Habshi: los africanos que gobernaron la India
Resumen
Tanto Etiopia como buena parte de la costa del África Oriental fueron durante la Edad Media y Moderna un territorio estrechamente conectado a las grandes redes comerciales del mundo. Sin embargo, uno de los negocios más exitosos fue el de la trata de personas esclavizadas que, la mayoría de las veces, terminaron sus días en los ricos reinos del subcontinente indio.
Estos esclavizados, conocidos popularmente como Habshi (“etíope” en árabe) o siddi, disfrutaron en determinadas ocasiones de un estatus privilegiado en sus nuevos hogares. En los siglos XVI y XVII adquirieron un papel protagonista en la política de sultanatos del centro de la India como Bijapur y Ahmadnagar, destacándose ministros de ascendencia africana como Malik Ambar.
El imperio mogol, el dueño de todo el norte del subcontinente, también procuró atraerse al colectivo Habshi para facilitarse la conquista de los sultanatos centrales; siendo el Maathir al-Umara (un listado biográfico de los nobles al servicio del imperio) una herramienta fundamental para conocer el alcance de esta política de atracción y de las características personales de los líderes de la comunidad Habshi.
Palabras clave: Habshi, esclavo, Deccan, Mansabdar, Maathir al-Umara.
Fuentes primarias para conocer a los Habshi
No pocos cronistas europeos documentaron el tráfico de personas esclavizadas por el Océano Indico y la presencia de africanos en la aristocracia del subcontinente indio: en los siglos XVI y XVII destaca el catalán Antoni de Montserrat (en la India) y el castellano Pedro Paéz (en Etiopia), dos eruditos jesuitas que curiosamente compartieron penalidades en una cárcel del Yemen.
El imperio mogol, el poder dominante del norte de la India desde comienzos del siglo XVI, era bien conocido entre el resto de gobiernos del mundo islámico: por ello el historiador persa Eskandar Beg Munshi, aunque dedicado a los reyes de la dinastía safaví, dejaba por escrito los principales eventos de la India desde su perspectiva.
De las fuentes indias, el Maathir al-Umara, un registro biográfico de los principales aristócratas del imperio mogol, constituye el gran referente para conocer a los Habshi, antes y después de su integración al sistema imperial; otra que resulta muy necesaria para saber de sus actividades a comienzos del siglo XVII es la escrita por el emperador mogol Jahangir, quien siempre tuvo al africano Malik Ambar entre sus peores enemigos.
Conexiones a través del Índico
El Océano Indico fue desde los albores de la historia un espacio muy transitado por mercaderes de toda procedencia, en ocasiones bajo la protección de los grandes estados costeros y en otras por libre. Durante mucho tiempo fueron los árabes quienes asumieron la labor de intermediarios en el comercio entre las poblaciones africanas con las de Oriente Medio y la India. En el siglo XII los mercaderes chinos ya referían con frecuencia al país de Po Pa Li (quizás Somalia), y el imperio tamil de los Chola establecía un contacto regular con África a través de las Maldivas.[1]
En un contexto de fortalecimiento de los imperios musulmanes otomano, safaví y mogol (identificados como “Los imperios de la pólvora” por Hodgson y Mc Neill en 1974)[2] y la aparición de los europeos (portugueses en primer lugar): las relaciones comerciales entre los Estados del Oriente Africano y el sur de la India experimentaron un importante reajuste. En esencia, los africanos orientales buscaban en el mercado internacional los elaborados tejidos indios, mientras que estos requerían cobre, hierro y marfil de elefante africano.[3]
Pedro Páez sostenía en su libro que, la población del imperio etíope, incluida la nobleza, eran tradicionalmente de hábitos sencillos y que su mercado se fundamentaba en el trueque[4]; sin embargo cuando entró en una larga y extenuante guerra con el sultanato de Adel (o Bar Sa’ad Din) en la primera mitad del XVI, tuvieron que recurrir al mercado internacional para modernizar su equipamiento militar con espingardas.[5]
Para acceder a las armas producidas en la península árabe, las distintas autoridades del Cuerno de África recurrieron al envío de ganado y de personas esclavizadas;[6], aquellas regiones que conectaban con puertos estratégicos como Zeila (por ejemplo Harar, actual Etiopia), se convirtieron en residencia de un buen número de extranjeros de diversas procedencias: persas, turcos, armenios y griegos.[7] [8]
Por entonces, las autoridades políticas del subcontinente indio se hallaban en una situación muy aventajada económicamente: poseían una formidable riqueza agraria y sus gremios mercantiles se hallaban muy bien posicionados por todo el Océano Indico. Mercaderes hindúes y jain de Guyarat y el Punjab exportaban (ellos mismos o a través de transportistas europeos) una gran cantidad de textil, así como de azúcar, arroz, azafrán o índigo.[9] El predominio comercial indio supuso la entrada de mucha plata al subcontinente y permitió a soberanos como Akbar acuñar y hacer circular por su imperio monedas de ese metal como la rupia.[10] [11]
Según Bernier, la importación de caballos era una de las pocas necesidades exteriores que tenía el imperio mogol a mediados del XVII, viniendo desde Asia Central, Oriente Medio y el Cuerno de África[12]. Estos eran indispensables para que los distintos gobiernos indios sostuvieran el dominio sobre el campesinado. Así, mientras los mogoles del norte se sirvieron de las rutas que conectaban las provincias del norte con Asia Central, los dirigentes del sur hubieron de traer equinos por mar. [13] [14]
La llegada de los portugueses a principios del siglo XVI alteró el modelo de comercio naval en el Océano Índico debido a la voluntad lusa de monopolizar el comercio de las especias: para lograrlo, construyeron fuertes en la costa occidental de la India y castigaron con el pillaje a aquellas embarcaciones y poblaciones que no cooperaran con ellos. [15] Hacía mediados del siglo, tras una reacción armada del imperio otomano para proteger el mercado del Mar Rojo y el Golfo Pérsico, que el comercio se militarizó y las actividades piráticas o de “protección” se normalizaron.[16]
Merece la pena señalar que, si en último término los gremios mercantiles accedieron a incluir a los portugueses en sus negocios oceánicos fue debido a su importación de metales valiosos (plata americana y oro de Monomatapa).[17] Así, además de participar en el transporte de productos, contribuyeron a la difusión de técnicas artísticas y arquitectónicas: por ejemplo, Abdel Krim habría llegado de la India a Etiopia, por mediación de la Orden de los Jesuitas, y habría dirigido en 1621 las obras en el palacio de Susneyos (1572-1632), siguiendo la técnica con mortero de Guyarat; también el palacio real de Gondar habría sido dirigido por un arquitecto de la India.[18]
Uno de los negocios en los que, tarde o temprano, se implicaron todas las naciones comerciales fue el de las personas esclavizadas. [19] Las elites locales eran las que tenían una mayor cuota de poder en el mismo, sin embargo debían adaptarse a las necesidades de cada centro consumidor: así, en el corazón del imperio se valoraban más las mujeres esclavizadas, en el caso indio el precio no variaba según el género (exceptuando a los eunucos) y los consumidores de los Estados indo-musulmanes eran mayoritariamente de la elite; se calcula que 1.000 africanos orientales eran vendidos al año antes de 1700.[20]
El emperador cristiano de Etiopia era el principal dueño de esclavos en su tierra, sin embargo, a la hora de venderlos recurría a los mercaderes musulmanes de la costa, sobre todo a los Jabartis, súbditos del emperador y teóricamente bajo su protección legal, que los llevaban a los mercados de Arabia y de la India[21]. Debido a las reticencias por vender a cristianos, centros urbanos como Gondar se especializaron en la redistribución de paganos del interior. [22]
Tras una primera mitad de siglo XVI caracterizada por las tensiones entre el interior etíope y la costa musulmana, cuando el emperador Minas renunció al control costero, los grandes esclavistas del Nilo y el Mar Rojo se vieron muy favorecidos.[23] Estos intercambios supraestatales habrían llevado a que, como señala Páez, la nobleza etíope empezara a vestir a la India (como harían los propios europeos), con algodón y botones de oro y plata, y a veces con túnicas de colores importadas de El Cairo.[24] [25] La globalización de la esclavitud africana y de la moda textil india alcanzó su mayor exponente en el sistema esclavista europeo, que apodaban a los mejores esclavos africanos (de 15 a 25 años sin defectos) como “piezas de India”.[26]
Historia política de Etiopía
Como hemos visto en el apartado anterior, los conflictos armados entre la dinastía imperial salomónica (el nombre que se dieron los soberanos etíopes) y los gobiernos musulmanes vecinos, fueron fundamentales para que se generalizara la exportación de personas esclavizadas.
Durante el siglo XV la iniciativa bélica había correspondido a los representantes imperiales, que impusieron tributo a los estados musulmanes; sin embargo, la creación del emirato de Adel permitió organizar una resistencia.[27] Bajo los auspicios de la emperatriz Eleni (m. 1522) y el soberano Dawit II (1496-1540) el emirato de Adel fue asaltado al mismo tiempo que el enclave costero de Zeila sufría una incursión portuguesa (1517). Para compensar a sus soldados y reforzar el dominio sobre la aristocracia, se generalizaron los saqueos.[28]
Ante el desastre que se cernía sobre los musulmanes del Cuerno de África, se desplazó la resistencia armada a Harar, en el interior, dónde en 1527 se impuso el imam religioso y caudillo militar Ahmad Ibn Ibrahim al-Ghazi (1506-1543), más conocido como el Granh (el zurdo). Tal como relata el “Futuh al-Habasha” de Shihab ad-Din Ahmad Ibn Abd al-Qadir, el nuevo gobierno del Granh se legitimaba por su celo conversor y su yihad iniciada en 1529 contra la dinastía salomónida, si bien sus acciones armadas tenían claros intereses económicos. Al mantener buenas relaciones con Zeila y el señorío yemení de Mocha, Granh tuvo acceso durante la guerra a mercenarios y armas de fuego.[29]
En 1538 el pulso entre el emperador y el Granh se “internacionalizó” con la intervención de portugueses y otomanos en el conflicto. Necesitado de tecnología militar moderna y con un imperio devastado por la yihad del Granh, el soberano etíope llegó a ofrecer a los portugueses las joyas de la emperatriz para convencerles que se quedaran a su servicio.[30] En 1543 el emperador Gelawdewos (1521 – 1559) pudo eliminar la amenaza del Granh, sin embargo, no pudo extender su dominio sobre Harar ni impedir que los otomanos establecieran una colonia militar en la costera Masawa.
Las guerras entre la dinastía salomónida y los gobernantes musulmanes contribuyó, no solo al despoblamiento de muchas de sus tierras, sino que también abrió la puerta a los “gallas” (un término en amárico que podía significar “extranjero” y que generalmente tenía una connotación negativa), un pueblo pastoril de la etnia Oromo. [31] En 1522 se instalaron al sur de Harar y, por un tiempo, fueran víctimas de las incursiones de los ejércitos cristiano y musulmán, que los consideraban un objetivo legítimo debido a sus creencias paganas. [32]
Rápidamente, los Oromo se militarizaron y respondieron a las agresiones de los vecinos, devastando en 1567 todo el territorio circundante a la ciudad de Harar.[33] Mientras en esta tierra su llegada masiva contribuyó a un cambio en la composición étnica, el imam somalí de Ajuran consiguió mantener a los “negros infieles” lejos de los enclaves costeros.[34]
El emperador Sarsa Dengel (1550-1597) fue muy activo contra los Oromo, dirigiendo en 1578 y 1585 importantes expediciones de castigo que, si bien le proporcionaron nuevas riquezas y conversiones al cristianismo, no consiguieron atajar la presencia de estos pueblos. [35] En el plano internacional, el acuerdo de paz con los otomanos en 1589 permitió, a cambio de la cesión de Masawa, ver reconocido el dominio salomónida sobre las tierras fronterizas.[36] Soberanos etíopes como Susneyos, (1572-1632), con su declaración pública de obediencia al Papa en 1622, trataron de romper su tradicional aislamiento con concesiones al cristianismo católico; sin embargo, no duró mucho tiempo, pues su sucesor Fasilides (1603-1667) restauró el poder de la Iglesia etíope, inaugurando asimismo una nueva capital, Gondar, que daría nombre a una época dorada.
Historia política de la India
Durante la historia del subcontinente indio son contadas las ocasiones en las que un mismo soberano extendía su poder desde las tierras norteñas de Delhi hasta las planicies sureñas del Deccan. Ya en el siglo XIII se estableció un sultanato islámico en la ciudad de Delhi, de escasa estabilidad dinástica y de límites fronterizos cambiantes. En el Deccan, por otro lado, el predominio musulmán estuvo más cuestionado, así como su estabilidad política: en la primera mitad del siglo XVI se consolidaron “los sultanatos del Deccan” (Ahmadnagar, Berar, Bidar, Bijapur y Golconda) cuya supervivencia dependió del equilibrio entre el sultanato musulmán norteño y el imperio hindú sureño.
En 1398, Timur Lang (1336-1405), soberano turco-mongol de Asia Central, aprovechó las disensiones políticas en el trono de Delhi para descender con sus ejércitos al subcontinente y saquearlo. No trató Timur Lang de asentar su imperio en aquella región, pero dejó en sus sucesores la impresión que la India podría llegar a ser incorporada a los dominios familiares. Y así fue como Babur (1483-1530), habiendo perdido el trono de Samarcanda y refugiado en la más modesta Kabul, se planteó la conquista del sultanato de Delhi.[37]
Beneficiado por su acceso a armas de fuego de nueva generación, Babur y sus jinetes centroasiáticos aplastaron a sus rivales afganos en la batalla de Panipat (1526), apoderándose del antiguo sultanato de Delhi, ahora reconvertido en el imperio mogol (o gurkaní, tal como ellos se identificaban).[38] Pronto, pero, las divisiones internas en la familia imperial y la resistencia de colectivos recién asimilados como los afganos complicaron sobremanera el gobierno del hijo de Babur, Humayun (1508-1556), que pasó buena parte de su reinado en el exilio.
La muerte prematura de Humayun supuso el ascenso al trono del joven Akbar (1542-1605), inicialmente muy supeditado a la aristocracia centroasiática. Si bien la reconquista de Samarcanda, la patria ancestral de Timur, fue siempre una obsesión para los mogoles, Akbar hizo un gran esfuerzo por ganarse la lealtad de sus súbditos indios. Incluso antes de la conquista de Chitor, el emperador ya estaba integrando rajputs en su organización militar. El matrimonio con una princesa rajput, la abolición del impuesto a los peregrinajes hindúes y la prohibición de la conversión forzosa fueron claves a la hora de ganarse la simpatía de la mayoría de los súbditos; si bien, en la práctica, los nobles musulmanes siempre fueron más valorados que sus colegas hindús, y de entre los musulmanes, aquellos procedentes de Asia Central siempre estuvieron en la parte superior de la pirámide[39].
Habiendo puesto fin a los disturbios internos, Akbar presionaría sobre los sultanatos del Deccan, en parte por la propia lógica depredadora del Estado mogol, en parte por el temor del emperador a quedar atrapado entre dos fuegos[40]. Los problemas internos del reinado de Jahangir (1569-1627) y su esposa persa Nur Jahan (1577-1645) detuvieron por unas décadas el expansionismo mogol en el sur de la India hasta el ascenso al trono del nieto de Akbar, Sha Jahan (1592-1666) en cuyo reinado el imperio llegaría a su cenit. Tras una cruenta guerra civil entre los hijos de Sha Jahan, Aurangzeb (1618-1707), conocido por su ortodoxia musulmana y su militarismo, terminaría en 1687 con el último sultanato del Deccan, Golconda, llevando el imperio a dominar prácticamente todo el subcontinente indio. De nuevo los problemas sucesorios y la incapacidad por ganarse la lealtad de los nuevos súbditos llevarían, a la muerte de Aurangzeb, al lento declive de la dinastía.
La implicación Habshi en la política india
Al hablar de africanos que, de origen servil, pasaron a administrar gobiernos importantes, el caso más conocido fue el de Malik Ambar, al que dedicaré unas palabras en el siguiente apartado. No era, por otro lado, una excepción, puesto que en toda la geografía del subcontinente se documentó la presencia de Habshi en los escalafones más altos del gobierno.
Ibn Battuta ya señaló la presencia en 1333-1342 de etíopes en la guardia y la comandancia del ejército;[41]así como el historiador Rafi al-Din Ibrahim Shirazi apuntaba que el sultán Firuz (1397-1422) tenía sus Habshi cómo eunucos de harén y guardias privados.[42] Antoni de Montserrat también nos habla de un africano llamado Siddi Meriam que, tras heredar de su amo el mando de sus tropas en 1546, combatió a los portugueses hasta su ejecución en 1562.[43]
Sin embargo fue en el Deccan del siglo XVI donde se normalizó la presencia de cortesanos africanos, aprovechando el desarrollo de facciones extranjeras en los nuevos sultanatos (de la que los Afaqi persas serian la más destacada).[44] En el imperio mogol del norte de la India, donde había una mayor conexión con Asia Central, la presencia de Habshi aumentó en paralelo a la invasión mogol del Deccan.
Esto nos muestra que, las guerras del emperador etíope con sus vecinos, simplemente condicionaron el origen de los esclavizados. El emperador, en cooperación con los Jabartis (mercaderes musulmanes que estaban bajo su protección), vendía niños y adultos en los enclaves del mar Rojo, incluso cuando estos eran cristianos. [45] Con todo, fueron pueblos como el oromo o el sidama, confesionalmente paganos, quienes engrosaron las listas de los cautivos y, por tanto, de los que acabaron en la India con el término de Habshi.[46] [47]
Como ya indiqué en las relaciones comerciales, la demanda de esclavos procedía principalmente de la elite y las funciones de estos se enfocaban hacia el servicio doméstico o militar, siendo muy demandados los eunucos abisinios[48]. A menudo, estos llegaban a las Cortes del Deccan o del Norte de la India en forma de regalos de Estado; por ejemplo en la boda de 1585 del príncipe Selim (después conocido como Jahangir) con la hija de Raja Bhagwant Das, el emperador Akbar trajo como presente de boda 100 elefantes, caballos persas y turcos, además de esclavos abisinios, circasianos e indios[49], o el de la embajada que el emperador etíope Fasilides hizo llegar a la Corte de Aurangzeb en 1664 para felicitarlo por su ascenso al trono.
Por lo general, las relaciones entre el Habshi y el amo indio siguieron las pautas habituales en los demás imperios islámicos, caracterizados por una relación con fundamentos paternalistas y de cierta reciprocidad, por la que el esclavizado se beneficiaba material y socialmente del éxito de su amo.[50] Todo apunta, a juzgar por los testimonios del Maathir al-Umara, que en el Deccan se asemejaban las costumbres a la Casa del sha donde, siguiendo el ejemplo de Zayd (el esclavo doméstico del Profeta), al convertirse el esclavo al Islam, este solía ser manumitido y mejoraba su posición dentro del cosmos doméstico.[51] Si bien es probable que se produjeran huidas de individuos o pequeños grupos de esclavos, no parece que se dieran casos de grandes comunidades de cimarrones como en el Atlántico[52]. Por otro lado, el amo podía ser oriundo de la India y pertenecer a la realeza, como fue el caso de Ulugh Khan, sirviente del sultán Muhammad de Gujarat[53]; o bien tratarse de otro abisinio, como es el caso de Yaqut Khan respecto a Khudawand Khan Deccani (si bien en este caso particular era abisinio por parte de madre)[54].
Podemos rastrear los orígenes de los africanos a través de términos como Habshi o Siddi, sin embargo, y al igual que sucede con prácticamente toda la aristocracia del mundo islámico, no podemos conocerles por sus nombres, sólo por sus títulos cortesanos (que se transformaban en función de sus gestas o rango en la Corte). Así por ejemplo, en 1623 un Habash Khan se encargó de acondicionar el palacio imperial de Ajmer antes de la llegada del emperador Jahangir y de su hijo Parviz;[55] mientras otro Habash Khan viajaba a Irán en calidad de diplomático del sultán de Ahmadnagar con el objetivo de fomentar una alianza contra los mogoles. Del mismo modo, Malik Ambar es el nombre con el que se conocía al regente de Ahmadnagar a comienzos del siglo XVII, y también era el título de un embajador del sultán de Golconda a la corte irania en 1613-1615.[56]
El nivel educativo de los Habshi podía variar extraordinariamente según las circunstancias: de si la voluntad de su maestro era dedicarlo a la administración, o si la familia a la que pertenecía poseía un rango cortesano elevado. Hubo individuos como Habash Khan que, siguiendo la moda de Ahmadnagar, desarrolló un gran talento poético en lengua persa y que, fuera de las fronteras de su sultanato, se ganaron una reputación de eruditos.[57]
La vida de Malik Ambar en el contexto Deccani
En el contexto del avance mogol sobre las tierras del Deccan en el siglo XVI destaca un nombre en el Maathir al-Umara, el de Malik Ambar, soldado y cortesano Habshi;[58] que tendría en sus manos un poder inmenso y determinaría la política regional durante décadas por lo que, vale la pena considerar su biografía y valorar si, fue excepcional, o si fue similar a la de los otros Habshi.
Según algunas informaciones, Malik Ambar habría nacido en 1546 en una familia no cristiana de Adel (se discute si en Harar o en Alhura); de joven habría sido vendido a Yemen por una buena suma, después fue revendido y enviado al servicio del primer ministro del sultanato de Ahmadnagar. Trabajando en la Corte de Murtaza Nizam Sha I (1565-1588), Ambar habría aprendido a leer, escribir y administrar los asuntos de su amo, así como a montar a caballo, como el resto de los soldados. Según una versión, al morir su amo, recibió la libertad tal y como era habitual en estos casos, y se hizo soldado de infantería, trasladándose al sultanato vecino de Bijapur con un rango de oficial medio.[59]
Aunque los sultanatos del Deccan compartían el temor a una invasión de los mogoles y a que en más de una ocasión se coordinaron para enfrentar amenazas comunes, lo habitual era que surgieran tensiones entre estos. Burhan, hermano del sultán de Ahmadnagar, había escapado en 1584 a Bijapur y se había integrado a su Corte como un noble más, provocando una intervención militar de Nizam Sha I. [60] Durante esos años, el ascenso de Ambar quedó estancado, debido probablemente a las tensiones internas del ejército de Ahmadnagar.
Y es que, incluso antes del asesinato de Murtaza Nizam Sha en 1588, la Corte era un foco de conflicto debido al faccionalismo: por un lado la nobleza de ascendencia turca que había formado el sultanato en el siglo XIV, al frente estaban los Afaqi (o persas) que se identificaban con el chiismo y, finalmente, la cada vez más autónoma facción Habshi. Los africanos, mejor vinculados al Estado que las tribus turcas, en ocasiones apoyaron a los persas para garantizar la supremacía del sultán, y en otras se posicionaron con las tribus turcas alegando su común filiación religiosa sunita; de hecho, los mismos Habshi no actuaron siempre como un bloque homogéneo.
Las disensiones entre Ahmadnagar y Bijapur fueron convenientemente analizadas por el imperio mogol, que por aquel entonces estaba asegurando el control sobre las opulentas provincias de Gujarat y Bengala. El emperador mogol Akbar, siguiendo la estela de grandes dirigentes del sultanato de Delhi, ya planeaba el sometimiento del centro de la India.
En Ahmadnagar por su parte, la muerte de Nizam Sha I (1588) supuso el ascenso de un Habshi a la primera línea política; se trataba de Jamal Khan, que se había aliado con los grupos sunitas más extremistas (los mahdavis). Numerosos chiitas se exiliaron a Bijapur por temor a las represalias.[61] [62] Curiosamente, en Bijapur seguía exiliado el príncipe Burhan, y lo hacía bajo la protección de un etíope sunita, Dilawar Khan, que ejercía de regente de Bijapur desde 1580.
En 1591 el principe Burhan regresó del exilio y gobernó el sultanato hasta su muerte en 1595. Por su parte, Dilawar Khan acabó siendo repudiado por el joven sultán de Bijapur, Ibrahim Adil Sha (1556-1627), que le privó de la vista y confiscó sus propiedades. [63] En esta coyuntura política tan delicada, con unos ejércitos mogoles avanzando sobre Ahmadnagar, la responsabilidad de frenar el desastre recayó en Chand Bibi (1555-1590; hermana de Burhan y viuda de un sultán de Bijapur).
Malik Ambar retornó de Bijapur durante el conflicto con los mogoles (1599), sirviendo a las órdenes de otro abisinio, Ikhlas Khan. Tras la retirada pactada del emperador, Malik Ambar se implicó en las luchas faccionales de Ahmadnagar, que buscaban imponer a uno u otro príncipe en el trono; Ambar ascendió a comandante de un cuerpo de 150 caballeros, supeditado al abisinio Abhang Khan.[64]
Una nueva invasión de los mogoles en otoño de 1600 supuso la captura de la capital de Ahmadnagar y del príncipe mejor posicionado para ocupar el trono; también cayó Abhang Khan con lo que Malik Ambar le sucedió como caudillo militar y como uno de los principales enemigos del poder mogol, dentro y fuera de la comunidad Habshi.[65] Ambar se alzó a favor del candidato al trono Murtaza II y, tras intensos combates en 1602, pactó una tregua con el comandante mogol regional y trasladó al sultán a su feudo en Junair, Telengana.[66]
En esos años, la hegemonía militar mogol era prácticamente incuestionable y, para garantizar su supervivencia política, los sultanes del Deccan y sus nobles enviaron tributos al emperador o promesas de vasallaje. Muestra de este cambio de sintonía es la embajada del mogol Asad Beg Qazvini, que en 1603 atravesó el territorio de Malik Ambar. Mientras en el Maathir al-Umara y en otras fuentes aparece el abisinio como un enemigo implacable, el testimonio de Asad Beg nos lo muestra como un buen anfitrión y devoto musulmán. Incluso el sobrino de Ambar acompañó a Asad Beg a Bijapur, donde tenía el encargo de recibir el homenaje de su sultán.[67]
Habiendo eliminado a sus adversarios internos en 1606, Ambar consolidó su posición como perhwa de Ahmadnagar (primer ministro y Regente), casando incluso a su hija con el sultán Murtaza II. Sin embargo, en 1610 el joven sultán empezó a sentirse suficientemente fuerte como para cuestionar el rol de Ambar y este, aprovechando una pelea entre dos mujeres del sultán, hizo que lo asesinaran a él junto con su esposa principal, ascendiendo en su lugar a su hijo de 5 años, Burhan III. De este episodio, Jahangir (que heredaría de Akbar el imperio mogol) consideraría en su hostilidad habitual hacia Ambar que, aquel hombre “de cara negra” había elevado al trono a un niño sin estar seguro que fuera del linaje real.[68]
Entonces Ambar estaba en el cenit de su poder, pues no solo gobernaba Ahmadnagar, también tenía mucha influencia en los asuntos de Bijapur a través del matrimonio de su hijo Fath Khan con la hija del noble Habshi Yaqut Khan. Había convertido al sultán en una figura decorativa, siendo su sello más relevante que el del propio Burhan III; incluso los viajeros europeos decían de Ahmadnagar que era “el reino del Malik” y a este le llamaban “rey del Deccan”. [69]
El emperador Jahangir, deseoso de someter definitivamente el centro de la India a su voluntad, envió varias expediciones contra Malik Ambar, pero este supo aprovechar las rivalidades entre les comandantes mogoles para infringirles una dura derrota en 1612.[70] Sus exitosas tácticas guerrilleras frente a los más numerosos mogoles llevo al emperador a reconocer que: “en el arte de la guerra, Ambar, era único”. [71]
La debilidad estratégica de Daulatabad y, la necesidad de controlar mejor al sultán, llevó a Malik Ambar a trasladar la Corte a la cercana ciudad de Khirki, que se convirtió en su bastión personal. Fue un infatigable jugador político, aliándose y enfrentándose con todos sus vecinos según las circunstancias, en varias ocasiones estuvo a punto de perderlo todo: en 1614 unos conspiradores rajputs llegaron a herirle en un atentado y al año siguiente, la traición de una tribu del Deccan permitió a los mogoles saquear la mismísima Kharki.[72] Adham Khan, un abisinio que estaba al servicio de Malik Ambar, aprovechó la oportunidad para pasarse a los mogoles, afrenta que el ministro de Ahmadnagar respondería unos años más tarde cuando, rompiendo un juramento sobre el Corán, emboscó a su ex subordinado y le hizo encerrar.[73]
Los portugueses también contaron entre los enemigos de Malik Ambar que estaba muy molesto con sus actos de piratería. Para contrarrestar el dominio naval luso, Ambar se reunió varias veces con representantes de la Compañía Inglesa de la Indias Orientales; y en tierra firme, asedió varios fuertes lusos y mató a su comandante Baltazar Rabello, antes de negociar un alto el fuego. Hacia 1618, Malik Ambar ya tenía bajo su mando a 60.000 soldados a caballo.[74]
Además de en la guerra, Ambar destacó por su eficiente gestión recaudatoria que le permitió crear una serie de acueductos para Aurangabad en tan solo 15 meses, a pesar de las continuas guerras que asolaban el territorio. También edificó numerosos monumentos con granito negro y su mausoleo en Khudabad es de los más intrincados, siendo además un conocido patrocinador de poetas. Consiguió conservar la lealtad de la nobleza local a su sultán títere renunciando al control estatal sobre la tierra, y al mismo tiempo supo erigirse como protector del campesinado.
El príncipe Khurram, uno de los hijos más capacitados del emperador Jahangir, trató de imponerse a Malik Ambar cerrando una alianza con el sultán de Bijapur;[75] pero esto no impidió al abisinio reemprender la guerra en 1620 en un acto que Jahangir achaca a “su maldad natural” y, si bien el ejército mogol pudo devastar Kharki al año siguiente, Malik Ambar consiguió una tregua favorable aprovechando la escasez de cereales en el campamento enemigo.[76]
Las ambiciones del príncipe Khurram al trono de su padre, exacerbadas por la rivalidad con su madrastra Nur Jahan, dieron en 1622 una oportunidad de oro a los sultanes del Deccan para sacudirse de encima a los mogoles. Coordinando los intereses comunes, Malik Ambar se apresuró a prestar apoyo a la rebelión del príncipe Khurram y a buscarle apoyos internacionales.[77]
La derrota del príncipe no menoscabó el poder del “maldito” (Malik Ambar en palabras de Jahangir) que, ya en 1624, ponía trabas al traslado por su territorio de los rebeldes mogoles en retirada y se ofrecía a cooperar con el imperio colocando, en un acto de buena voluntad, a su hijo en el sequito del príncipe heredero Parviz.[78] [79] El 14 de mayo de 1626, un octogenario Malik Ambar falleció en su capital de Khirki; no llegó a ver como su antiguo aliado Khurram conquistaba el trono y respetaba, por una generación más, la independencia de los sultanatos del Deccan.
Los Habshi en el imperio mogol
Durante el reinado del príncipe Khurram (ahora conocido como Sha Jahan), numerosos aristócratas del Deccan transfirieron su lealtad al imperio mogol, manteniéndose así una cierta presión sobre los sultanes sureños. Cuando ascendió al trono Aurangzeb, la independencia de los sultanatos quedó en entredicho pues los mogoles avanzaban por el norte, y en el sur surgía la rebelión hindú de los Maratha. Los herederos de Malik Ambar dividieron sus lealtades: algunos apoyaron la rebelión, y otros, como los reyes siddi de Janjira (Maharashtra) se enfrentaron con éxito a los maratha en 1676.
Si bien el Maathir al-Umara proporciona información de un buen número de Habshi que fueron a parar a la India desde mediados del XVI a finales del XVII, la información se ve condicionada por las relaciones que estos mantuvieron con el Imperio mogol y el sistema de mansabdar impuesto por el emperador Akbar.[80] Se da el caso que, un personaje como Malik Ambar, que nunca llegó a servir a las órdenes de un emperador mogol, tiene una destacable biografía complementando a la de su hijo[81], y su nombre aparece con mucha frecuencia en las historias de aquellos generales del Mogol que tuvieron que servir en el Deccan las primeras décadas del siglo XVII. Otros grandes Habshi, que llegados al Deccan acabaron por amasar una gran fortuna e influencia política, son también mencionados en parte gracias a la inclusión de sus descendientes en el sistema imperial mogol.[82]
Si hasta ahora han generado poca atención estos nobles de origen abisinio se ha debido, en buena medida, a que fueron mucho más demandados por los sultanatos del Deccan en el XVI (donde llegarían a ser autónomos en la misma facción Afaqi de extranjeros) que en la Corte del Mogol donde se diluyeron en una gran masa de mansabs foráneos, principalmente de origen turco o persa.
También hay que tener en cuenta que, a diferencia de lo que sucedía en el Imperio Otomano con los jenízaros (muchos de procedencia balcánica) y los ghulam del imperio safaví (mayoría de georgianos y armenios), el imperio mogol no requirió la existencia de una tropa extranjera de elite, a pesar de que existía una tradición al respecto en el sultanato de Delhi.[83] La integración en el mansabdar fue siempre la norma.
Basándome en los datos aportados por el Maathir al-Umara, he detectado un total de 24 abisinios (excluyendo de esta cifra a los hijos de número y nombre desconocido de Dilawar Khan)[84]; de estos, 14 son reconocidos como oficiales del imperio mogol y 9 son mencionados en las biografías de otros (por ejemplo Malik Ambar).
Hasta el año 1580, cuando el sistema administrativo del mansabdar se consolida, apenas podemos identificar a 4 abisinios trabajando para los mogoles. Un segundo periodo que se extendería hasta la segunda década de 1610 recogería a la generación de Malik Ambar, hipotéticas víctimas de las campañas de Davit II y el Granh, que habrían alcanzado el éxito cuando los sultanatos del Deccan agonizaban frente al empuje mogol. El resto del siglo XVII asistiríamos a un traslado de los colectivos Habshi al imperio mogol, donde se habrían producido sucesiones familiares en los mismos.
La segunda generación de Habshi, al alcanzar buenas posiciones políticas y militares en el Deccan, consiguieron para ellos y su descendencia unos rangos equivalentes en el imperio mogol y, teniendo presente que el Maathir al-Umara presta sólo atención a aquellos Habshi foráneos que tuvieron un gran protagonismo en las guerras entre los emperadores en el Deccan, no resulta sorprendente que muchos pasen desapercibidos. Un hipótesis parecía indicar que Malik Ambar y otros Habshi de renombre habían establecido contactos con sus tierras de origen y atraído ejércitos de mercenarios, sin embargo, numerosos indicios señalan lo contrario: si la segunda generación alcanzó una posición de fuerza se debió en gran parte al colapso de ciertos sectores en los sultanatos de Ahmadnagar y Bijapur, y su apropiación de los puestos de poder clave.
Mientras se dice de algunos oficiales turcos o persas su clan o ciudad de origen, en el caso de los abisinios se limita al término Habshi o Siddi;[85] en parte puede explicarse por el hecho que el imperio mogol no fue el destino de los abisinios durante el siglo XVI, siendo el Deccan el principal receptor. De los Habshi recién llegados, principalmente en el periodo anterior a 1580 hasta el 1610 se puede observar una mención en el Maathir al-Umara de su origen esclavo y su posterior empoderamiento y servicio como oficiales del Estado al que llegaron de esclavos.
8 son los Habshi de los que se sabe con seguridad fueron esclavos, de los demás no se dice si llegaron como hombres libres o si también fueron vendidos. De estos 8 identificados, tan solo uno lo hizo en un territorio norteño como el Gujarat; los otros 7 empezaron en el Deccan, 4 en Ahmadnagar y 4 en Bijapur.[86]
No parece, sin embargo, que el sultanato de Ahmadnagar tuviera tantos Habshi como Bijapur pues, tal y como indica el Maathir al-Umara, 17 de los 24 Habshi sirvieron en algún momento bajo la enseña del Nizam Sha y, solo cuando Ahmadnagar empezó a ser ocupada por los ejércitos mogoles, muchos de estos nobles abisinios empezaron a jurar lealtad al sultanato de Bijapur.
Pues, la posición del grupo Habshi parecía ser de las más hostiles al dominio mogol,[87] si bien es cierto, que determinados casos sugieren que esta actitud podía responder más a oportunismo político[88], más teniendo en cuenta que 10 de los 17 Habshi del Deccan terminaron integrándose en el sistema mansabdar.
Ya bajo las órdenes del emperador mogol y con su rango correspondiente, podemos apreciar el poder de cada oficial Habshi de acuerdo con la cantidad de soldados que les correspondían en este sistema mansabdar. En lo más alto de la escala, se encontraban los Emir-i Azam[89] con un número de soldados que oscilaba entre los 3000 y los 7000, a continuación, venían los emires cuyo mínimo de hombres era de 500, y finalmente aquellos que no alcanzan dicha cifra. En estas mismas categorías, existía una jerarquía interna basada en la proporción de jinetes: los de primera clase tenían solo caballeros, los de segunda clase tenían más de la mitad de soldados a caballo, y los de tercera menos de la mitad. El Maathir al-Umara aporta los siguientes datos:
Emir-i Azam 4
1ª clase 1
2ª clase 3
3ª clase -
Emir 6
1ª clase 5
2ª clase -
3ª clase 1
Como sucede habitualmente en estas biografías, no se cita explícitamente el rango de todos los oficiales, sobre todo de aquellos que no ocuparon una posición dominante en la Corte. Sin embargo las biografías aportan información más allá del rango, como que siguieron asumiendo roles combativos una vez se hubieron integrado en el imperio mogol o que percibieron entre otras recompensas, jagirs.[90] [91] Muchos de estos habrían percibido el título honorifico centroasiático de khan (13 de 24), título con el que se hacían conocer, apartando antiguas denominaciones como Siddi que parece fueron reservadas a aquellos que no prosperaron tanto al servicio del Mogol.[92] Estas biografías indican además, como al morir un comandante Habshi, sus tropas y (por lo tanto) su rango iba a parar a uno de sus subalternos, también de ascendencia abisinia: Yaqut Khan, que había heredado de Malik Ambar[93] el mando sobre las tropas de Ahmadnagar, al enfrentarse con Hamid Khan por el poder, se exilió a la Corte del Mogol con un contingente de 500 hombres y, cuando esa parte del Deccan fue tomada, Sha Jahan le concedió grandes honores y un rango de 5000;[94] [95] queda patente también en el caso de los ex esclavos de Bijapur cuando, al fallecer uno, el otro asumía el mando sobre sus fuerzas y sus propiedades.[96]
En relación a la Corte, todo indica que se impuso la misma lógica que con otros grupos de combatientes foráneos, conceder un rango en relación a la capacidad de reclutamiento del combatiente en cuestión y de la necesidad por ganarse la lealtad de un nuevo territorio: por eso la tendencia es que los Habshi deccanies que se integraron en las primeras décadas del siglo XVI fueran más influyentes que sus mismos descendientes.
Encontramos casos de abisinios que al morir, cedieron sus posesiones a sus capitanes Habshi (en algunos casos, personajes como Siddi Ambar asumieron por ello el nombre de su benefactor;[97] o Yaqut Khan que fue conocido durante años como Yaqut Khudawand debido al apodo de su antiguo dueño Khudawand Khan Deccani)[98] o que lo hicieron en favor de sus hijos varones, sin importar si se trataba del primogénito.[99]
El hecho de ser dueños de jagirs y tener numerosos sequitos armados puso a estas asociaciones (familiares o no) en el punto de mira de la Corte, con lo que, aun siendo leal al emperador en el trono, un exabrupto en público podía suponer la requisición de propiedades e incluso el encierro.[100]
Un colectivo Habshi que queda marginalizado en el Maathir al-Umara es el de las mujeres[101] pues, si bien parece que la demanda de esclavos era predominantemente masculina en la India, da la impresión que estas jugaron un rol clave en el establecimiento de alianzas en los sultanatos del Deccan: La hija de Malik Ambar se casó con el soberano de Ahmadnagar mientras el primogénito Fath Khan lo hacía con los Habshi de Bijapur[102], en el caso de Khudawand Khan Deccani, se menciona explícitamente que su madre era abisinia[103], Randaulah, Jamal y Dilawar también establecieron alianzas matrimoniales con familias locales[104].
A nivel cultural, parece que, fuera cual fuera el origen de los Habshi, asumieron nombres árabes o turcos (Hasan, Jamal, Abdu Rasul, Cingiz…etc.), también parece que algunos de ellos fueron devotos religiosos, si bien (y como es habitual en el Maathir al-Umara) no se especifica que credo islámico siguieron.[105] A la pregunta si alguno de los Habshi regresó a su tierra natal o si manifestó ese interés, no figura en el Maathir al-Umara nada parecido, aunque se menciona en la biografía de Fath Khan que este tenía muchos tratos con gente de Arabia (punto de contacto con Etiopia) y que les enviaba dinero con cierta regularidad;[106] si Fath Khan tenía presente la tierra donde nació su padre, es algo que no he podido averiguar.
Conclusiones
Se podría hablar de la existencia de líneas de contacto regulares a lado y lado del Océano Indico, dentro de las cuales circularían tanto mercancías como personas. Si bien la llegada de Habshi al sur de la India no sería algo novedoso en el siglo XVI, las necesidades de los sultanatos del Deccan frente a sus vecinos imperiales y la conflictividad en el cuerno de África en la primera mitad del siglo XVI habrían repercutido en un aumento considerable de Habshi, parece que mayoritariamente de confesión pagana. La autonomía de este grupo y su influencia en los sultanatos a principios del siglo XVII no distan mucho de la que habrían tenido determinadas familias iranias en el imperio mogol por lo que, de no haber podido el imperio mogol aglutinar esta incipiente nobleza en su administración mediante el sistema mansabdar, la historia del Deccan pudo haber sido muy distinta. El posterior liderazgo de la nobleza hindú de la Confederación Maratha y el establecimiento de un Estado Indio predominantemente hinduista en el siglo XX, terminarían por invisibilizar las repercusiones de la comunidad Habshi en su propia historia.
[1] Ki-Zerbo, J. “Historia del Africa Negra” Editorial Bellaterra, 2011, p. 182
[2] Streusand, Douglas E. “Islamic Gunpowder Empires: Ottomans, Safavids, and Mughals” Boulder, Colorado: Westview Press, 2011, pp. 2-3
[3] Ki-Zerbo, J. “Historia del Africa Negra” Editorial Bellaterra, 2011, p. 279
[4] Páez, Pedro. “Historia de Etiopía (Libro I)”. Granada: Fundación El legado andalusí, 2008, p.280
[5] Ídem, p.299
[6] Pankhurst, Richard. “The Ethiopians. A History”. Oxford: Blackwell Publishers, 1998, p.82
[7] Braukamper, Ulrich. “Islamic History and Culture in Southern Ethiopia. Collected Essays”. Munster: Ed. Ut, 2004, p.106
[8] Henze, Paul B. “Layers of Time. A History of Ethiopia”. Londres: Hurst and Company, 2000, p.115
[9] Dale, Stephen. “The Muslim Empires of the Ottomans, Safavids, and Mughals”, Cambridge University Press, 2010, p.127
[10] François Bernier (1620-1688) decía que: “el Indostán es como el abismo de una gran parte del oro y la plata del mundo, pues halla muchos medios para entrar en el país, pero casi ninguna salida”. (Rojas Ferrer, Pedro. “La península del Indostán y el colbertismo. El informe de Bernier a Colbert”. Anales de la Universidad de Murcia, 1980; p.40).
[11] Dale, Stephen. “The Muslim Empires of the Ottomans, Safavids, and Mughals”, Cambridge University Press, 2010, p. 126
[12] Bernier señala otra importación llamativa de Etiopia: dientes de esclavos (Rojas Ferrer, Pedro. “La península del Indostán y el colbertismo. El informe de Bernier a Colbert”. Anales de la Universidad de Murcia, 1980; p.39).
[13] La consolidación del sultanato de Delhi en el siglo XIV ya habría movido a los comerciantes deccanis a importar caballos por mar, en vez de seguir la tradicional ruta de Asia Central. (Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012, p.1)
[14] De ahí que el sultan deccaní bahmanida, de buenas conexiones portuarias, fuera reconocido como “el señor de los caballos” (Asher, Catherine B; Talbot, Cynthia. “India before Europe”. Cambridge University Press, 2006, p.55)
[15] Gil Fernandez, L. “El imperio luso-español y la Persia safávida. Tomo I (1582-1605)” Madrid: Fundación universitaria española, 2006, p.26
[16] Dale, Stephen. “The Muslim Empires of the Ottomans, Safavids, and Mughals”, Cambridge University Press, 2010, p.133
[17] Ki-Zerbo, J. “Historia del Africa Negra” Editorial Bellaterra, 2011, p.451
[18] Pankhurst, Richard. “The Ethiopians. A History”. Oxford: Blackwell Publishers, 1998, pp.104, 110
[19] VVAA. “The Structure of Slavery in Indian Ocean, Africa and Asia”. New York: Ed. Gad Heuman. Frank Cass Publishers, 2006, p.18
[20] VVAA. “The Cambridge World History of Slavery (Vol.3) AD. 1420-AD. 1804”. Cambridge University Press, 2011, p. 53
[21] Ídem, pp.71-73
[22] Marcus, Harold G. “A History of Ethiopia”. Los Angeles: University of California Press, 2002, p.40
[23] Lichtenstein testimonia que en 1587 muchos “moros negros” llegaban vía Nilo del reino del Preste Juan (Etiopia) (VVAA. “The Cambridge World History of Slavery (Vol.3) AD. 1420-AD. 1804”. Cambridge University Press, 2011, pp.68-69)
[24] Páez, Pedro. “Historia de Etiopía (Libro I)”. Granada: Fundación El legado andalusí, 2008, p. 280
[25] Getahun, Solomon. “History of the City of Gondar”. Asmara: Africa World Press Inc., Asmara, 2006, p. 10
[26] Ki-Zerbo, J. “Historia del Africa Negra” Editorial Bellaterra, 2011, p.317
[27] Marcus, Harold G. “A History of Ethiopia”. Los Angeles: University of California Press, 2002, p.29
[28] Henze, Paul B. “Layers of Time. A History of Ethiopia”. Londres: Hurst and Company, 2000, p.81
[29]Pankhurst, Richard. “The Ethiopians. A History”. Oxford: Blackwell Publishers, 1998, pp.85-89
[30] Páez, Pedro. “Historia de Etiopía (Libro I)”. Granada: Fundación El legado andalusí, 2008, pp. 188-189
[31] Ídem, p.465
[32] Hassen, Mohammed. “The Oromo of Ethiopia. A History 1570-1860”. New Jersey: The Red Sea Press Inc. 1994, pp.18-20
[33] Braukamper, Ulrich. “Islamic History and Culture in Southern Ethiopia. Collected Essays”. Munster: Ed. Ut, 2004, p.32
[34] Lozano, Mario, “Historia de Etiopia”, Madrid: Los Libros de la Catarata, 2022, p. 119; Arconada, Pablo, “Historia de Somalia”, Madrid: Los Libros de la Catarata, 2023, p. 45
[35] Hassen, Mohammed. “The Oromo of Ethiopia. A History 1570-1860”. New Jersey: The Red Sea Press Inc. 1994, p.47
[36] Marcus, Harold G. “A History of Ethiopia”. Los Angeles: University of California Press, 2002 , p.38
[37] Burton, Audrey “Descendants et successeurs de Timour: la rivalité territoriale entre les régimes ouzbek, safavide et moghol” en L’heritage timouride. Iran-Asie centrale-Inde XV-XVIII siècles , ed. Maria Szuppe, Tachkent: Ed. Edisud, 1997, p.26; Dale, Stephen. “The Muslim Empires of the Ottomans, Safavids, and Mughals”, Cambridge University Press, 2010, p.72
[38] Richards, John F. “The Mughal Empire”, Melbourne: Cambridge University Press, 1993, p.8
[39] Dale, Stephen. “The Muslim Empires of the Ottomans, Safavids, and Mughals”, Cambridge University Press, 2010, pp.98, 105
[40] En 1580 se recitaba en las mezquitas de Bijapur y Golconda el nombre del sha safaví, el dueño de Iran y parte de Afganistan (Subrahmanyam, Sanjay, “An Infernal Triangle: The Contest between Mughals, Safavids and Portuguese, 1590-1605” en Iran and the World in the Safavid Age, VVAA, New York: Ed. I.B.Tauris, 2012, p.110)
[41] Es de destacar el caso de la sultana Radiyya de Delhi (1236-40), acusada por sus detractores de mantener relaciones con su esclavo y consejero Habshi, Jamal ud-Din Yaqut. Derrocada por el favoritismo mostrado al abisinio, su posterior revuelta con el apoyo de “esclavos” podría estar indicando la existencia de una facción Habshi en la Corte (Ibn Battuta, “A través del Islam”, Madrid: Alianza Editorial, 1993, pp.513-514).
[42] Se da el caso que a finales del XV llegó a haber reyes Habshi en Bengala, si bien sus métodos expeditivos contra los potentados locales les valieron la expulsión (Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012, pp.2, 5)
[43] Su sitio funerario en Surat se convirtió en un centro de peregrinaje (De Montserrat, Antoni (trad. J. Lluis Alay). “Ambaixador a la Cort del Gran Mogol”. Lleida: Pagès Editors, 2002, p.67)
[44] Asher, Catherine B; Talbot, Cynthia. “India before Europe”. Cambridge University Press, 2006, p.164
[45] VVAA. “The Cambridge World History of Slavery (Vol.3) AD. 1420-AD. 1804”. Cambridge University Press, 2011, pp. 54, 72
[46] Getahun, Solomon. “History of the City of Gondar”. Asmara: Africa World Press Inc., 2006, p. 12
[47] Podemos destacar en el siglo XVI la campaña del general Hamalmal (1563) y la del emperador Sarsa Dengel (1564) (Hassen, Mohammed. “The Oromo of Ethiopia. A History 1570-1860”. New Jersey: The Red Sea Press Inc. 1994, pp.30, 46)
[48] Al parecer, el emperador mogol Jahangir tenía en su Corte unos 1200 eunucos, recibiendo de uno de sus vasallos un tributo anual de “28 elefantes, 40 caballos de tawjam, 50 eunucos…”. Debido a que el coste de un esclavo eunuco triplicaba al de otros tipos de esclavos, Jahangir prohibió la castración entre la población musulmana de su imperio, con lo que muchos de los eunucos procedían de África y los límites del subcontinente indio (Díaz Sáez, José Antonio. “Eunucos. Historia universal de los castrados y su influencia en las civilizaciones de todos los tiempos”. Jaén: Ed. Almuzara, 2014, pp. 296-297).
[49]VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, p.404
[50] Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012, p.2
[51] VVAA. “Slaves of the Shah. New Elites of Safavid Iran”, London, I.B. Tauris, 2004, p.3
[52] VVAA. “The Structure of Slavery in Indian Ocean, Africa and Asia”. New York: Ed. Gad Heuman. Frank Cass Publishers, 2006, p.58
[53] VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol II)”, http://www.panjabdigilib.org, p970
[54] Ídem, p. 990
[55] Jahangir(trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, p. 395
[56] Eskandar Beg Munshi (trad. R. SAVORY), “History of Shah Abbas the Great” (Vol.2), Boulder: Westview Press, 1930, p. 1079
[57] Ídem, p. 1186
[58] Cuya tierra es Habashat, Abisinia en árabe (aunque puede que originalmente se refiriera el termino al Este de Aksum) (Henze, Paul B. “Layers of Time. A History of Ethiopia”. Londres: Hurst and Company, 2000, p.33).
[59] Y posiblemente se convirtió por entonces al chiismo (Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012, pp. 3, 6).
[60] El Maathir al-Umara señala que Malik Ambar fue esclavo durante su estancia en Bijapur, actuando como soldado a las órdenes del soberano de Ahmadnagar y destacando junto a otros abisinios por su coraje en combate (VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, p.534)
[61] Quien, habiendo aglutinado a estas facciones ascendientes, lideró la persecución de sus enemigos políticos, quienes contaban con el apoyo del Mogol (VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, p.113)
[62] Subrahmanyam, Sanjay, “An Infernal Triangle: The Contest between Mughals, Safavids and Portuguese, 1590-1605” en Iran and the World in the Safavid Age, VVAA, New York: Ed. I.B.Tauris, 2012, p.108
[63] Ídem, p.115
[64] Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012. p.3
[65] Richards, John F. “The Mughal Empire”, Cambridge University Press, 1993, p.112
[66]VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, pp.534-535
[67] Este viaje, al margen de las consecuencias diplomáticas del mismo, evidenció ante Asad Beg que dirigentes mogoles de alto rango en la región, recibían sobornos de Bijapur, justificando sus acciones en el Deccan por una supuesta amenaza de Malik Ambar a las comunicaciones (Subrahmanyam, Sanjay, “An Infernal Triangle: The Contest between Mughals, Safavids and Portuguese, 1590-1605” en Iran and the World in the Safavid Age, VVAA, New York: Ed. I.B.Tauris, 2012, pp. 122-123)
[68] Jahangir(trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, p.135
[69]Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012, p.4
[70] Jahangir(trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, p.135
[71] El Maathir al-Umara dice de él que era un maestro en la guerra “qazaqi”, conocida como “bargigiri” en el Deccan (VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, p.536).
[72] Jahangir(trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, pp. 165, 187
[73] Jahangir (trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, p. 231
[74] El Maathir al Umara dice de él que era un maestro en la guerra “qazaqi”, conocida como “bargigiri” en el Deccan (VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, p.536).
[75] Jahangir (trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, p. 216
[76] Ídem, pp. 338, 364
[77] Habash Khan, descendiente de etíopes, experimentado administrador y amigo del imperio safaví de Irán, fue enviado en 1622 con ese propósito. Oficialmente venia en nombre del sultán Burhan III, si bien el cronista persa no se engaña y afirma que el poder en la sombra era Malik Ambar (Eskandar Beg Munshi (trad. R. SAVORY), “History of Shah Abbas the Great” (Vol.2), Boulder: Westview Press, 1930, pp.1291-1293)
[78] Jahangir (trad. M. THACKSTON), “The Jahangirnama”, Smithsonian Institution, 1999, pp. 414, 418
[79]Richards, John F. “The Mughal Empire”, Cambridge University Press, 1993, p.115
[80] El sistema mansabdar convertía al noble/señor de la guerra en un funcionario con un rango numérico especificado y un título otorgado por el propio Mogol (Richards, John F. “The Mughal Empire”, Melbourne: Cambridge University Press, 1993, p.301)
[81]VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol I)”, http://www.panjabdigilib.org, pp.534-536
[82] Unos buenos casos serían los de Yaqut Khan (Ídem (Vol II) pp.992-994) y Habsh Khan (Ídem (Vol I) pp.594-596)
[83]Dale, Stephen. “The Muslim Empires of the Ottomans, Safavids, and Mughals”, Cambridge University Press, 2010, p.99
[84]VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol II)”, http://www.panjabdigilib.org , pp. 33
[85] El mismo nombre que recibe hoy en día la población india de procedencia africana.
[86] Estos cuatro de Bijapur: Siddi Yaqut, Siddi Sambal, Siddi Khairu y Siddi Ambar, siguen una trayectoria peculiar teniendo en cuenta el modo en el que alcanzaron la libertad y se integraron en el imperio mogol (Ídem (Vol II) pp. 994-996)
[87] Los enfrentamientos entre Abhang y Chand Bibi dan muestra de ello (Ídem (Vol I) p.120) o también la represión de los partidarios del Mogol en el alzamiento de 1589 de Jamal Khan (Ídem, p.113).
[88] El caso de Yaqut Khan es el más interesante, sirvió en Ahmadnagar hasta que sus rivalidades con otro Habshi, Hamid Khan, le llevaron a unirse a los mogoles. Posteriormente moriría luchando contra estos del lado de Bijapur (Ídem (Vol II) pp. 991-992).
[89] En el imperio mogol el emir es un funcionario de alto rango.
[90] Derecho fiscal temporal otorgado por el Mogol para recoger el impuesto a la tierra de un determinado pueblo, pargana (unidad administrativas que contiene entre 10 y 100 pequeñas aldeas con algún pueblo grande) o área (Richards, John F. “The Mughal Empire”, Melbourne: Cambridge University Press, 1993, p.300)
[91] Habitualmente la concesión del jagir simplemente reconocía el tradicional dominio sobre un territorio (VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol II)”, http://www.panjabdigilib.org, p.994)
[92] Los cuatro de Bijapur, conocidos por su falta de recursos (Ídem, p. 996); Siddi Miftah, el viejo guardián de Nizam Sha del fuerte de Udgir, no dudó en pasar a denominarse Habsh Khan, aunque su malogrado nieto, Siddi Husáin, no tendría la misma suerte (Ídem (Vol I) p. 596).
[93] Kazi afirma que el arresto del abisinio Abhang en 1600 habría permitido a Malik Ambar ponerse al frente de tantos hombres (Kazi, Riksum. “From African Slave to Deccan military and political leader: Examining Malik Ambar’s Life and Legacy”. TCNJ Journal of Student Scholarship, Abril 2012, p.3)
[94] VVAA (trad. H.BEVERIDGE). “The Maathir al-Umara (Vol II)”, http://www.panjabdigilib.org, pp. 991-992
[95] Es importante más allá de un colectivo Habshi homogéneo, puesto que al margen de las probables diferencias lingüísticas y culturales de estos, a menudo cada Habshi tenía sus propias redes clientelares. Luchas de poder como la de Jamal Khan y Dilawar Khan a finales del XVI, o de Hamid Khan con Yaqut Khan no sería excepcionales.
[96] Ídem, pp. 994-996
[97] Ídem, p. 995
[98] Ídem, p. 990
[99] En este aspecto hallamos varios casos destacables: la descendencia de Yaqut Khan (Ídem, p.994), la familia de Fath Khan (Ídem (Vol I) p.534) y la de Habsh Khan (Ídem, p.596).
[100] Ídem, p.534
[101] Con la notable excepción de la esposa abisinia de Hamid Khan (Ídem (Vol II), p. 991; (Vol I), p.798).
[102] Al parecer ella consiguió liberar a su hermano Fath cuando fue encerrado a la muerte de Malik Ambar (Ídem (Vol I) p.532)
[103] Ídem, p.816
[104] Ídem, p.292; Ídem, p.113; Ídem (Vol II), p.33
[105] Además de Malik Ambar y su hijo Fath Khan, se sabe que Habsh Khan tenía mucha fe en el derviche Baba Firuz de Pathri, cada año sufragaba los gastos del monasterio y costeó su tumba al morir (Ídem, p.596); Khudawand Khan Deccani reconstruyó la mezquita Rohan Khera (Ídem, p. 817); También los ex esclavos de Bijapur se encargaban de facilitar el embarque de los peregrinos a La Meca, aunque todo apunta a que era más bien una misión del emperador (Ídem (Vol II), p.996).
[106] Ídem (Vol I), p.534