El pasado 2 de junio de 2022 The New York Times nos informaba que la OPEP Plus acuerda un mayor aumento en el suministro de petróleo para los meses de julio y agosto, y que los precios siguen en aumento, a lo que siguió la noticia de la extensión de una tregua en Yemen.
La Casa Blanca reaccionó de inmediato elogiando la decisión del grupo tras meses de presión diplomática enfocada en los principales productores de este grupo de naciones productora de petróleo centrada particularmente en Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. En este contexto, funcionarios de la administración Biden explicaron que el presidente Biden visitaría Arabia Saudita inminentemente como parte de una cumbre más amplia del Consejo de Cooperación del Golfo, que actualmente preside Arabia Saudita, y aunque primeramente la visita estaba programada para finales de este mes, se traslada para julio de acuerdo con lo que informa CNN: un signo claro de los esfuerzos a diferentes niveles que la administración Biden está llevando a cabo como estrategia para la región.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC, por sus siglas en inglés) acordaron aumentar la producción de crudo hasta 648.000 barriles diarios, partiendo de los 432.000 en el mes de mayo (alrededor del 50% de incremento sobre el aumento mensual establecido en el programa del año pasado, es decir que comprimen tres meses de aumentos planificados en dos meses), centrándose, como ya he dicho, en los meses de julio y agosto, en un intento de amortiguar la subida de precios tras el estallido de la guerra de Ucrania.
Pero no se espera que los países miembros de la OPEP Plus generen esa producción cuando llegue el momento. Muchos de los productores ya se han quedado sin capacidad de producción adicional. Solo Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y uno o dos países más tienen más petróleo para agregar, como puede ser también Irak (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irak cuentan con el mayor número de reservas sin utilizar); también tendríamos en esta dimensión lo que tratamos recientemente en otro Trazo de Kalamos respecto a Venezuela y la estrategia seguida por la administración Biden, que es aconsejable leer, y cuyos resultados se aprecian ya.
Cualquier cosa que agreguen, no obstante, corre el riesgo de ser compensada por lo que sucede en Rusia. La producción rusa está en declive a raíz de las sanciones occidentales impuestas tras la invasión de Ucrania. Según la Agencia Internacional de Energía, Rusia está produciendo alrededor de un 15 % menos que su objetivo de 10,8 millones de barriles por día para julio. Se esperan más disminuciones en la producción rusa este año a medida que surtan efecto los esfuerzos de la Unión Europea para detener la mayoría de las compras de petróleo ruso, y de acuerdo con el Ministerio de Finanzas de Rusia, el Kremlin espera ingresos extra de casi 10.000 millones de euros entre mayo y junio por el alza del petróleo y el gas.
Este acuerdo se alcanza tras que Arabia Saudita, que es el primer productor mundial, se declarase predispuesto a aumentar la producción para compensar la caída de la de Rusia, agravada por el nuevo paquete de sanciones euroamericanas aprobado a finales de mayo.
Hasta hace poco, estos países han insistido en que no podían salirse del cronograma acordado por la OPEP Plus el pasado mes de julio. La ruptura se produce después del trabajo diplomático de Amos Hochstein, el enviado de energía de la administración Biden, y otros diplomáticos. Con las crecientes restricciones sobre la producción y las exportaciones de Rusia, está en marcha un reordenamiento del mercado mundial de la energía. Los saudíes y otros miembros de la OPEP Plus con petróleo adicional para producir podrían beneficiarse. Por otro lado, dicen algunos analistas, incluso los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos pueden estar acercándose a los límites de la cantidad de petróleo que pueden producir... lo que indica que ha llegado el momento de desatar el tremendo potencial de desarrollo de África, y de conexión con otros actores... o el Oriente Medio y el Cáucaso... pero justo ahí está Rusia con sus piezas para tratar de cortarlo o por lo menos condicionarlo.
OPEP Plus sugirió en un comunicado de prensa que estaba respondiendo a una reapertura de los bloqueos en países como China. No se mencionó la presión de Washington por un aumento en la oferta para abordar el aumento de los precios.
Los saudíes también están tratando de mejorar su relación con la administración Biden. Pero Riad tampoco parece querer romper su alianza de cinco años en asuntos petroleros con Moscú, que es colíder de la OPEP Plus... aunque es del todo evidente que estamos ante una aceleración inesperada en el delicado proceso de deshielo diplomático entre Washington y Riad. A pesar de que el acuerdo prevé un reparto proporcional de la carga de producción entre los miembros de la organización, que como ya he señalado apunta a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irak como los tres más capaces, dadas las circunstancias, para cumplir con el compromiso.
Hasta ahora, Riad se había opuesto a discutir cualquier tipo de aumento de la producción de crudo en la OPEP. La decisión de suavizar su postura sobre el petróleo debe leerse como una concesión, aunque parcial, a la insistente presión de la Casa Blanca en los últimos meses. Cabría considerar como clave la visita a Arabia Saudita a finales de mayo del coordinador de la Casa Blanca para Oriente Medio, Brett McGurk, y del enviado especial del Departamento de Estado para la Energía, Amos Hochstein.
La reducción de Arabia Saudí a un Estado "paria", irrespetuoso con los derechos humanos, fue una de las principales discontinuidades en política exterior entre Biden y Trump. El presidente Biden ha sido muy crítico además de con el historial de derechos humanos de los saudíes, su guerra en Yemen y el papel que desempeñó su gobierno en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. La discontinuidad se profundiza con el intento de rehabilitar a Irán mediante un nuevo acuerdo sobre su programa nuclear. Con el terremoto geopolítico provocado por la guerra en Europa, la crisis energética que se avecina y el posible fracaso de las negociaciones con Teherán, la sombra de China en la región en elementos tan clave como los datos, entre otros, hace que Biden se vea obligado a encabezar con su administración una nueva aproximación a su antiguo aliado en Oriente Medio, que además busque un quid pro quo para crear unas condiciones tales por las que estos países tiendan a posicionarse con garantías en la esfera euroatlántica, y de nuevo Estados Unidos no puede ir en solitario. Interesante resulta ser, en este sentido, el juego de Rusia con Serbia y sus implicaciones, algo de lo que hablamos recientemente aquí. De ahí que deba resaltarse también el potencial que se desprende de la asociación estratégica con el Golfo por parte de la Unión Europea.
Estos elementos cabe entenderlos en uno de los ejes de cesura del mundo, que es el meridiano 35 este, pues cruza Ucrania, el Mar de Azov y el Mar Negro, algo de lo que he hablado por partida doble, aquí y aquí. Y, por otro lado, este mismo meridiano pasa por otro eje desde el que irradiar acción y decisiones de carácter estratégico y que viene definido por la ciudad israelí de Sde Boker en el Negev, el puerto jordano de Aqaba en el Mar Rojo y el centro turístico egipcio, desde luego en el Mar Rojo, de Sharm ash-Shaykh (Sharm el Sheikh), sobre el que se halla además a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y el espacio estratégico definido entre el Atlántico, el Mediterráneo, con sus 13 cuellos de botella, y el espacio del Indo-Pacífico con el elemento de bisagra generado entre la isla de Socotra y el Cuerno de África, con el Escudo Árabe-Nubio, donde hallamos de nuevo a China en todo este espacio, y actores como Turquía, y otros... con una de las zonas de choque alrededor de Líbano e Irak, con Siria e Irán, algo de lo que hablamos también aquí, junto a Turquía y sus diferentes objetivos perseguidos por su negociación agresiva con la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN.
Así, al principio de esta semana en curso, los precios del crudo subieron después de que Arabia Saudita dijera el domingo que subiría los precios del petróleo para la mayoría de las regiones, excepto Estados Unidos.
El aumento en los precios fue el mayor para los compradores asiáticos, con el buque insignia Arab Light listo para venderse a $2,10 por barril más que este mes, a $6,50 por barril por encima de los puntos de referencia de Omán/Dubai.
Arab Light también será más caro para el mercado europeo. Arabia Saudita aumentó el precio del grado que es similar al de los Urales de Rusia en 2,20 dólares para los compradores europeos, a 4,30 dólares por barril sobre el crudo Brent.
Mientras tanto, el crudo de referencia en Europa, Brent superó los $120 por barril una vez más, seguido de cerca por el West Texas Intermediate a más de $119 por barril. A su vez, la demanda, especialmente en Asia, está aumentando, donde por ejemplo "muchos de los países del sudeste asiático, superan con creces las expectativas en términos de demanda de transporte por carretera", tal y como recoge Bloomberg. Si la demanda china vuelve con fuerza después de los cierres y Rusia continúa viendo caer la producción, entonces una nueva prueba del máximo de $ 139 visto a principios de año no está fuera de alcance”, dijo a CNN Matt Smith de Kpler; cuando se parte de una sobrevaluación de unos $ 50, y debería estar cotizando a unos $ 70, de acuerdo con Ed Morse de Citi, en entrevista a Bloomberg.
Ed Morse, que ha sido uno de los expertos más pesimistas, vio un crecimiento de la demanda de 3,6 millones de barriles de petróleo por día a principios de año. Citando temores de recesión y desaceleración económica, Citi ahora estima que el crecimiento de la demanda de petróleo es de 2,2 millones de barriles de petróleo al día año con año, 1,4 millones de barriles de petróleo al día menos que a principios de 2022. Los precios del petróleo han subido un 50 % desde principios de año, con la invasión rusa de Ucrania y las sanciones occidentales resultantes que agitan los mercados energéticos mundiales.
Por su parte, el crecimiento de la producción de petróleo de la Cuenca Pérmica superará al peso pesado de la OPEP Irak, del que hablaré próximamente, este año y el próximo a medida que aumente la demanda de petróleo en un suministro históricamente ajustado.
Se pronostica que la producción total de petróleo del Pérmico, tanto convencional como no convencional, crecerá en casi 1 millón de barriles de petróleo por día este año, saltando de 4,7 millones a 5,6 millones de barriles de petróleo por día, antes de subir aún más a alrededor de 6,5 millones de barriles de petróleo por día en 2023. Por el contrario, la producción de Irak crecerá unos 600.000 barriles de petróleo por día en 2022 y 400.000 en 2023.
Dentro del frente de la OPEP, y de acuerdo con declaraciones a Bloomberg de Mike Muller, jefe de operaciones asiáticas de Vitol, Estados Unidos puede relajar su presión de sanciones sobre Teherán para permitir que ingresen más barriles de petróleo iraníes al mercado global. A pesar del estancamiento diplomático, Irán se ha estado preparando para reincorporarse a los mercados petroleros mundiales. El país ha impulsado la producción y las exportaciones a su principal mercado, China. Si se llega a un nuevo acuerdo con Estados Unidos, el flujo de petróleo iraní en el exterior podría aumentar entre 500.000 barriles de petróleo por día y 1 millón de barriles de petróleo por día.
Por otro lado, hay que contar el frente interno respecto a las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, algo sobre lo cual se ha movido la administración Biden con respecto a Venezuela y Cuba, tal y como expliqué. A esto hay que sumarle que las noticias del viaje sugieren que el presidente ahora está tratando de trabajar con los saudíes en varios frentes tal y como he señalado, pero en el frente interno para controlar el aumento de los precios del combustible a medida que la inflación se convierte en un problema importante para Biden y el Partido Demócrata en las elecciones de mitad de mandato. En este sentido, las posiciones que se podrían adoptar hacia Irán por parte de la administración Biden y que invitan a pensar en una posible flexibilización, que atraparía recursos destinados a China por otro lado, también cabe identificarlos, al igual que en el caso de Venezuela, entre otras lecturas, como las elecciones de mitad de mandato, que están dominadas por la necesidad de bajar los precios de la gasolina en Estados Unidos, tal y como acabo de señalar.
Es en este contexto, que tiene diferentes lecturas, en el que debe leerse el giro de Arabia Saudita en la producción de crudo. Una concesión que realmente prevé un quid pro quo tal y como ya he señalado que incluye diferentes elementos de carácter estratégico: Riyad difícilmente estará dispuesto a socavar gratuitamente las relaciones con Moscú, que dependen del acuerdo OPEP-Rusia de 2016.