Buenos días,
Durante los últimos días han venido teniendo lugar algunos hechos importantes entre países europeos y Rusia.
Como nos explican desde el gobierno británico, el presidente Vladimir Putin telefoneó al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, para repetir la oferta de negociación hecha a Estados Unidos: un acuerdo escrito de que la OTAN ya no avanzará hacia el Este.
A su vez, los cancilleres de los miembros de la UE aprobaron sanciones contra el Grupo Wagner, vinculada al Kremlin, y poco antes, Ucrania acusaba a Alemania de complacencia abiertamente con respecto a la Federación de Rusia, por haber vetado dentro de la OTAN la venta de armas a Kiev.
Antes de abordar la llamada entre Putin y Xi Jinping vamos a cerrar el comentario respecto "al frente europeo".
La llamada de Putin a Johnson persigue la intención desde la perspectiva rusa, de dividir la esfera de influencia estadounidense. Moscú recurre a Londres y lo hace no porque precisamente sea miembro del círculo cerrado, íntimo y anglófono de la OTAN, que sería la visión del agrado de los británicos de élite, tan dados a los círculos cerrados, y que ya C. S. Lewis analizó en un ensayo, y sentenció lo siguiente:
“Of all the passions, the passion for the Inner Ring is most skillful in making a man who is not yet a very bad man does very bad things”. C. S. Lewis. The Inner Ring.
En fin, esta visión británica es poco más que una ficción. Putin persigue un intento de sembrar la discordia entre las cuatro cancillerías de Europa Occidental (Londres, Roma, Berlín, París) con las que los estadounidenses se han coordinado en estos días sobre la crisis de Ucrania, y recomiendo la lectura del siguiente Trazo de Kalamos para su mejor comprensión, y más sabiendo perfectamente bien lo mal que se percibe a los británicos en el continente durante este período, y el pulso entre Reino Unido y Francia, además de la ofensiva británica para contener a Alemania, aspectos tratados en la sección del Trazo de Kalamos.
En lo que respecta a las sanciones acordadas contra el Grupo Wagner no hay que situarlas con las tensiones en Europa del Este, sino más bien con el frente abierto en África, y fueron solicitadas por Francia debido a su competencia con los rusos por la influencia en el Sahel, de lo que también hemos hablado en el Trazo de Kalamos y sobre lo que profundizaremos en documentos de análisis ad hoc. Sucede que coinciden en el contexto del día en el que los miembros de la UE debían aprobar sanciones específicas respecto a lo sucedido con Ucrania. Lo cual resulta ser muy revelador e incide de lleno en las diferentes opiniones que se hallan dentro del bloque sobre qué tipo de medidas se deben tomar contra Moscú.
Un ejemplo perfecto de lo diverso de las opiniones es el pulso que están manteniendo Kiev y Berlín, cuya raíz no hay que buscarla realmente en la incapacidad de Ucrania para conseguir armas, ya que Turquía y Ucrania han cerrado acuerdos para reforzar el mercado de drones armados turcos en el país eslavo, y avanzarán más aún, en la línea de producir un nueva generación de drones armados conjuntamente, y por supuesto también se prestan Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Lituania para suministrar todo lo que precise Ucrania de forma bilateral. No, esta situación lo que manifiesta es el (casi) eterno inmovilismo de los alemanes, o "una cosa y la contraria". Por un lado se niegan a armar a Kiev, por el otro mantienen abierta la línea el gasoducto Nord Stream 2 con Rusia, aunque actualmente está congelado y no ven que es una argucia de los AUKUS, tal y como sugería en otro Trazo de Kalamos.
Y la llamada de Putin a Xi Jinping
La siguiente llamada, además de a Biden y a Johnson por parte de Putin, ha sido a su "querido amigo" Xi Xinping, pues con esas palabras comenzó la reunión el mandatario ruso.
El Kremlin filtró una serie de puntos desarrollados entre ambos mandatarios durante la videoconferencia, todos ellos mensajes directos o indirectos dirigidos a Estados Unidos, el interlocutor "de los juegos estratégicos" entre los tres por separado y conjuntamente, de ahí también el señalamiento que hace Rusia a la Unión Europea: como no estáis federados ni contáis con los medios reales para usar "el poder", no os dirijo la palabra, no hablemos ya de la omisión de esos "pequeños países enfadados" a los que el juego del Kremlin hace oídos sordos y "levanta la voz" de varias maneras para hacerse oír por Estados Unidos (y su socio minor, el Reino Unido). Ya puede la Unión Europea tomar nota, no tanto para sancionar, más bien para sancionarse a ella misma y lanzarse hacia la constitución de un auténtico Superpower en un mundo de Superpowers.
Primer punto a destacar, retomando la conversación Putin con Xi Jinping, el compromiso por parte del presidente ruso, que ha dicho que mantendrá informado a su colega chino de la evolución de las negociaciones con Estados Unidos y la OTAN sobre las "garantías de seguridad" solicitadas por la Federación de Rusia, es decir, alguna formalización del fin de la ampliación de la Alianza Atlántica hacia el Este, empezando por la no entrada de Ucrania, y el frente en el Cáucaso donde asoma Georgia... pero también la sombra de Turquía con su inteligente juego cambiante y que apunta hacia Rusia, con lo que Irán y Rusia buscarán cierto acuerdo y contemporizar entre sus proxies en Siria, por ejemplo. El asesor diplomático de la presidencia rusa, Jurij Ušakov, ha anunciado recientemente, que Moscú ha presentado algunas propuestas concretas a la administración Biden. Xi dijo que apoyaba las reivindicaciones rusas, y es normal ya que por otra parte podrían allanar el camino a reivindicaciones similares para Taiwán.
Ambos presidentes pasaron a continuación a una reedición de sus críticas y condenas a la Cumbre de la Democracia, a la que no fueron invitados: es contraproducente y presagio de nuevas líneas divisorias en el mundo, en su opinión. Nada nuevo, como tampoco resultaba ser la primera vez que Putin y Xi Jinping hablan de una nueva "estructura financiera para las operaciones comerciales", por otro lado normal dada la situación del dólar, algo para lo que realmente nos estamos preparando todos: sí, también Europa con su euro digital, al igual que China con su yuan digital, y Estados Unidos también viene dando señales de ir en esa dirección, cosa que nos sitúa en el mismo escenario que en 2014 por un lado, y que en 2001 en otros aspectos: hemos tirado a la basura 20 años que van a tener consecuencias en la transición de la hegemonía, que nadie lo dude, y que centra la cuestión en la evidencia de que es imposible el crecimiento global, y más una vez China va camino de cerrar su ciclo, salvo que lancemos la Revolución Industrial 4.0... y para eso hace falta una moneda global compuesta por las principales de las regiones comerciales... y eso comporta un equilibrio de poderes en los que Europa no puede llegar sin autonomía estratégica y sin ser consciente de que o somos un bloque (de verdad), o estamos fuera. No obstante, esta vez Xi Jinping y Vladímir Putin sí han acordado públicamente su próxima creación. A falta de detalles, cabe esperar que sea un mecanismo para el comercio bilateral y con países amigos, desvinculado del dólar, de otras monedas "hostiles" y sobre todo del sistema SWIFT, del que Rusia se arriesga a quedar excluida en caso de nuevas sanciones por la intervención militar en Ucrania.
El cara a cara virtual entre Xi y Putin se produce una semana después del celebrado entre el líder ruso y Joe Biden, del que hablamos en la sección del Trazo de Kalamos. El agradecimiento de Xi Jinping a Vladímir Putin por "resistirse a los intentos de socavar las relaciones entre nuestros dos países" no deja de apuntar a una alusión a la cumbre entre Rusia y Estados Unidos, sobre la que realmente existe la legítima sospecha de que fue el punto de partida de las negociaciones para convencer a Moscú de que se distancie de Beijing, algo que realmente marcan los acuerdos previos con India y la propia estrategia Rusia de unir los polos de China, India y la Unión Europea en una estrategia energética y de minerales, de la misma forma que lo viene pretendiendo desde los tiempos de la Unión Soviética, y que ya le llevó... precisamente a África, como ahora y por los mismos fines, algo sembrado por la administración Trump (y seguido por la administración Biden, igual que el conflicto con China lo empezó Obama, lo siguió Trump y le da continuidad Biden... al igual que con Alemania, el otro elemento a contener por la geopolítica norteamericana, al que ahora han de sumar a Francia como potencial homogeneizador del espacio europeo, y su proyección). Igualmente legítima es la sospecha, cada vez más evidente, de que Putin quiere obtener algo sustancial de los estadounidenses antes de remodelar la asociación estratégica con China, que ya tiene 20 años y no está dispuesto a dejarse fagocitar por China, al contrario, interés compartido por India respecto a los AUKUS, como ya hablamos aquí, pero también teniendo en mente el pensamiento estratégico ruso de ser el triple conector: UE+China+India.
El presidente ruso acudirá en persona a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing: una visita con todo el boato y bombo posible, es la voluntad de Moscú, y dotado de un alto valor simbólico. Aunque sólo sea porque la cita evoca dos fechas vinculadas a los Juegos Olímpicos que pasaron a los anales de la historia rusa por la jugada del día siguiente: en agosto de 2008 Putin, entonces primer ministro, regresó de los Juegos Olímpicos de Beijing para coordinar la guerra que había estallado con Georgia; al día siguiente de la clausura de los Juegos de Invierno de Sochi, en 2014, desencadenó el bombardeo para la anexión de Crimea: el frente interno no debe descuidarse y más con la estrategia rusa con su vacuna la Sputnik V (recomendamos repasar nuestro documento sobre la geopolítica de las vacunas a fecha del 31 de julio de 2021) y su necesidad de cerrar acuerdos estratégicos con terceros países que ha descuidado a una población sobre la que llueve sobre mojado, como ya analizamos en el documento que abordó las últimas legislativas rusas.