El Trazo de Kalamos para el viernes 10 de diciembre (y fin de semana): Rusia y Estados Unidos, con una vuelta de tuerca al Nord Stream 2
Buenos días y buen fin de semana,
Encaramos el final de esta semana anómala por razones de los festivos para la sección de "El Trazo de Kalamos", y pasamos a abordar una parte de la reunión bilateral entre Rusia y Estados Unidos, con el contexto de Europa del Este, pero también del posicionamiento entre Rusia e India, con las implicaciones para China y Estados Unidos, y del que hablamos precisamente ayer.
Lo ocurrido tras la videollamada entre el presidente de la Federación de Rusia y el presidente estadounidense Joe Biden nos informa de lo que posiblemente sea el inicio de un proceso que, por supuesto, concierne a Ucrania, pero de forma más general a los equilibrios y desequilibrios entre poderes, con lo que también hay que hablar del Nord Stream 2, además de Asia-Pacífico (por su vertiente del Extremo Oriente), además del Indo-Pacífico (por su vertiente con India).
Pero vayamos por partes. Tras la cumbre por videoconferencia con el presidente ruso Vladimir Putin, el presidente estadounidense Joe Biden reiteró que una intervención militar estadounidense en caso de agresión de Moscú contra Ucrania "no está sobre la mesa", tal y como informaba CNN, y anunció una breve reunión entre Rusia y "al menos cuatro de los principales países de la OTAN", que son Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. En palabras de Joe Biden:
"Tenemos una obligación moral y una obligación legal para con nuestros aliados de la OTAN si atacan en virtud del artículo 5, esa es una obligación sagrada. Esa obligación no se extiende a ... Ucrania".
Efectivamente, Joe Biden descartó el miércoles el envío de tropas estadounidenses a Ucrania para defender al país de una invasión rusa un día después de exponer las consecuencias de tal incursión durante una tensa llamada telefónica con el presidente Vladimir Putin, particularmente cuando ambos mandatarios discutían sobre la acumulación masiva de 70.000 soldados rusos que rodeaban Ucrania por tres lados.
No obstante, sí que especificó las siguientes represalias contra Rusia, la primera inmediata:
"Fui muy directo. No hubo palabras. Fui educado, pero lo dejé muy claro: si, de hecho, él invade Ucrania, habrá consecuencias graves. Consecuencias graves. Consecuencias económicas como ninguna que haya visto o tenido." visto, en términos de imposición" (...) "Él [Vladímir Putin] lo sabe. Su respuesta inmediata fue que entendió eso", dijo Biden.
Biden dijo que le dijo a Putin que probablemente tendría que aumentar la presencia de tropas estadounidenses en Europa para asegurar a los aliados de la OTAN el apoyo continuo de Estados Unidos si Rusia seguía adelante con una invasión.
Durante su conferencia de prensa televisada el miércoles, Putin dijo que él y Biden acordaron continuar las discusiones de seguridad y añadió que Rusia presentaría los parámetros para las conversaciones a Estados Unidos dentro de una semana:
"Acordamos que se creará una estructura apropiada que podrá lidiar profesionalmente con esto", dijo Putin
Un día después, tanto él como Putin dijeron que pronto podrían abrirse nuevos canales diplomáticos en un intento de proporcionar una vía de salida al conflicto.
En definitiva, ambos mandatarios discutieron por extenso (en total la reunión duró 2 horas) la situación en Europa del Este, sin llegar a un acuerdo.
La entrevista no produjo un aumento de la tensión, más bien abrió vías para aliviarla, y ese era el auténtico objetivo de los estadounidenses, y más valorando lo sucedido horas antes entre India y Rusia. La realidad es que Washington y Londres socavan en gran medida a Moscú en sus países vecinos, hasta Ucrania y Bielorrusia, satisfecho con la situación presente ya no quiere llegar a una guerra impredecible que lo distraiga del Indo-Pacífico, donde los movimientos de Rusia ofrecen alternativas interesantes... y también desafíos: Putin piensa como un ajedrecista, y ha cambiado de flanco con dos movimientos abriendo cosas muy sugerentes, tanto en positivo como en negativo y que afectan a todo el tablero.
Washington abiertamente empieza a temer que los países bálticos a los que ha contratado la contención de Moscú, con la tutela del Reino Unido (y el juego agresivo para contener a Alemania por parte de los británicos) puedan desencadenar un conflicto. Por tal motivo, más allá de la amenaza de tremendas sanciones, confirmó Biden que realmente él no tiene la intención de enviar soldados estadounidenses a Ucrania, se conforma con la línea establecida.
Pongamos un rápido e inmediato contexto a esta situación
Sin remontarnos más allá de este año podemos trazar una interesante línea.
Los días 8 y 9 de julio se reunieron en Sofía los 12 países que integran la iniciativa Three Seas (Trimarium): repúblicas bálticas, grupo de Visegrád, Austria, Eslovenia, Croacia, Rumanía y Bulgaria. Estados Unidos (principal financiador externo), la Unión Europea (de los cuales los 12 son miembros) y Alemania (la principal potencia económica) fueron invitados como observadores.
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, expresaba su voluntad de que la Iniciativa Three Seas se integre mejor en las políticas e instrumentos de inversión de la UE. El Trimarium no debe desviarse del acervo comunitario, sino que debe dejarse asimilar manteniendo un vínculo transatlántico sólido. Según el jefe de Estado alemán, sus proyectos de infraestructura deberían coordinarse con las necesidades de la Unión Europea. Que traducido significa que debe sincronizarse con las prioridades de Berlín, que son un poco menos tan descaradamente a favor de Estados Unidos.
Para variar, el Bundespräsident llega con un retraso de años. Es muy poco probable que los bastiones del frente oriental de la OTAN, Polonia y Rumanía, sean capaces de renunciar a los beneficios de seguridad concretos, con claros dividendos industriales que ofrece Washington, para casarse con los efímeros ideales que Berlín anhela, a pesar de que algo hay en el documento de la coalición alemana al respecto, pero habrá que ver. Por el momento, Alemania tendrá que contentarse con el papel de "participación" en el Trimarium de la aquiescente Austria de habla alemana. Además, desde los años 90 las ambiciones alemanas y el juego del antipoder en Europa llevaron al control del espacio Trimarium por parte de Estados Unidos, pero como Alemania sacó las fábricas que creyó necesarias en su espacio y se lió en una competencia con Austria por ese espacio y la liquidación de Yugoslavia... el resultado es que lo que quiere ahora Alemania no se hace sólo con perspectiva geoeconómica, cometió errores de cálculo y de percepción muy grandes y no sólo no se había enterado de lo que hizo, es que 30 años después sigue sin hacerlo.
En definitiva, no se cuestionan los principales proyectos de conexión logística Norte-Sur (Rail2Sea y Via Carpatia) promovidos por Estados Unidos. Están dirigidos sólo parcialmente al desarrollo económico regional, pero son principalmente funcionales a la proyección del poder estadounidense. Empezando por el transporte y despliegue de vehículos militares cerca del istmo de Europa en caso de necesidad. La mayoría de los proyectos financiados por el Fondo de Iniciativas se conciben como un contraataque a la asertividad rusa, pero también como una contención de las ambiciones alemanas, que son muy lentas, están muy mal enfocadas y son muy previsibles.
"Espero que a nadie se le ocurra cruzar la línea roja con Rusia", fueron las palabras más significativas pronunciadas por el presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en la sesión plenaria del parlamento del 21 de abril de 2021. El mensaje fue no dirigido tanto a los disidentes internos, sino a los rivales externos que "confundirán nuestras buenas intenciones con la debilidad". Para ellos "la respuesta será asimétrica, rápida y dura".
Como ya dije aquí, la invasión sería destruir todo un ciclo de propaganda rusa y de acciones dirigidas al control, que no a la integración, que entre otros aspectos, sería por la fuerza, dando lugar a una gran reacción que Rusia, hoy por hoy, quiere evitar, entre otras cosas porque supondría ponerse en el fondo del estómago de China a medio digerir. Seguro que Putin habrá hallado la manera de decirle precisamente esto a Biden, recordándole que la presión estadounidense fue el motor del gran acercamiento entre Moscú y Beijing, tal y como recordábamos precisamente ayer.
Sobre las posiciones reales de Rusia recomiendo leer el análisis que hice los días 22 de noviembre y 23 de noviembre en "El Trazo de Kalamos".
Putin no especificó en qué consiste realmente esta línea roja, pero en una cosa fue diametralmente claro: "Nosotros mismos determinaremos por dónde pasa".
Planteamiento de valor geopolítico extremo, claramente. De hecho, una línea roja se diferencia de una línea de amistad (o "Lines of Amity") por un detalle no indiferente: es unilateral. Representa el comienzo y el final de una escalada, o más bien de la progresiva intensificación de un esfuerzo económico, militar o cultural. La estudiada terminología empleada por Putin, como ex agente de la KGB, revela un profundo conocimiento de los mecanismos que regulan el arte de las relaciones internacionales.
Para los estrategas, una línea roja perfecta, la gran línea roja, es la línea más corta y recta entre dos zonas inalienables, y es así por dos simples razones:
1/ Es más defendible; y
2/ Requiere menos asignación de recursos.
Es decir aunamos eficacia con eficiencia, y se hace sobre el terreno o sobre los conceptos, la tecnología, etcétera.
En esta coyuntura histórica, el mayor enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia, dos decadentes hegemonías, global y regional respectivamente, se registra en el cuadrante de Europa centro-oriental, es decir, en esa vasta franja de tierra entre los mares Báltico y Negro. En particular, las principales fricciones se encuentran en Ucrania y su vecindad inmediata.
La línea más corta entre los dos mares semicerrados es el istmo de Europa, que corresponde aproximadamente al eje entre los territorios "rusos" más occidentales: el oblast de Kaliningrado y la región separatista moldava de Transnistria. Cuando Putin espera que nadie cruce la línea roja, implica que ningún poder debe superar físicamente el límite virtual del llamado russkij mir ("mundo ruso"), la hegemonía regional rusa en este cuadrante de su proyección.
Putin está aludiendo, ciertamente no de una forma demasiado sutil a la idea recurrente de Kiev de permitir que la OTAN establezca nuevas bases militares terrestres en el centro-este de Ucrania y, sobre todo, bases navales en la costa norte del Mar Negro.
El propio presidente ruso en una reciente entrevista televisiva fue aún más claro: "Imagínense que Ucrania se convierte en miembro de la OTAN. El tiempo de crucero de un misil lanzado desde Jarkov o Dnipropetrovsk a Moscú se reduciría a 7-10 minutos. Esta es una línea roja para nosotros, ¿no?".
La idea recurrente de instalar puestos de avanzada militares en Bielorrusia en Baranavičy (Brest), Lida (Hrodna) y el aeródromo de Babrujsk (Mahilë aimed) con el objetivo de enfrentar el avance hacia el Este de las estructuras político-militares occidentales nunca se perdió. El interés lineal del Kremlin es desplegar una combinación de sistemas de misiles tácticos tierra-aire (S350 Vityaz, S400 Triumph, S500 Prometheus) y tierra-tierra (Iskander-M) en Transnistria. Los misiles tácticos tierra-aire serían capaces de proteger eficientemente el espacio aéreo de la línea roja, mientras que los Iskander-M (tierra-tierra) contrastarían de forma conceptualmente simétrica las peculiaridades del doble uso, defensivo y ofensivo, de la base de misiles Aegis Ashore en Deveselu (Rumanía). Los misiles de crucero con capacidad nuclear 9M729 Novator, cuyo alcance se sabe que supera los 500 kilómetros, harían esto. La solución prevista para Transnistria replicaría perfectamente la ya adoptada para el enclave de Kaliningrado. Sólo la marginación logística de Tiraspol impide que Moscú establezca el puesto Sur de la línea de demarcación hegemónica.
La carrera hacia el istmo de Europa sitúa a Rusia en una marcada desventaja en comparación con Estados Unidos. Los estrategas estadounidenses se han movido con mucha anticipación, cerrando las filas de los países de Europa Central y atándolos logística y defensivamente a las decisiones de Washington. El proceso es de larga duración y continúa de forma simétrica, lenta y fluida.
La Iniciativa Tres Mares (Trimarium, I3m) se creó formalmente para promover la cooperación e implementar proyectos con un alcance geoeconómico. En realidad, también lleva aparejados objetivos de infraestructuras de carácter geoestratégico. Entre los principales proyectos se encuentra la línea ferroviaria Rail2Sea que conectará Gdansk (Polonia) en el Mar Báltico con Constanta (Rumanía) en el Mar Negro. Para abastecer a los mercados de Europa Central es muy preferible hacer uso de las conexiones logísticas con la ciudad portuaria de Trieste en el tercer mar: es decir, el Adriático. De ahí el profundo significado del proyecto ferroviario Rail2Sea, promovido por Estados Unidos, pues no radica tanto en el desarrollo económico anunciado, sino en el transporte eficiente de vehículos militares a lo largo de todo el flanco oriental de la OTAN. Al contribuir sólo con el 30% del dinero al Fondo I3m, Estados Unidos descarga la mayor parte de los costos de sus ambiciones estratégicas en los doce países miembros del Trimarium: Repúblicas Bálticas, Polonia, Chequia, Eslovaquia, Austria, Eslovenia, Croacia, Hungría, Rumania y Bulgaria. Usando su influencia diplomática y militar, Washington redistribuye las cargas de infraestructura para hacer sostenible el proyecto de esferas de influencia con Moscú. Y lo hace de una forma muy geométrica.
La simetría del nuevo telón virtual es macroscópica y descansa sobre los dos baluartes del flanco oriental de la Alianza: Polonia y Rumanía. El nuevo corredor ferroviario apto para el transporte militar Rail2Sea correrá en gran parte paralelo al istmo de Europa, eso sí: sin pasar por la Galicia ucraniana, por lo menos por ahora, y permitiendo un rápido despliegue de vehículos en caso de colisión frontal con Moscú. A una distancia suficiente para escapar de la avanzada instrumentación rusa de guerra electromagnética desplegada en el enclave de Kaliningrado y potencialmente transferible a Transnistria, aspecto éste que no creo que Rusia tarde en implementar.
Al norte de Polonia (Redzikowo) y al sur de Rumania (Deveselu) se encuentran las dos bases de misiles de la OTAN Aegis Ashore, capaces de garantizar la protección más amplia a la península europea. Oficialmente, los lanzadores verticales Mk-41 del escudo antimisiles estadounidense se presentan como defensivos, pero en realidad se prestan a un doble uso, defensivo y ofensivo. Esto, naturalmente, preocupa al Kremlin, que tiembla, y con razón, ante la idea de ver la presencia de misiles de crucero con capacidad nuclear almacenados en las dos bases: en Łask (Polonia central) y Câmpia Turzii (Transilvania), que presentan la ventaja estratégica definitiva de hallarse lejos de las costas para escapar de los ataques aéreos y navales; precisamente ahí se ubican las bases aéreas que algún día adquirirán una importancia estratégica preeminente para el flanco oriental de la OTAN. Constituyen los dos focos del espacio elíptico del frente oriental. La base polaca fue seleccionada para albergar los cazas F-35A Lighting II. La base rumana ya alberga docenas de drones Mq-9 Reaper, usados para dar muerte al Mayor General Soleimani. Las actividades de vigilancia y espionaje aerotransportadas podrían proliferar en un futuro próximo.
Además, la base aérea rumano-estadounidense 71 "Emanoil Ionescu" en Câmpia Turzii, muy bien protegida desde la cima por los Cárpatos, también podría superar en importancia a la base aérea multinacional 57 "Mihail Kogălniceanu" cerca del puerto de Constanta. Aunque reforzada, a este última se le encomendaría la dura tarea de absorber el primer impacto de una ofensiva rusa naval-aérea desde el Mar Negro, distribuyendo las pérdidas materiales y humanas de forma más equitativa entre los aliados; mientras que las fuerzas estadounidenses, más protegidas, serían las responsables de organizar el rescate.
La mayor parte de los asentamientos militares estadounidenses y aliados se encuentran al oeste de los ríos Vístula (Polonia) y Prut (Rumania / Moldavia) . Estos dos ríos delimitan naturalmente las zonas de amortiguamiento de baja militarización entre los dos bloques contendientes. Las tropas estadounidenses no están dispuestas a adelantarlas por al menos tres razones.
En orden de importancia creciente:
1/ Respetar los acuerdos concertados con la agonizante Unión Soviética (1991);
2/ Mantener el equipo a salvo de los equipos electromagnéticos rusos y evitar daños a la salud de las tropas causados por las pistolas de microondas;
3/ Y más importante de todos, para marcar a Alemania con firmeza amenazándola con "disuasión negativa".
Los misiles Iskander de capacidad nuclear rusos desplegados en Kaliningrado podrían arrasar Berlín (que está a 500 kilómetros de distancia) en ausencia de la interposición y el escudo de barras y estrellas. Recordar esto en la cancillería alemana es un arma diplomática formidable en la panoplia del Departamento de Estado de Estados Unidos.
En el Pentágono se está arraigando la conciencia de que un nuevo empujón hacia el Este supondría la dilución de energías y una mayor indisciplina de las principales potencias del Viejo Continente, Alemania en primer lugar. Esta es la razón por la que vale la pena invertir miles de millones de dólares en obras logísticas y estratégicas perfectamente alineadas en un frente no demasiado amplio y lo suficientemente distante de Rusia para no provocar su reacción nuclear, pero lo suficientemente cercano a Alemania para contener sus ambiciones. El grueso de la infantería aliada y estadounidense está y será desplegada en Poznán (Polonia) y Craiova (Rumanía): en la retaguardia del frente ruso, pero en una posición óptima para llevar a cabo presiones políticas (o intervenciones militares) contra Alemania y los Balcanes Occidentales.
El eje Gdansk-Constanza corre (casi) paralelo al eje Kaliningrado-Tiraspol, es decir, la verdadera línea roja a la que alude el presidente ruso. Y no es sorprendente que la presencia militar estadounidense en Ucrania se encuentre en el centro de entrenamiento Yavoriv cerca de Lviv (Ucrania occidental): se encuentra en la línea Gdansk-Constanta justamente en un punto casi medio. Según el jefe de estado ruso, los soldados estadounidenses deberían permanecer allí.
Las inversiones estadounidenses en infraestructura y el Fondo I3m tienen el objetivo estratégico de compactar a los países aliados cercanos al istmo de Europa y, manteniendo vivo el fantasma ruso, cortar las alas a los potenciales competidores de Estados Unidos en el apéndice occidental del Viejo Continente.
El desacoplamiento económico, estratégico y cultural entre las dos esferas de influencia a lo largo del istmo de Europa se hace más evidente día a día. La salida definitiva de Bielorrusia de las esferas occidentales, a lo que han contribuido y no poco, imagino sin ellos pretenderlo, Polonia y Lituania, empujando a Bielorrusia a su regreso bajo el ala protectora de Rusia es un claro ejemplo de ello. Como es la ruptura diplomática con Moscú de los países eslavos pertenecientes al Trimarium. El juego de los espías y las expulsiones mutuas les concierne principalmente, no a naciones de otros orígenes lingüístico-culturales o áreas geográficas más remotas.
Retomando la reunión Biden-Putin: un cambio de tema, el Oriente Medio
Es en este contexto cuando se produce un cambio de tema y Biden terminó hablando de Medio Oriente con Putin. Por supuesto, no se trataba de mostrar su voluntad de firmar ningún acuerdo sobre la cuestión de Europa. Aún más relevante, después de la reunión remota, el presidente estadounidense tuvo una llamada telefónica colectiva con los líderes franceses, británicos, alemanes e italianos. Sin llamar inmediatamente ni al presidente de Ucrania ni a los demás países bálticos (incluida Polonia), cosa que expresa la voluntad de mantener alejadas de la acción a las cancillerías más beligerantes. Para Putin, la conciencia de que Washington no quiere abrirse a Moscú para usarla contra Beijing, y que mantiene a la Federación aferrada a la línea roja ucraniana alargando el juego que hemos descrito, pues es del interés de Estados Unidos (y de su socio minor, el Reino Unido).
Y para acabar, volvemos al juego con el Nord Stream 2
Efectivamente, retomamos la cuestión del Nord Stream 2, un frente en el que también me atrevería a anticipar un juego similar por parte de Estados Unidos, y del que hablé hace unos días aquí mismo, y recomiendo repasar.
Pero, pasemos al análisis. De acuerdo con Reuters, funcionarios estadounidenses han dicho a los miembros del Congreso que tienen un acuerdo con Alemania sobre el cierre del gasoducto Nord Stream 2 si Rusia invade Ucrania. Este elemento es una cláusula de seguridad perfecta, tanto para Alemania como para Rusia, ante todo porque Rusia perdería sus líneas estratégicas basadas en la energía de las que hablaba y analizaba ayer en "El Trazo de Kalamos". Recordar que, hasta el momento, Berlín había negociado con los estadounidenses para detener la tubería solo si los rusos la usaban explícitamente como arma de chantaje contra Kiev.
Como ya he dicho en esta misma sección, se trata de un juego por el que Estados Unidos ha cambiado su enfoque de Trump a Biden, pero no su idea. Ahora ya no intentan impedir la construcción de la infraestructura, entre otras cosas porque ya está completa, sino que la sobrecargan con limitaciones cada vez mayores.
Lo que está en juego no es simplemente la energía, no está evitando una excesiva dependencia europea del gas ruso o una centralidad alemana en los mercados energéticos. Lo que se trata de evitar de verdad por parte de los AUKUS es una convergencia de intereses entre Moscú y Berlín (y Unión Europea, llegado el caso), que las dos potencias se pongan de acuerdo sobre los jefes de las naciones intermedias, y comenzando precisamente, por Ucrania, lo cual desmontaría lo que he estado explicando y han tejido Estados Unidos, y su socio minor, el Reino Unido, en este análisis del día de hoy.
Por su parte, el nuevo gobierno encabezado por Olaf Scholz no hizo comentarios, más allá de recordar que Moscú pagaría un alto precio económico si atacaba Kiev. No obstante, durante los últimos meses Alemania está tratando de contemporizar, y con ello se acercan precisamente, al decidir no decidir, llegar al objetivo que quiere Washington (y Londres... y además también París en ciertos aspectos, como ya comenté aquí), y que se va a esforzar al máximo por alcanzar: retrasar indefinidamente la puesta en servicio del oleoducto sería un resultado óptimo para Washington. Insisto otra vez en ello, y la idea es importante para Europa, lo que incluye a Berlín, a París y a todos, y que se halla en el último apartado Conclusiones de este "Trazo de Kalamos".
Estados Unidos, en lo que se refiere a Rusia, ha introducido la idea de usar la energía como arma, junto con las sanciones financieras, como elemento de disuasión. Y esto es algo que trasciende el aquí y ahora para evitar la invasión de Ucrania. Es, realmente, un elemento de la negociación entre Washington y Moscú para congelar la rivalidad en Europa del Este propuesta por Putin y a la que Biden solo ha dicho que no de una forma meramente parcial.