El Trazo de Kalamos para el miércoles 1 de junio de 2022: el dragón y el águila. China y Estados Unidos, y sus movimientos en el tablero del Indo-Pacífico (y más allá)
Dentro del contexto de transición de hegemonía en el que nos hallamos, percibimos los movimientos entre el retador, la República Popular de China (con su apéndice ruso, y cada vez más), y el que recibe el reto, que es Estados Unidos, que bajo la administración Trump pensó que podía intimidar y desarrollar esta pugna por sí mismo y mover los equilibrios de una manera más favorable a sus intereses. Esta visión se ha reformulado a través de la nueva estrategia indo-pacífica de Estados Unidos de febrero de 2022, a la que le dedicamos un Trazo de Kalamos para comentarla, y que recomendamos repasar.
Estados Unidos empieza a adoptar la estratagema de cambiar el tablero de juego, justo cuando China desea aferrarse al mismo para prepararse para la máxima competencia hegemónica, con la idea de aislar a Estados Unidos, capturar a Europa, debilitar a India y cooptar el máximo espacio posible en Oriente Medio, África y América Latina, con el apoyo de los polos, aprovechando la base de lanzamiento de su espacio en Asia Central, mientras prepara su espacio estratégico alrededor suyo. Por otro lado, China arrostra ahora la consolidación de un establishment que ha cometido errores en el modelo económico, pero que ha medrado, y ahora debe transformarse en otra cosa en todos los aspectos.
Por tal motivo, Estados Unidos adopta la línea de defender el orden internacional que guía mediante una serie de cambios.
China representa el desafío más serio a ese orden, el único país con la intención y los medios para cambiarlo, y que ha capturado a Rusia para sus fines totalmente, incluido el plano estratégico, al protegerse a través del "Heartland" ruso-chino, y al cooptar a los rusos como "bárbaros de las estepas" y que abran brechas, si no puede ser en la unidad occidental ampliada, sí por lo menos en el plano estratégico a través de las diferentes líneas de acción de Rusia.
La República Popular de China quiere empezar la fase máxima de competencia hegemónica con una esfera de influencia y usar cuantos medios definen y permiten vencer en esta Revolución Industrial 4.0 para convertirse en la primera potencia del mundo. Este es un momento para repasar este clave Trazo de Kalamos para comprender a cabalidad los aspectos centrales, y cómo el retador obliga a la concentración desde un plano ofensivo completo, incluido el ideológico; y ya hemos empezado a percibir medios de lucha en el nuevo espacio de combate, como señalamos con el e-CNY aquí; o con respecto al desarrollo de los cuellos de botella de Mahan uniéndolos a los datos, como señalamos aquí. La dimensión espacial, otro de los elementos clave por la batalla por la hegemonía global también es testigo de la misma línea, como percibimos y señalamos en este Trazo de Kalamos. La forma en que la tecnología ayuda a definir los bloques en esta gran pugna viene dada por diferentes factores que venimos señalando en nuestros comentarios, por ejemplo a través de los semiconductores. Esto se traslada al campo militar, como reflexionamos con respecto a los misiles hipersónicos de China, llevando a la colaboración de los AUKUS para competir con China (y Rusia)... y pienso que la Unión Europea, a través de actores como Francia debería estar ahí.
La evidencia es que China se está preparando y cuenta con puntos fuertes que son imprescindibles para vencer en esta nueva pugna de hegemonía. De modo que China no va a desviarse ni un ápice de su trayectoria, de modo que Estados Unidos trata de prepararse para arrostrar este desafío redefiniendo aspectos importantes en diferentes ejes.
Sobre estos elementos que aquí he ido señalando, si los tomamos como elementos troncales, se expresó el pasado 26 de mayo de 2022 el Secretario de Estado Antony J. Blinken en un discurso pronunciado en la Universidad George Washington, donde se expone el enfoque de la administración Biden hacia la República Popular de China.
Si nos centramos en el propósito vamos a percibir que resulta ser, en el plano estratégico, bastante similar a lo fijado bajo la administración Trump, pero atención, con una gran diferencia, como ya hemos señalado y profundizado a lo largo de los documentos y comentarios que hemos producido desde el Instituto Symposium: la recuperación de los aliados, en el fondo maltratados bajo la anterior administración en un enfoque profundamente equivocado y no consciente de la situación en la que nos hallamos de transición de hegemonía, pero que resultan ser cruciales para enfrentar a Beijing, y por consiguiente, volver a ponerlos en el centro de la estrategia estadounidense, que debe buscar una nueva forma de crear sinergias y simbiosis.
Es en este marco conceptual en el cual Washington insertó el anuncio del Marco Económico del Indo-Pacífico o IPEF, aprovechando el marco simbólico dado por el viaje a Corea del Sur y Japón del presidente Biden, y que sirvió claramente para relanzar la cooperación en seguridad con Tokio, Canberra y Delhi, proponiendo un nuevo marco económico que rivaliza con las nuevas rutas de la seda, mientras ponía de manifiesto que la estrategia de Washington para Taipei resulta ser cada vez menos ambigua.
En esta visita del presidente Biden Estados Unidos desarrolló una estrategia basada en tres pilares:
1/ El Quad o el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, sobre este particular, y para quien desee profundizar, recomendamos la breve recensión y comentario que realicé y la lectura de la siguiente obra "Quad Plus and Indo-Pacific", editado por Jagannath P. Panda and Ernest Gunasekara-Rockwell. El pasado 24 de mayo de 2022 tenía lugar en Tokio la cuarta cumbre (segunda presencial) de los líderes de Estados Unidos, Australia, Japón e India. Si nos fijamos detenidamente, la declaración conjunta emitida al final de la reunión no menciona de una forma explícita a la República Popular de China, pero sí que anuncia interesantes iniciativas, de calado, pensando en Beijing.
Jagannath Panda escribía justo el día 23 de mayo una columna en The Indian Express muy interesante, en la que reflexionaba y anticipaba medidas hacia lo que podríamos llamar cierta integración estratégica pensando en campos como la seguridad, la tecnología crítica, la salud global y la acción climática (puede consultarlo también aquí). Y así fue.
Los cuatro países, de acuerdo con la declaración conjunta, prometen programas de cooperación en áreas como espacio, ciberseguridad y tecnologías emergentes. Un aspecto digno de resaltarse: el Quad se equipará con un portal con el que agregar datos satelitales y proporcionará a otros países del Indo-Pacífico dispositivos útiles para el monitoreo marítimo, cumpliendo un papel evidente en respuesta a crisis humanitarias, desastres naturales y combatir la pesca ilegal. A esto añadiría un elemento de profundidad que pesa para el Quad y su extensión, pues existe la necesidad de mapear las operaciones de la República Popular de China en los mares, lo que incluye las actividades de los barcos de pesca que Beijing usa ampliamente para estudiar aguas desconocidas, también más allá del Indo-Pacífico, contender por los recursos que la definición de las Zonas Económicas Exclusivas permiten y obstruir las operaciones navales de terceros. Sobre esta cuestión, por ejemplo, en el Instituto Symposium reflexionamos sobre Indonesia y su situación entre diferentes actores regionales e internacionales, y cómo la República Popular de China mantenía un pulso con Indonesia a partir de la delimitación de la Zona Económica Exclusiva en el Mar del Sur de China.
Por otro lado, también se destaca el Programa de Becas Quad en Ciencia y Tecnología, cuyo objetivo perseguido es el de aumentar el intercambio académico entre Estados Unidos, Japón, Australia e India; la competencia con China por la carrera tras el proceso de innovación, que es crucial para el progreso económico, social y militar, va a adquirir unas proporciones ciclópeas. De nuevo, la Unión Europea necesita avanzar en la línea federal y de una unión monetaria, pero también fiscal y bancaria. Y esto es absolutamente urgente. No se puede continuar procrastinando, ni pensando a título individual que podemos vencer en la charca cuando sobre nosotros vuelan halcones. Y como ya señalé, si Estados Unidos necesita socios para intentar igualar el pulso con China... ¿qué posibilidades se supone que tiene la Unión Europea per se, o si Alemania o Francia piensan en "competir" solas en este panorama?
Por otro lado, también cabe destacar el portal de recursos de gestión de la deuda de Quad, cuya finalidad no sería otra que la de proporcionar asistencia "bilateral" o "multilateral" en un contexto transparente y sostenible a los países asiáticos que carecen de infraestructura. ¿Cuál es el propósito? Atraer el consenso de los estados que han caído en la “trampa de la deuda” tras aceptar préstamos e inversiones chinas como parte de la Iniciativa Belt and Road (BRI), algo que podemos ver en Sri Lanka, por ejemplo, pero también en África, como señalamos en este artículo.
2/ La siguiente herramienta usada es el Marco Económico Indo-Pacífico para la Prosperidad, o IPEF, por sus siglas en inglés, cuya función estaría dirigida a servir como la faceta económica de la contención a China, y de paso para corregir las distorsiones del fallido pacto transpacífico de libre comercio o TPP.
Como podemos ver, el IPEF prevé la colaboración en el ámbito de la economía digital, las cadenas productivas, las infraestructuras utilizadas en la producción de energía limpia y en la adopción de medidas anticorrupción.
Son los pilares sobre los que Estados Unidos ha venido criticando a las nuevas rutas de la seda. Y, de forma implícita, también es el desafío que debe arrostrar Build Back Better World (B3w), el plan lanzado por el presidente Biden en la cumbre del G7 celebrada en Cornualles los días 12 y 13 de junio de 2021, y que todavía no ha explotado, y que se dirige hacia lugares como los Balcanes Occidentales, o bien donde podría hallar medios para complementarse con los esfuerzos de la Unión Europea. No obstante, hace unas semanas Washington anunció 150 millones de dólares en inversiones en el sudeste asiático... mientras que la República Popular de China ofrecía hasta 14 mil millones de dólares, tal y como podemos ver que ofrece Beijing en el año 2021.
Además de los miembros del Quad, se han unido a IPEF países que tienen una relación ambigua con la República Popular: como sería el caso de Corea del Sur (y de Corea del Sur con Australia, como tratamos aquí), Nueva Zelanda, Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas, Vietnam, Singapur y Tailandia. El gran excluido de la lista es Taiwán, pero Washington desea, al menos por el momento, tratar bilateralmente. Va a tomar su tiempo para que la nueva iniciativa se arraigue, y sería ideal sumar a la Unión Europea en un quid pro quo muy completo entre las partes, pero no es menos cierto que la colaboración con Taipei es más urgente. A este grupo se han sumado las Islas Fiyi, definir ese espacio estratégico es algo clave.
3/ Esto nos lleva al tercer pilar, que fue, precisamente Taiwán. Durante la conferencia bilateral con el primer ministro japonés, Kishida Fumio, el presidente Biden dijo que los Estados Unidos se comprometen a intervenir militarmente para defender a Taiwán si China intenta apoderarse de la isla. También agregó que a pesar de que reconoce, pero no apoya, la reclamación de Beijing sobre la isla de Formosa como parte de la política estratégica de "una China", con lo que esto implica para que China cree un espacio que atraiga a Japón, Corea y sobre la isla de Formosa se sitúe de nuevo como "Imperio del Medio", apuntando hacia Filipinas y Vietnam, por todo ello, esto no autoriza a la República Popular de China a invadir la isla de Formosa. A pesar de ser una línea sobre la que Estados Unidos ha ido moviéndose paulatinamente, esta era la primera vez que por boca de un presidente estas palabras eran pronunciadas, por tal motivo, poco después, el personal de la Casa Blanca ajustó la declaración al señalar que Estados Unidos todavía cumple con la política de "una sola China" y la Ley de Relaciones con Taiwán, según la cual la isla compra armas estadounidenses.
Es decir, que Washington mantiene su presión sobre Beijing, a pesar de la apertura de este escenario de Moscú, y sus posibles consecuencias, con Washington y los aliados absortos en el intento de derrotar a Rusia, pero no desestabilizarlo sino contenerlo y consolidar las posiciones en una línea de gran Mancomunidad, que debe impulsarse en una gran simbiosis a través del espacio natural del Mediterráneo que une y fortalece con el Indo-Pacífico.
Todo el viaje del presidente Biden a Asia, precedido de una reunión virtual con los países de la ASEAN, apunta en reforzar este mensaje.
En definitiva, si la República Popular de China ejecutase con éxito el desembarco anfibio en Taiwán, dominaría los mares de China y accedería al Océano Pacífico sin encontrarse con el monitoreo realizado por Estados Unidos a lo largo de las islas desde Japón hasta Singapur. Por consiguiente, pasaría a poner en duda la primacía marítima estadounidense.
Sobre el aspecto en el que Japón, Estados Unidos y otros socios en la región entran en una dimensión de estrecha y creciente cooperación, pueden consultarse este comentario, este otro comentario, y este otro comentario.
En las últimas horas hemos sabido que Estados Unidos está planeando actividades de "cooperación" entre su Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas de Taiwán, de acuerdo con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, en el contexto de una reunión con la senadora estadounidense Tammy Duckworth, la cual propuso al Congreso evaluar el suministro de armas letales a Taipei y aumentar el intercambio con Taipei en lo que se refiere a herramientas de inteligencia y vigilancia.
Y es que Taiwán ya ha admitido, y hace tiempo que lo hizo, que los soldados estadounidenses están en la isla de Formosa para proporcionar apoyo tecnológico, como sería el caso de actividades satelitales, además de entrenar a las Fuerzas Armadas de Taiwán. El que se incluya ahora a la Guardia Nacional implica contar con medios y experiencia para gestionar disturbios domésticos, por ejemplo alimentados por las hasta ahora silenciosas quintas columnas chinas en Formosa, y que ha señalado recientemente el director general de la Oficina de Seguridad Nacional (NSB), Chen Ming-tong, que el Partido Comunista Chino (PCCh) pagaba a algunas celebridades locales de Internet para llevar a cabo campañas de "guerra cognitiva" en Taiwán y ayudar a Beijing a difundir propaganda en el país; o incluso, llegado el caso, repeler las ofensivas de la República Popular de China en contextos urbanos, ya que en los medios chinos se supone que, en caso de un ataque a Formosa, la República Popular de China podría emplear a la Policía Armada Popular ya que están especialmente entrenados para el combate en las ciudades. Por otro lado, la "estrategia de disuasión y defensa de varias capas" del gobierno de Taipei se fundamenta en fortalecer la capacidad para la guerra asimétrica, para que, al menos desde el plano teórico se frene el avance enemigo esperando la intervención de Estados Unidos y Japón.
Ante esta cuestión, la República Popular de China reaccionó con celeridad, y así, mientras se llevaba a cabo la Cumbre Quad, las Fuerzas Aéreas de China y Rusia realizaron ejercicios en las cercanías del espacio aéreo japonés. Siendo esto un elemento que determina la unidad de Beijing y Moscú ante la pugna hegemónica que se está desatando, pues era la primera operación militar conjunta de Beijing y Moscú después de que invadió Ucrania.
El siguiente paso seguido por Beijing fue el anuncio de una importante misión diplomática en el corazón del Pacífico. El canciller Wang Yi se halla entre el 26 de mayo y el 4 de junio visitando Kiribati, Samoa, Fiji, Tonga, Vanuatu, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y las Islas Salomón. Dichos países forman parte de la esfera de influencia australiana, pero también son el lugar donde se superponen las estrategias conducentes a construir profundidad estratégica mediante las nuevas rutas de la seda por parte de China. En este sentido, cabe señalar un elemento que apunta las intenciones de China, algo que venimos percibiendo desde hace meses por parte de China en nuestros comentarios, como en este caso, y en este otro caso, pues hace unas semanas Beijing y las Islas Salomón firmaron un pacto de seguridad que permitiría el envío del Ejército Popular de Liberación al archipiélago, a pesar de que el acuerdo parece excluir la construcción de una base por parte del Ejército Popular de Liberación, pero lo que es firme es que China ha ganado un importante punto de desembarco que rompe el perímetro de la primera cadena de islas (Japón, Filipinas, Taiwán, Indonesia, Malasia) a lo largo de las cuales Estados Unidos en primera instancia implementan la táctica de contención contra la República Popular, mientras que erosiona abiertamente la esfera de influencia de Australia, dentro del Quad y AUKUS, donde juntos tratan de dominar el Pacífico a través de la constelación de bases militares centradas en Hawái, sede del Comando del Indo-Pacífico.
Este hecho, muy significativo de las intenciones reales de China, aunque no es determinante sí que supera físicamente el primer cinturón de contención, como he señalado, y supera por primera vez los rumores de intentos chinos de crear una base militar en Vanuatu y construir una ciudad portuaria en la isla de Daru en Papua Nueva Guinea. A esto hay que sumar el aumento de las maniobras navales en esta parte del mundo y el apoyo que brinda Beijing a Tonga tras el tsunami y el envío de equipo antidisturbios y asesores policiales a las Islas Salomón para hacer frente a las protestas antigubernamentales que estallaron en diciembre, tal y como analicé aquí. El descontento en Islas Salomón viene impulsado por la pobreza generalizada, la corrupción y las relaciones diplomáticas que Honiara inauguró con Beijing a partir de 2019, tras cancelar las que tenía con Taiwán, a pesar de que Islas Salomón habían firmado un pacto de seguridad con Australia dos años antes.
Por otro lado, y para finalizar nuestro análisis, hasta 10 países del Océano Pacífico se negaron a concluir un acuerdo con China durante la visita del Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi a Fiji. Los gobiernos interesados han pedido o bien posponer la discusión o bien modificar el texto.
Dicho acuerdo había contado con una potente difusión en prensa a lo largo de los últimos días, acompañado de la acusación del gobierno de Micronesia, uno de los países a los que se lo proponía, de querer extender “la órbita de Beijing”. El elemento definitivo que ha llevado a la duda razonable, como mínimo, va en la dirección de lo que estamos apuntando aquí, pues la referencia del documento a la colaboración en la "esfera tradicional y no tradicional de la seguridad", podría ir, evidentemente, en la línea de que la República Popular de China pase a dotarse de una mayor presencia militar en los archipiélagos del Pacífico Sur, sobre todo tras el acuerdo con las Islas Salomón del que hemos hablado unas líneas más arriba, y las inversiones previstas en un antiguo aeropuerto de Kiribati, una estructura de peso estratégico durante la Segunda Guerra Mundial, con lo que China estaría construyendo el espacio del Imperio japonés. El ministro Wang firmó documentos sobre cooperación en la construcción de infraestructura y la lucha contra los efectos del cambio climático y dijo que "ayudar a los países en desarrollo es ayudar a la propia China", según el Ministerio de Relaciones Exteriores de China. La pista de aterrizaje en la isla de Kanton, una estrecha franja de tierra, se encuentra a 3.000 km de Hawái, hogar de la sede del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, una distancia relativamente corta en la vasta región escasamente habitada.
De acuerdo con el ministro Wang, los países participantes en la reunión acordaron continuar discutiendo cinco "áreas de cooperación", entre las que, sin embargo, se ha excluido la seguridad. Beijing tiene otras formas no relacionadas con la seguridad para aumentar su penetración en el Pacífico Sur y tan importantes como la infraestructura militar basadas no tanto en construir Centros Confucio, que también, pero ante todo, construir cables submarinos de Internet para controlar datos, ayuda financiera, cooptar a las clases dominantes locales... y tras ello, llegarán las infraestructuras puramente militares, y más cuando se trata de infraestructuras que pueden ser planteadas como con un carácter dual: civil y (potencialmente, y subrayo "potencialmente") militar.
Tanto Australia como Estados Unidos desean evitar que Beijing se establezca al sur de su puesto de avanzada en Guam, ambas potencias tendrán que repensar su enfoque hacia estas naciones insulares, y reforzar su alianza con más socios con un quid pro quo.