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El pasado 28 de enero de 2022 se publicaba una investigación de The New York Times en la que se detallaba que la venta por parte de Israel del sistema de spyware Pegasus, un software que recopila información contenida en los teléfonos inteligentes producido por NSO Group, resultó ser un componente clave de la estrategia de seguridad nacional del Estado de Israel.
Entre otros elementos, el trabajo de investigación publicado por The New York Times también da cuenta de que el FBI ha estado comprando y probando este spyware durante años para monitorear a la población de Estados Unidos. De hecho, en noviembre de 2021, el Departamento de Comercio de Estados Unidos puso en la lista negra a NSO Group porque considera que sus acciones, en palabras de la administración Biden, “están en conflicto con la política exterior, los intereses y la seguridad nacional estadounidenses”. Este estatus representa un gran golpe para la compañía israelí y revela una profunda preocupación por parte de los EE. UU. sobre el impacto del spyware en la seguridad nacional.
Se alega que el spyware Pegasus fue desplegado por gobiernos extranjeros contra disidentes, periodistas, diplomáticos y miembros del clero. Entre sus clientes se encuentran Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Hungría e India.
Esta medida de la administración Biden llegaba tres meses después de que un consorcio de periodistas que trabajan con el grupo francés sin fines de lucro Forbidden Stories hiciese públicos múltiples casos de periodistas y activistas cuyas comunicaciones fueron totalmente pirateadas por gobiernos extranjeros utilizando el spyware, incluidos los ciudadanos estadounidenses.
Los diferentes medios y participantes del consorcio también revelaron que los números de teléfono móvil de Emmanuel Macron y casi todo su gabinete estaban incluidos en una lista filtrada de personas que fueron seleccionadas como posibles objetivos de vigilancia.
“La acción de hoy es parte de los esfuerzos de la administración Biden-Harris para poner los derechos humanos en el centro de la política exterior de Estados Unidos , incluso trabajando para detener la proliferación de herramientas digitales utilizadas para la represión”, dijo el departamento de comercio en un comunicado.
Como consecuencia de la inclusión de NSO Group en esta lista del Departamento de Comercio de Estados Unidos supone que la empresa no podrá comprar piezas ni tampoco componentes de empresas estadounidenses sin una licencia especial. También supone una limitación en la venta del software de la compañía a nivel mundial, incluido Estados Unidos.
El Departamento de Comercio dijo que la “información de investigación” había demostrado que tanto NSO Group como otra compañía de vigilancia israelí llamada Candiru habían desarrollado y suministrado spyware a gobiernos extranjeros que usaban esta herramienta para “atacar maliciosamente a funcionarios gubernamentales, periodistas, empresarios, activistas, académicos y trabajadores de embajadas”.
De la investigación que realiza The New York Times se desprende que uno de los temas principales que surgieron de la investigación se refiere al uso de Pegasus por parte del Estado de Israel para implementar su influencia en varias partes del mundo, ganando el favor de los países clientes, como puede ser India, Marruecos, Arabia Saudita, etcétera.
Según la investigación de The New York Times, el sistema fue utilizado también por las autoridades mexicanas para capturar al narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, conocido como "El Chapo" Guzmán; pero también por Arabia Saudita en el caso Jamal Khashoggi; por los Emiratos Árabes Unidos para hackear el teléfono del activista antigubernamental Ahmed Mansoor. Polonia, Hungría, India también son señalados por el The New York Times en una lista de clientes de Pegasus, incluyendo a Estados Unidos, ya que, siempre acorde con la investigación publicada por The New York Times, en 2018 la CIA compró Pegasus para apoyar la lucha contra el terrorismo en Yibuti, aliado clave de Estados Unidos para el control del fatídico cuello de botella de Bāb-el Mandeb, aunque el uso por parte de las autoridades locales podría presuponer ciertos riesgos para ciertos individuos.
Sobre todo, la venta de Pegasus habría jugado un papel invisible pero decisivo para asegurar el apoyo de las diferentes naciones árabes en la campaña anti-iraní de Israel y en las negociaciones para los Acuerdos de Abraham de 2020, una operación patrocinada por Washington con la administración Trump.
Esto enlazaría con la capacidad de adquirir influencia geopolíticas mediante la venta de armas tecnológicamente avanzadas, de la misma forma en que Turquía lo hace con la venta de los drones Bayraktar TB2, incluso en el mismo espacio que lo hace Israel, com podría ser el caso de Marruecos.
Otro elemento que merece subrayarse de la investigación de The New York Times sirve para ponderar las relaciones entre Estados Unidos e Israel. Los norteamericanos precisan de Israel para delegar la seguridad de Chipre, en ciertos aspectos, Grecia, el espacio mesopotámico, y tal y como explicábamos ayer en el Trazo de Kalamos, esto incluye incluso a Arrow-3; pero, no es menos cierto que en este contexto también tratan de enfriar a Israel para poner una senda hacia la rehabilitación en curso de Irán, con lo que estaremos ante uno de los caballos de batalla de las negociaciones, pues tanto Irán como Israel siguen una suerte de guerra fría, evolución de la que siguieron más activamente en su día Arabia Saudita e Irán, y que les lleva por el espacio del Mediterráneo hasta Argelia y Marruecos, donde también Turquía se sitúa apuntando y avanzando hacia el Sahel y el Golfo de Guinea, y donde también Israel y Turquía (con Francia, Estados Unidos, Rusia, Emiratos Árabes Unidos, etcétera) buscan un encaje y un acuerdo que beneficie a ambos.
Cabe circunscribir estos hechos en esta línea, pues este aspecto, seguido de otros, podrían estabilizar la región, cerrar un flanco a Estados Unidos, utilizar los grandes conectores euroafricanos/levantinos para garantizar este espacio, y centrarse en la contención de China, con la mente puesta en la Revolución Industrial 4.0, la industrialización, los datos, los recursos y el comercio a gran escala, con una Francia en un fuerte ascenso en la región.