Dossier Especial: La guerra tecnológica y del 5G/6G: Estados Unidos-China y la Unión Europea, y la nueva Revolución Industrial (II)
La guerra comercial es en verdad tecnológica
Ya durante el verano de 2018, la empresa tecnológica china ZTE casi se ve obligada a cerrar cuando el Departamento de Comercio prohibió a las compañías estadounidenses venderle microchips y otros componentes con el mismo pretexto aproximadamente que con Huawei: haberse saltado las sanciones contra Irán y Corea del Norte, iniciándose realmente aquí la "guerra comercial" con los aranceles multimillonarios entre superpotencias. Fue el presidente Trump quien al final usó su prerrogativa y levantó el veto ante las advertencias de China.
Lo cierto es que Huawei ya era en ese momento el mayor fabricante de material para telecomunicaciones del mundo y aspiraba a liderar la implantación de la tecnología móvil 5G en todo el mundo. Más aún, Huawei se ha convertido en una de las compañías de telecomunicaciones más grandes del mundo y se ha establecido como un fabricante líder de teléfonos inteligentes, que incluso a comienzos del 2018, estuvo a un paso de anunciar una alianza con AT&T para distribuir teléfonos inteligentes en Estados Unidos, pero abruptamente se canceló el potencial acuerdo.
De hecho, Estados Unidos movió los engranajes en su propio país más allá de frustrar la alianza entre AT&T y Huawei, llegando a legislar: una ley federal aprobada a finales de 2018 prohíbe al Ejército y al gobierno utilizar equipos o servicios tanto de Huawei como de ZTE alegando razones de seguridad; a lo que se sumaba que organismos de Estados Unidos preparaban una ofensiva legal que impediría de facto a Huawei desarrollar redes de 5G en el territorio norteamericano. Un informe indicó precisamente este año 2018 que las compañías chinas han insertado "chips espías" en artículos tecnológicos de Estados Unidos garantizando con ello las opciones de captación de inteligencia de China; por cierto, las empresas norteamericanas afectadas y mencionadas en dicho informe negaron rotundamente lo indicado en dicho documento.
Pero no hay ofensiva que no cuente con el asesoramiento y predicción definitiva de un experto. En efecto, James Lewis, experto en tecnologías afirmaba categóricamente: "Huawei actúa como un brazo de la inteligencia china. Es apoyada por el gobierno chino por razones de inteligencia", algo que por ejemplo, Estados Unidos también ha hecho. Pero a renglón seguido, el especialista en tecnología James Lewis vaticinó que China saldrá perjudicada porque su sistema 5G depende de chips y de tecnologías de compañías del Silicon Valley, con lo que no podrán desarrollar tecnología 5G sin Intel y otros fabricantes estadounidenses de chips. Será el propio The New York Times, el 25 de noviembre de este año el que refuta estos argumentos con otros más sólidos: "Occidente, particularmente se refiere con ello a Estados Unidos, estaba seguro de que el enfoque chino no funcionaría. De que sólo tenía que esperar. Y todavía está esperando. China está proyectando una gran red global de comercio, inversiones e infraestructuras que van a reconfigurar los vínculos financieros y geopolíticos."
Eso es lo que está sucediendo principalmente, por ejemplo a lo largo de la Nueva Ruta de la Seda que China está implementando a través de 70 países de Asia, Europa y África.
En el artículo enlazado anteriormente de The New York Times se analizan 600 proyectos realizados por China en 112 países (41 oleoductos y gasoductos; 199 centrales de generación eléctrica, ante todo hidroeléctricas, entre ellas 7 presas en Camboya, que garantizan el 50% de la electricidad que necesita dicho país; 203 puentes, carreteras y vías férreas; y varios grandes puertos en Pakistán, Sri Lanka, Malasia, entre otros países.
La estadounidense Apple se ha visto relegada al tercer lugar superada en ventas por Huawei (que pertenece a sus más de 180.000 trabajadores, quienes son a la vez accionistas), que se ha situado en segundo lugar en ventas, detrás de la surcoreana Samsung, líder mundial del sector y dando otro motivo más de preocupación para Estados Unidos. Pero, además de las razones comerciales, hay también razones de orden estratégico. Bajo la presión del Pentágono y de las agencias de inteligencia, Estados Unidos ha prohibido los teléfonos inteligentes y los equipos de telecomunicaciones de la empresa china Huawei, afirmando que pueden ser utilizados para espiar a los usuarios, y presionó a sus aliados para que también los prohibieran. Efectivamente, el avance de Huawei no ha sido hasta el momento frenado por la vía que esperaba James Lewis.
Washington ve todo eso como «una agresión a nuestros intereses vitales», como subraya el Pentágono en la Estrategia de Defensa Nacional de los Estados Unidos de América 2018. El Pentágono define a China como un «competidor estratégico que utiliza una economía depredadora para intimidar a sus vecinos». El Pentágono acusa a China de «querer imponer a corto plazo su hegemonía en la región indo-pacífica y de querer tomar desprevenido a Estados Unidos para apoderarse en el futuro del predominio global», lo cual estaría haciendo en complicidad con Rusia, acusada a su vez de querer «destruir la OTAN» y «subvertir los procesos democráticos en Crimea y en el este de Ucrania». La «competición estratégica a largo plazo con China y Rusia» es vista por el Pentágono como una «prioridad principal». Por eso, el Pentágono «modernizará sus fuerzas nucleares y fortalecerá la alianza transatlántica de la OTAN».
De modo que la expansión, de diferentes formas de la OTAN en el continente Americano y en las propuestas que hay para hacerlo de facto en la región del Indo-Pacífico, sin descuidar la región MENA, son una evidencia. Así como, tal y como se señalaba en este documento, fortalecer "la alianza (pero también el vínculo, me permito añadir) transatlántica", evidentemente, más allá de la misma OTAN.
En mayo de 2019, Donald Trump anunció la prohibición de que Huawei vendiera equipos de red en los Estados Unidos y luego la prohibición de que los grupos estadounidenses comerciaran con Huawei. Google, en particular, ha suspendido las relaciones con Huawei, que utiliza su sistema Android.
A ello hay que sumar la votación por parte del Congreso estadounidense de una ley que prohíbe el uso por las distintas administraciones estadounidenses de equipos de los dos líderes chinos de telecomunicaciones, Huawei y ZTE, así como de otras firmas chinas de alta tecnología. El texto se presentó en el Senado de los Estados Unidos el 15/07/2019: “Defender la futura ley 5G de Estados Unidos”, Proyecto de ley S.2118, presentada por el senador de Arkansas del partido republicano, el senador Tom Cotton, anteriormente mencionado.
También en mayo de 2019 se incluía a Huawei a la lista de empresas con las que está prohibido hacer negocios, con lo que una serie de empresas estadounidenses, tales como Intel, Qualcomm o Broadcom, declararon que habían dejado de prestar sus servicios a Huawei. Aunque se han alegado motivos tales como la introducción de puertas traseras o back doors, para recuperar información y datos a través de diversos dispositivos, lo cierto es que la amenaza de ciberespionaje no es la única explicación de las tensiones. No olvidemos que un fabricante de equipos que ocupe una posición dominante en una red también tiene la capacidad de intervenir en esta última para posiblemente interrumpirla en un momento dado y perjudicar su estabilidad. Es por este motivo por el que, mientras los operadores están en el proceso de elegir entre los distintos fabricantes de equipos para el despliegue de su red 5G, este tema está en el meollo de las tensiones internacionales y geopolíticas.
Dado el liderazgo ejercido por Huawei, y mientras Ericsson y Nokia tratan de recortar distancias por Europa, mientras que en Asia, Corea del Sur sí que cuenta con una posición avanzada, resulta pues algo complicado prescindir de Huawei si lo que se quiere es marcar una agenda que permita actuar con cierta celeridad en el despliegue del 5G. Hace un par de años, en enero de 2019, Deutsche Telekom estimaba en un retraso de un par de años el despliegue de la tecnología en caso de bloquearse la implantación del 5G.
El argumento último por parte de Estados Unidos es que proponen que la legislación china, ante la ausencia de pruebas irrefutables de espionaje, obliga a las empresas chinas a colaborar con las autoridades, y de una manera más general se habla de la ausencia de un verdadero Estado de derecho en China, con lo que la redacción de la legislación china parece sugerir que la policía puede tener acceso a determinados datos. El objetivo realmente por parte de Estados Unidos es lastrar el desarrollo de China y la cooperación estratégica en determinados puntos entre China y la UE, cosa que no ha podido evitar Estados Unidos, así que ahora tratará de hacerlo descarrilar, a través de la estrategia Trimarium, provocando un cambio de gobierno en Italia afín a sus intereses, y por ende, presidido por Salvini o Meloni, o que Alemania vea al CDU demasiado influido por AfD, o incluso que AfD entre en el gobierno y se posicionen en ese momento, realmente, en posiciones favorables a Estados Unidos. Son, entre varios escenarios, elementos que podrían favorecer a Estados Unidos y detener la cooperación entre China y la Unión Europea.
Las sanciones contra Huawei llegaron en un momento y dentro de un contexto que cabe enmarcar en el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, relacionado por consiguiente con el desequilibrio comercial, la rivalidad política y militar creciente, incluida la guerra robótica, y con la definición de la doctrina, a la que dedicaremos un monográfico especial, definida durante la Administración Trump, de la región del Indo-Pacífico. Quien actualmente va en cabeza de la tecnología 5G y avanza hacia la 6G, con el presidente Xi Jinping aprovechando un satélite 6G para felicitar a Joe Biden, y de paso, para mostrar al mundo su hegemonía indiscutible con dicha tecnología.
En abril de 2019 Huawei creó una nueva división de investigación básica llamada Instituto de Investigación Estratégica, cuyo presidente de este instituto y director de la junta directiva de Huawei es Xu Wenwei, el cual ha defendido que la compañía empezaría una nueva era llamada "Innovación 2.0".
Así como la Innovación 1.0 se centró en crear buenos productos de consumo, la 2.0 buscará avances de investigación básica en tecnologías de la información y comunicación. Como parte de este enfoque, el gigante invertirá 265 millones de euros anuales en laboratorios universitarios en todo el mundo durante los próximos cinco a 10 años. Estas inversiones se centrarán en áreas como la computación óptica, mejores algoritmos y bases de datos más eficientes. Al final, esos avances se implementarían en los productos de Huawei, lo que podría convertir sus teléfonos inteligentes en dispositivos inteligentes para monitorizar y procesar datos biométricos de salud. La estrategia también le ayudará a fortalecer lazos con otras regiones del mundo y reducir su dependencia frente a Estados Unidos.
Casi la mitad de los ingresos de Huawei proviene de fuera de China; de los cuales cerca del 60 % corresponden a Europa, donde muchos países están estrechamente aliados con Estados Unidos, y éste ha tratado de favorecer a Ericsson y Nokia, al menos un tiempo, para desplazar a Huawei. Al inyectar más dinero en los laboratorios de investigación universitarios en el extranjero, la compañía espera reforzar su reputación internacional y contrarrestar cualquier impacto financiero negativo a largo plazo mientras acelera su alejamiento de las tecnologías estadounidenses.
El nuevo modelo de inversión de Huawei también parece estar diseñado para recuperar a amigos y aliados en investigación frente a la presión estadounidense. La compañía no solicitará retornos ni la propiedad intelectual de los laboratorios que acepten su financiación, según Xu, una propuesta inusual y atractiva. La compañía espera que el dinero ayude a los científicos a realizar investigación básica y publicar estudios para compartir conocimientos con el resto de la industria. El retorno para Huawei vendría en que al publicar los trabajos Huawei percibirá la dirección más avanzado en el sector y entonces aplicará innovaciones en ingeniería para trasladar el valor de tales conocimientos en productos.
¿Cual es la respuesta de Estados Unidos para liderar las redes inalámbricas del 5G/6G en adelante?
La idea es aplicar la Inteligencia Artificial y las cadenas de bloques o blockchain para lograr un 5G más eficiente y potente, o esa es la idea de la comisionada de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos o FCC, por sus siglas en inglés, Jessica Rosenworcel, como se recoge en documento del mismo FCC.
En la conferencia Business of Blockchain, organizada por la Iniciativa de Dinero Digital del MIT Media Lab y MIT Technology Review, Rosenworcel aseguró que la IA y blockchain permitirían que los dispositivos inalámbricos usen las diferentes frecuencias del espectro inalámbrico de manera más dinámica y flexible, lo que posibilitaría que miles de millones de dispositivos se conectaran a la vez a las redes 5G.
La responsable afirmó que el aprendizaje automático ayudará a que los dispositivos inalámbricos y las redes compartan y negocien el espectro, mientras que los registros criptográficos protegidos y distribuidos ayudarán a controlar quién tiene acceso a qué. Actualmente, el espectro inalámbrico se divide para diferentes usos con el fin de evitar las interferencias, pero no es algo muy eficiente.
Con una mayor capacidad de red, el 5G también debería permitir que muchos más dispositivos se conecten a internet, desde los dispositivos portátiles hasta lavadoras.
Rosenworcel destacó que será necesario diseñar mejores formas de asignar el espectro: "Si pensamos en el internet de las cosas, con 50.000 millones de dispositivos, y en el acceso inalámbrico para todos ellos, deberíamos encontrar un mercado en tiempo real para el espectro inalámbrico".
La comisionada señaló una competición organizada por DARPA para idear nuevas formas de negociar el espectro mediante IA. Afirmó que la FCC recientemente había comenzado a investigar si la tecnología de cadena de bloques también podría ayudar. "Si se incorpora a una cadena de bloques pública, tendríamos un registro público de demanda y podríamos diseñar sistemas de manera diferente", aseguró Rosenworcel.
No obstante, la docente de ingeniería eléctrica en el MIT Muriel Médard cree que hace falta algo más que nuevas formas de gestionar el espectro con IA o blockchain. Opina que se requieren esquemas de "codificación", que determinen cómo se envían los paquetes de datos. "El otro trabajo es fundamentalmente valioso, pero también hace falta más tecnología", concluye. Para ampliar, ver esta publicación.
De todas maneras surge la siguiente cuestión, en caso de que sea así, ¿acaso China no cuenta con una excelente Inteligencia Artificial y con una posición más que sólida en blockchain? De hecho, China tiene la hegemonía en Inteligencia Artificial.
Al respecto, Estados Unidos quiere competir y tomar la delantera a China, y para ello a principios de marzo de 2019, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) presentó una serie de proyectos que darán forma a un nuevo plan a cinco años, dotado con un presupuesto de unos 1.800 millones de euros y que recibe el nombre de AI Next. El objetivo de dicho plan es fomentar la próxima ola de ideas innovadoras para los nuevos avances en la Inteligencia Artificial. Dichos proyectos incluyen los trabajos que intentan dar sentido común a las máquinas con la finalidad de que puedan aprender más rápido con menos datos, además de iniciativas para crear chips autorreconfigurables que permitan descubrir algunas nuevas capacidades de IA.
El asistente adjunto de Política Tecnológica de la presidencia de EE.UU., Michael Kratsios, aseguraba que estos esfuerzos representan una parte clave del plan del Gobierno para mantenerse en la vanguardia de la IA. "Esta administración apoya el compromiso de DARPA y comparte su gran interés en desarrollar y aplicar la inteligencia artificial". Además, el anterior presidente, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva también a principios de 2019 para lanzar la estrategia de IA de su Gobierno, denominada Iniciativa Estadounidense sobre la IA, que se puede consultar en este enlace. Kratsios, quien también era subdirector de Tecnología del Gobierno, fue el impulsor de la estrategia de la Casa Blanca en torno a la IA. La Iniciativa pide más fondos para poner los datos y los recursos informáticos a disposición de los investigadores de IA. El responsable detalla: "DARPA tiene una larga trayectoria de primeras inversiones en investigación base con increíbles beneficios. [DARPA] está desarrollando la investigación en inteligencia artificial sobre la base de este éxito".
Desde su inicio en 1957, el historial de éxitos de DARPA puede describirse como desigual, ya que muchos de sus proyectos no han generado avances significativos. Pero al mismo tiempo, en la década de 1960, desarrolló una tecnología de redes que daría lugar al internet que conocemos ahora. Más recientemente, financió un proyecto de asistente personal que acabó en Siri, el ayudante de inteligencia artificial adquirido por Apple en 2011.
Varios de los algoritmos que ahora se consideran IA fueron desarrollados hace muchos años, lo que los hace bastante limitados. El subdirector de la Oficina de Innovación de la Información de DARPA, John Everett, comenta: "Ahora estamos cosechando los frutos de una semilla que se plantó hace décadas. Los retos que tenemos por delante son a largo plazo, son desafíos que podrían no dar frutos hasta dentro de una década".
A través de su programa AI Next, DARPA ha lanzado nueve grandes proyectos de investigación destinados a abordar esas limitaciones. Las iniciativas incluyen un gran esfuerzo para enseñar sentido común a los programas de inteligencia artificial, una debilidad que suele provocar fallos en los sistemas actuales. Si la IA consigue una comprensión más amplia del mundo, podría lograr que la conversación con los asistentes personales sea más útil y fácil, y ayudar a los robots a navegar por entornos desconocidos.
Otro de los proyectos aspira a desarrollar programas de inteligencia artificial que requieran con menos datos de entrenamiento, que son el elemento crucial del aprendizaje automático. Los algoritmos capaces de aprender más pueden adelantarse a la competencia, por lo que un sistema con esta habilidad podría anular la ventaja clave de las empresas tecnológicas que operan en China y que poseen gracias a su acceso a una gran cantidad de datos. Otros proyectos financiados se centran en el diseño de chips de IA más eficientes; en las formas de explicar la toma de decisiones de las herramientas opacas de aprendizaje automático (el famoso problema de la caja negra); y hacer que los programas de inteligencia artificial sean más seguros.
Hasta cierto punto, la iniciativa AI Next muestra lo difícil que resulta medir el progreso y la destreza de la IA. Los esfuerzos de China han tenido grandes resultados, y su Gobierno ha lanzado un ambicioso plan para "dominar" cada aspecto de la tecnología. Otros países también han anunciado planes en torno a la inteligencia artificial en los que están invirtiendo miles de millones. Pero Estados Unidos todavía ha destinado más fondos que cualquier otra nación en investigación y desarrollo tecnológico.
Pero, aunque la inversión total importa, solo es una parte de la ecuación. El apoyo a largo plazo a las investigaciones emergentes es el que influye finalmente en el campo tecnológico, aunque los resultados no resulten evidentes al principio. Para todo lo relacionado con IA Next y la forma en que Estados Unidos quiere recortarle la ventaja a China en la Inteligencia Artificial, repasar este texto, del que he citado partes.
Lo que los Cinco Ojos no ven: Huawei y su sistema de encriptación
Pero uno de los factores de mayor peso proviene de las grandes dificultades que enfrenta la NSA para poder vulnerar el sistema de encriptación de Huawei. Hasta el punto que fuera de los países que Washington domina y amedrenta, los gobiernos y servicios secretos han empezado a equiparse con material de telecomunicaciones de la firma china, pues garantizan un alto grado de confidencialidad en sus comunicaciones.
Según informan varias fuentes, entre 2016 y 2018 Huawei eludió las sanciones impuestas a Corea del Norte e Irán, proporcionando a los países equipos de telecomunicaciones que pueden utilizarse para espiar extensamente a poblaciones, las llamadas tecnologías de doble uso.
Los países miembros del sistema de espionaje anglosajón conocido como los “Cinco Ojos” –Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido–, grandes consumidores de equipos de telecomunicación que utilizan precisamente para espiar las telecomunicaciones mundiales, han comenzado a excluir a Huawei de sus licitaciones. Además, Estados Unidos se muestra totalmente decidido a impedir como sea que sus aliados utilicen la tecnología Huawei para gestionar y proteger sus infraestructuras críticas.
Tampoco se debe olvidar una nueva carrera por los chips de silicio u otros materiales, para lo cual contar con la asistencia de la Inteligencia Artificial creo que se hace muy necesario, además del control de los minerales y compuestos necesarios para producirlos en serie de manera masiva.
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