El Trazo de Kalamos de hoy sigue las reflexiones del Trazo de Kalamos de ayer, de modo que es oportuno repasarlo para contextualizar.
Y antes de empezar este Trazo de Kalamos dejo constancia de una serie de evidencias y de elementos que se hallan en la base de esta asociación legalmente registrada en España: nos centramos en el estudio de la Relaciones Internacionales, la Geopolítica; tratamos de comprender cómo funcionan los ciclos de hegemonía; ponemos el acento en una serie de elementos cardinales que para nosotros son de gran importancia, tales como los derechos humanos y otros elementos que, desde una perspectiva hija de la Ilustración y la razón, defendemos y analizamos.
Pero procuramos reducir nuestros sesgos en los análisis que hacemos. Nosotros tratamos de escuchar y comprender, y para eso profundizamos. Recurrimos a elementos como el análisis de aspectos culturales, históricos, morales, de la economía política... Tomamos en consideración todos los puntos de vista para tratar de construir una visión, que siempre será nuestra visión, con nuestros aciertos y con nuestros errores.
Concebimos este momento de transición de hegemonía de Estados Unidos, similar a otros episodios históricos, con sus respectivas particularidades, como es la transición de hegemonía de las Provincias Bajas Unidas, el Imperio británico... y ahora, Estados Unidos. Percibimos la formación de grandes espacios y de transformaciones que indican una gran competencia entre bloques, formándose uno alrededor del "espacio" de China, y otro que se está formando y que tiene varios pilares que, creemos, se dan diferentes circunstancias a tener en cuenta para determinar la formación del otro gran espacio de formación de gran bloque en pugna por la hegemonía, que dará lugar a una gran competencia entre ambos, desarrollando un modelo completo en competencia con su opuesto y que han de competir hasta alcanzar la hegemonía global como no hemos visto nunca, dados una serie de elementos que confluyen y que lo anuncian.
Es decir, que tratamos de "leer" con calma, para construir un análisis lo más equilibrado posible, y que tratamos de argumentar, para comprender. Evidentemente, estas líneas se escriben desde Europa Occidental, y ya hemos empezado diciendo cómo concebimos nuestras convicciones, que sin duda tienen un peso, pero creemos aquello que se puede seguir en Tucídides o en Maquiavelo, que las pasiones nublan el juicio, y fruto de ello, se pierde la capacidad de discernimiento y se toman malas decisiones, porque entonces lo que estamos haciendo es forzar la realidad a nuestro punto de vista y no ver la realidad como tal, o acercarnos lo más posible. A partir de ese punto, tratamos de pensar en cómo posicionarnos y cómo defender nuestras convicciones.
Bien, una vez hecha esta aclaración para aquellos que todavía no nos conocen porque no han tenido ocasión de leer nuestros documentos y artículos, pasamos a continuar, ahora sí, lo que venimos observando respecto a los grandes actores, y qué motivaciones podrían tener en las acciones que están tomando, y que creo que hay que leer en lo que señalamos para estos tiempos: la construcción de grandes espacios, grandes bloques, en extrema competencia por la hegemonía global, en un contexto de un vital Bretton Woods de nuevo cuño, la Revolución Industrial 4.0 y el factor determinante, disruptivo, que han de tener ambos elementos en estos tiempos.
Así, podemos leer en The New York Times del pasado 29 de enero de 2022 el siguiente artículo. “El diálogo con Rusia no es una apuesta, es un enfoque que responde a una necesidad”, cita el periódico a un alto funcionario de la presidencia, que habló bajo condición de anonimato de acuerdo con la práctica del gobierno francés, después de que los presidentes Macron y Putin hablasen por teléfono durante más de una hora. A continuación, Emmanuel Macron habló con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, una medida que colocó al líder francés precisamente donde busca estar antes de las elecciones presidenciales de abril: en el punto de apoyo de la diplomacia de crisis sobre el futuro de Europa.
Para comprender adicionalmente el enfoque francés es preciso leer el documento en tres partes que generamos en el Instituto Symposium sobre la presidencia de turno francesa para el primer semestre de 2022, y que puede hacerlo aquí y siguiendo los enlaces que hallará al final del documento para pasar de parte a parte.
La cooperación con los Estados Unidos ha sido intensa y bienvenida, y señala una dirección en la transformación de Europa, algo que también venimos señalando en varios Trazos de Kalamos, por ejemplo en los siguientes: [1] [2] [3] [4] [5] [6] [7]. Elementos que demuestran la visión de Emmanuel Macron de una Europa que tiene un papel fundamental que desempeñar para desactivar la crisis, demostrar su propio liderazgo europeo a sus votantes, asegurarse de que Alemania y varios estados europeos escépticos respalden su ambiciosa visión estratégica, que incluye la transformación total de Europa, y evitar que Estados Unidos tenga motivos para dudar de su compromiso con la OTAN... pero esto es el punto de partida para construir el gran espacio, junto a otros pivotes. El presidente Macron, según cita The New York Times a una fuente que es un alto diplomático, participó en la redacción de la firme respuesta estadounidense a las demandas rusas de que Occidente reduzca su presencia militar en Europa del Este y garantice que Ucrania nunca se una a la OTAN, una respuesta que el Kremlin consideró inadecuada. Emmanuel Macron le ha dejado claro a Vladimir Putin que, como estado soberano, Ucrania tiene el derecho inalienable de tomar sus propias decisiones sobre su dirección estratégica.
Aún así, insisto en que ya se han dado señales de sobra acerca de una búsqueda de un equilibrio en las posiciones negociadoras pensando en un mundo que ya es imposible de contener de grandes espacios en competencia, de modo que Emmanuel Macron, al igual que en el fondo Estados Unidos, entiende que hay que dar forma a partir de la crisis a algún tipo de reajuste de la seguridad europea que tenga más en cuenta las preocupaciones rusas... pero esto se extiende a Oriente Medio, África, la América Latina en su conjunto, Asia Central, el Extremo Oriente, India, ASEAN... la búsqueda de entendimiento implica a pequeños, medianos y grandes actores para formar el espacio de hegemonía, de la misma forma en que China forma el suyo.
El funcionario francés citado por The New York Times habló de la necesidad de un “nuevo orden de seguridad en Europa”, provocado en parte por la descomposición del antiguo, y esto es clave, para poder generar una pieza que pueda encajar bien con la que se está generando con Quad Plus, y la presencia de la Unión Europea en el Indo-Pacífico y más allá, con diferentes encajes también en África y América Latina/Cono Sur, donde se hallan los mismos grandes actores implicados, y donde la aproximación de una Europa descoordinada, sin un orden federal es un lastre y un peligro que ha llegado la hora de zanjar.
Sugirió también la fuente que cita The New York Times que varias decisiones estadounidenses habían causado un "desorden estratégico", y señaló que hubo "dudas en un momento determinado sobre la calidad del Artículo 5", la parte fundamental del tratado de la OTAN que dice que un ataque contra cualquier estado miembro será “considerado un ataque contra todos ellos”.
Esta fue una clara alusión a la visión desdeñosa del expresidente Donald J. Trump sobre la OTAN, una postura que la administración Biden se ha esforzado por rectificar. Para Francia, sin embargo, y hasta cierto punto para Alemania, la lección ha sido que, pase lo que pase, Europa debe valerse por sí misma porque su socio transatlántico podría volver a las andadas, quizás ya en 2024. Al respecto, creo que deberíamos entender unas cuantas cosas los países Occidentales con el eje en el Atlántico: si repetimos "el juego" que hemos venido jugando con las transiciones de hegemonía anteriores, esto implicaría un enfrentamiento entre nosotros: y China sacará partido. Si no comprendemos que China nos ha tomado una ventaja, que podría ser estratégica en no pocos puntos, y que se puede volver insalvable con la Revolución Industrial 4.0, estaríamos ejecutando una derrota estratégica por nuestra cuenta, con China limitándose a mirarnos cómo nos hundimos. Si Europa no se transforma en un ente federal, cohesionado, organizado, planificado y profundamente pensado (para lo que hace falta una unión monetaria, fiscal, bancaria... y los "eurobonos" que sirvan de palanca geopolítica y geoeconómica para la formación del gran espacio)... estamos acabando con nosotros mismos a ambas orillas del Atlántico; si Alemania sigue con sus políticas y acciones hacia China, sin una alternativa creíble y si seguimos dividiéndonos por los intereses corporativos, no sólo lastramos nuestra competencia con China a ambos lados del Atlántico: nos estamos poniendo en las manos de China; si nos negamos a intentar un encaje de Rusia, como sea que se pueda lograr, estaremos entregando la prosperidad de la propia Rusia, Europa y América en manos de China... y en ese juego siempre hay un perdedor que es un "nosotros" tan amplio que incluyen corporaciones europeas, americanas y rusas; la hegemonía de Estados Unidos, que ya no puede ni podrá sostener por sí mismo, etcétera. Es decir, o profundizamos y ampliamos hasta el límite, con grandes pilares geopolíticos unidos por un nuevo Bretton Woods, con intereses comunes y compartidos de tal manera que si ganamos, ganamos todos, y si perdemos, perdemos todos, con una nueva forma de crear lazos con unas instituciones federales de gran alcance... o de lo contrario, creo que nos equivocaremos. Por supuesto que podemos tomar las decisiones que creamos mejor pensando en términos nacionales o en términos de intereses corporativos, o en términos de controlar al otro... pero en ese caso estaremos tomando la decisión de aceptar el yugo y la hegemonía global definitiva de China. Es cuestión de decidir qué queremos.
Señala The New York Times que Putin y Macron tienen una cosa en común: ambos creen que la arquitectura de seguridad posterior a la Guerra Fría en Europa necesita remodelarse... y creo que ambos tienen razón, pero también creo que hay que señalar la evidencia que ya he señalado: que o se cuenta con Estados Unidos para evitar que, en palabras de Kissinger, quede aislado en una gran isla lejos del elemento central de poder que se está organizando en la gran masa continental de Europa, Asia y África, o bien volverá a fracasar tal y como fracasó otras veces, y el señor Kissinger tiene experiencia en esto, y sabe cómo se puede romper un gran acuerdo labrado por la administración Nixon. Es una evidencia, el juego que hemos seguido europeos, rusos y norteamericanos no ha hecho más que reforzar a China, ¿vamos a seguir así hasta que sea patente su victoria sobre nosotros?
Vladimir Putin quiere deshacer las consecuencias del colapso soviético, al que ha llamado “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”; afirma que desea hacer retroceder a la OTAN de los países anteriormente controlados por los soviéticos a su postura anterior a la ampliación; y consagrar la idea de una esfera de influencia rusa que limita la independencia de un país como Ucrania... ¿O podría ser de otra forma? Elisabeth Braw señalaba en un interesante artículo en FP una evidencia: ¿acaso nos hemos olvidado que Rusia, con Putin y en 2001, deseaba tener otra relación con Occidente y con la OTAN? ¿Qué tal si hablamos con George Robertson, entonces secretario general de la OTAN? Esta es una parte que estamos pasando por alto con demasiada facilidad, y que al igual que pasó con Turquía y Rusia, con juegos diferentes, han sido determinados factores estratégicos los que llevaron hacia la deriva que han seguido. Obviar sus posiciones y lo que de verdad buscan es un error. Insisto, en este Trazo de Kalamos y en el anterior, creo que estamos en una fase de construir posiciones, lo más fuertes posibles de negociación, asegurar las mayores bazas posibles en la línea de "podemos cooperar y nos beneficiamos mucho todos, o podemos no hacerlo y entonces todos podríamos perjudicarnos a todos muchísimo"... y de ahí el equilibrio de piezas con Qatar decidiendo optar por Boeing en lugar de Airbus... pero con un papel en la energía y las posiciones de poder en Arabia con Francia y Europa (y sin olvidar el Soft Power del PSG), Rusia en el Sahel, Ucrania... La lista de acciones para equilibrar y mejorar las posiciones de negociación es amplia entre todos los actores implicados para la negociación. Insisto también en esto: Kissinger sabe mucho acerca de alcanzar un pacto que aúne a las tres partes, es decir a norteamericanos, europeos y rusos. Y también sabe de cómo se puede echar a perder. La clave es no excluir a ninguna parte, y aunar a las tres partes en uno.
De ahí que Emmanuel Macron defiende el desarrollo de una fuerte capacidad de defensa europea, pensando en el auténtico gran marco de competencia de grandes bloques, y un nuevo “orden de estabilidad” que ha de involucrar a Rusia... pero partiendo de la relación con Estados Unidos. Como dijo el presidente francés sobre este arreglo innovador en un discurso ante el Parlamento Europeo el pasado mes:
“Necesitamos construirlo entre europeos, luego compartirlo con nuestros aliados en el marco de la OTAN. Y luego, tenemos que proponérselo a Rusia para que lo negocie”.
En este mismo sentido se mueve también Italia, tal y como analiza Otto Lanzavecchia en este análisis para CEPA.
Al respecto, también cabe señalar la persecución de la formación de las diferentes posturas negociadoras, y de ahí la posición del Reino Unido por buscar ser una de las piezas clave, como se desprende del artículo en el Financial Times de Anne-Sylvaine Chassany, y que debe complementarse con lo mencionado ayer al respecto en el Trazo de Kalamos con la cuestión del "partygate"... Johnson se podría estar acercando a la culminación de un juego de poder dentro del propio Partido Conservador británico, algo ya experimentado por ciertos líderes en el pasado, por cierto. Es decir, que el ciclo de Johnson se podría estar acabando y sería muy interesante ver un nuevo primer ministro más acorde con las necesidades de Global Britain en el contexto de la formación de los grandes espacios y grandes bloques de hegemonía en pugna por la dominación global.