría en el Ejército simpatías por no haberse batido en combate desde abajo, además de ser una persona con una gran inteligencia y cierta autosuficiencia y su origen suizo.

La gota que colmó el vaso de la paciencia de Jomini fue la sospecha de deslealtad del mariscal Berthier en 1814, al que el mismo Napoleón respondió dando por totalmente infundadas dichas sospechas. Pero una vez el corso abdicó en Fontainebleau, Jomini fue recibido como honores y como general del ejército del zar Alejandro I.

La personalidad de Jomini

En su carácter subyace una personalidad inteligente, autosuficiente, decidida, con una percepción de sí mismo quizás demasiado benevolente fruto de sus capacidades tan sobresalientes. Apunta una pizca de soberbia y de cierta intolerancia a la frustración que se muestra al pasarse al enemigo de Francia, o bien de cierta atracción por el halago.

Clausewitz

Clausewitz nació el 1 de junio de 1780 en Burg, ducado de Magdeburgo, y falleció el 16 de noviembre de 1831 en Breslau, Silesia, cuando contaba con 51 años. Este prusiano nació en el seno de una familia de clase media, pero no muy bien posicionada económicamente, a diferencia de Jomini. Su abuelo por parte de padre, era a su vez hijo de un pastor luterano y había sido él mismo profesor de Teología. Su padre alcanzó el grado de teniente bajo Federico II el Grande, siendo desmovilizado como oficial al no tener ascendencia noble. Carl era el cuarto y último hijo. Tanto él como dos de sus hermanos alcanzaron la oficialía y fueron los primeros que llevaron la mención honorífica prusiana von no quedando claro si el título es un premio a sus servicios o bien se pudo probar a posteriori que la familia tenía en verdad origen noble.

Cuando contaba con 12 años se alistó en el 34 regimiento de infantería como cabo y ya con el distintivo von Clausewitz, al falsificar su fecha de nacimiento su familia y aparentar tener ya los 13 años exigidos. Su primer combate fue durante las campañas del Rin (1793-1794). Tras retirarse Prusia de la guerra en 1795 pasó los siguientes 5 años en la guarnición de Neuruppin. Invirtió ese tiempo en educarse a sí mismo en temas militares, pero no descuidó el arte, la ciencia, la educación, la filosofía y la ética. Fruto de su autoaprendizaje tan exigente fue su aceptación en la recientemente fundada Kriegsakademie (Academia de Guerra) de Berlín en 1801, con 21 años. Allí a los temas militares sumó el estudio profundo de la obra de Kant influenciándole decisivamente. Se convirtió en uno de los favoritos del General von Scharnhorst, director de la Academia y futuro primer Jefe de Estado Mayor del nuevo Ejército de Prusia a partir de 1809. Su gran e íntima amistad con von Boyen (1771-1843) y von Grolman (1777-1843) les llevaría a unirse a su maestro von Scharnhorst en sus esfuerzos para reformar el ejército de Prusia entre 1807 y 1814.

En 1811 Prusia se vio obligada a entrar en alianza militar con Napoleón y Clausewitz dejó el Ejército prusiano y se incorporó al ruso en 1813. A principios de las guerras de Liberación, sirvió con el grado de coronel, primero como oficial de enlace en el cuartel general de von Blücher, y luego como jefe de Estado Mayor de la legión ruso-alemana.

Después de la primera paz de París se le volvió a admitir en el ejército prusiano. Llegó a ser jefe de Estado Mayor de un cuerpo de ejército que en 1815 intervino en las batallas De Ligny y Wawre.

De 1818 hasta 1830 fue director de la Academia Militar en Berlín y fue aquí donde, además de escribir numerosos trabajos de Historia, pensó plasmar en un libro sus ideas y estudios sobre la guerra, pero la crisis política de Polonia y las revoluciones burguesas de 1830 presagiaban otra guerra a nivel continental, cosa que le obligó a postergar el final de su obra escrita.

La personalidad de Clausewitz

En la personalidad de Clausewitz se muestra valores como la lealtad, la curiosidad, la inteligencia, la determinación, la autodisciplina, el patriotismo, la camaradería… Es un hombre que antepone su patria a todas las cosas, aunque esto suponga enfrentarse a la corte. Influye su personalidad tallada en un hogar luterano y militar, y la exigencia moral de Kant.

Jomini y Clausewitz. Una comparación de sus teorías.

Clausewitz

Clausewitz rechazó tanto el optimismo como el dogmatismo de la teoría del XVIII, pues para él la guerra ni es un juego científico ni un deporte internacional: es un acto de violencia. Para el prusiano la parte científica que tiene la guerra es secundaria. Admitiendo factores matemáticos y topográficos como importantes en la táctica, pero señalando que resultaban de menor importancia en la estrategia. Insistía en la preeminencia de factores no materiales y morales. De las relaciones geométricas pasó al hombre como tal y a sus actos en medio de las incertidumbres, que son la razón misma de la guerra.

La experiencia y el pensamiento filosófico lo llevan a la concepción de la “guerra absoluta” o la “guerra perfecta”. Tal concepto surge de la misma naturaleza de la guerra. Para él la guerra “es un acto de violencia llamado a obligar al adversario a cumplir nuestra voluntad”. Es decir, el conflicto de intereses lleva al extremo de la violencia para imponerse al otro, y esto es sólo posible mediante el uso de la violencia extrema. Tal uso de la violencia ha de llevar al desarme o aniquilamiento del adversario. Ambos contendientes buscan lo mismo, así que sus límites son extremos. Una vez alcancemos los objetivos estaremos en disposición de obligar al adversario a cumplir nuestra voluntad.

Para él estrategia es la teoría del empleo de los combates para alcanzar los fines de la guerra. Su medio es tener éxito en esos combates, las victorias. La finalidad es alcanzar la paz.

Para alcanzar la victoria en los combates hay varios factores:

  • Los factores morales, que son el factor más importante. Han de ser vistos y sentidos.

Entre ellos destacan:

  • La virtud militar del Ejército, que es estar totalmente poseído por el espíritu y la esencia de las armas, alcanzar todos los detalles, practicar hasta lograr ligereza y seguridad, y dejarse llevar por ella hasta excederse del papel que se nos asigne. El ver la milicia, el mando, la lucha, el sacrificio y la obediencia en la victoria y en la derrota como el mayor honor y ejemplo a seguir, sin apartarse jamás. El sentido de tal espíritu suplirá al general en cada lugar de la batalla, pues su función es la conducción general de ese cuerpo que podemos llamar “Ejército”. La forma de alcanzarlo y cultivarlo es en las guerras victoriosas y con una actividad de la tropa llevada a los mayores esfuerzos.
  • La intrepidez, que se exigirá mayor en cuanto mayor es la graduación del Jefe.
  • La perseverancia, que es fundamental. Nada en la vida suele salir como se desea. Pero esto es especialmente cierto en la guerra. Es por esto que un mando militar debe perseverar en el plan, porque ha de enfrentarse a mentiras, falsas impresiones, exageraciones, el mismo miedo. Así que mantenerse fiel al plan, si este no entra en contradicción con razones que sean objetivamente decisivas, es clave.
  • Los factores físicos
  • La superioridad numérica, que es un factor más del triunfo, pero no el más importante. Aunque puede llegar a ser decisivo siempre que su proporción respecto al enemigo sea tan grande como para contrarrestar todas las otras circunstancias que nos alcanzan el triunfo. Hay que concentrar el mayor número posible de tropas en el punto decisivo. Si no se puede lograr esto hay que buscar una superioridad relativa con una adecuada distribución de las fuerzas en el espacio y en el tiempo para lograr el domino absoluto llegado el momento y lugar claves. Hay que encontrar, por supuesto ese momento y lugar clave. Estudiando a Federico el Grande y a Napoleón en sus numerosas victorias se puede comprender.
  • La sorpresa, que iría ligada a lo anterior, al ser un medio para alcanzar la superioridad numérica. Para ello es fundamental el secreto y la rapidez, cosa que requiere una gran energía por parte del gobierno y el general, y de una gran exactitud en el servicio por parte del Ejército. Se da más en la táctica que en la estrategia, por su misma naturaleza espacio temporal.
  • La reunión de fuerzas en el espacio y en el tiempo. Hay que tener en cuenta que en la táctica las fuerzas deben concentrarse y alcanzar la superioridad, pero en la estrategia, se requiere el saber emplearlas de manera simultánea; si no lo hacemos así no podremos oponer tropas frescas a nuevos ejércitos o tomar las necesarias para en un momento clave asestar el golpe definitivo.
  • Economía de fuerzas. Hay que usar siempre las que la acción requiera. Hay que evitar la disipación de fuerzas.
  • Los factores geográficos.
  • La influencia del terreno por sus puntos dominantes, montañas, ríos…

Jomini

Las obras de Jomini tenían un carácter predominantemente didáctico, y sus teorías solían detallarse utilizando un vocabulario técnico y de carácter geométrico, usando expresiones tales como "líneas estratégicas", "puntos claves" o "bases".

Las reglas de la guerra pueden verse reducidas a 4 puntos:

  • Iniciativa estratégica.
  • Concentración sobre un punto débil de las líneas del enemigo.
  • Perseguir a un enemigo derrotado.
  • La sorpresa.

Su máxima fundamental para las operaciones militares afirmaba que ha de ponerse una fuerza de combate superior en el punto decisivo para la batalla. En su "Traité de grande tactique", pone de manifiesto la necesidad de enfatizar la exclusiva superioridad de las líneas interiores.

Conclusión para destacar

Clausewitz se distingue de Jomini en que combina un análisis de los fundamentos de guerra estructurales con una elasticidad no dogmática y un gran poder de discriminación.

Bibliografía

VON CLAUSEWITZ, Carl.: De la Guerra. Esfera de los Libros. 2014.

JOMINI, Antoine-Henri Baron de, The Art of War. Kindle. 2015.