Darya Dugina y los posibles escenarios que podríamos encontrarnos en la guerra de Rusia en Ucrania
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El 19 de marzo de este año publicaba en la revista científica digital de este Instituto Symposium un documento donde hablaba, entre otros temas, de la logística rusa y de otros aspectos a tener en cuenta en la evolución del conflicto. Afirmaba que en un determinado momento sería necesaria decretar la movilización de la población. Al respecto, sugería el 19 de marzo de este año esta posibilidad:
Al respecto de lo que estamos desarrollando en estas líneas, y sobre la movilización necesaria en la sociedad rusa, cabe señalar precisamente el ascenso de Vladimir Putin en las elecciones presidenciales de Rusia del año 2000. En septiembre de 1999 se dieron una serie de explosiones en edificios de apartamentos en Buynaksk (República de Daguestán), Moscú y Volgodonsk (en el óblast de Rostov), y a su vez fue hallado un explosivo similar que fue desactivado el 23 de septiembre de 1999, para que el día siguiente el director del FSB, Nikolái Pátrushev explicase que este último caso se trataba de un entrenamiento real, algo que no vamos a profundizar aquí, pues no es el objetivo de este texto, pero sí que desde luego creó las condiciones para la movilización general que en la Primera Guerra de Chechenia no se pudo dar, y a su vez, permitió a Vladimir Putin la suficiente popularidad para ganar su primera elección presidencial del 26 de marzo de 2000 tras la dimisión de Boris Yeltsin el 31 de diciembre de 1999, un ciclo que establece diferentes paralelismos.
La madrugada del sábado al domingo estaba siguiendo con interés los acontecimientos que venían de Rusia, hasta que publiqué en el Twitter del Instituto Symposium el siguiente enlace a las 3:50 horas:
A las 11:27 horas del día 21 de agosto dejaba mi comentario personal en mis redes sociales, paso a dejar un extracto del mismo:
He esperado esta madrugada hasta la confirmación de la muerte de Darya Dugina en una explosión del vehículo personal de Aleksandr Dugin, he visto imágenes sobre las que albergo ciertas dudas, y hay elementos que me despiertan desconfianzas de diversa índole, que van más allá de la autoría material (ya ni siquiera hablo de la intelectual)… Dugin ha venido haciendo declaraciones, desde hace años, en sintonía obviamente con sus financiadores, especialmente tras salir directamente de la zona de mayor cobertura del Kremlin en un momento determinado, aunque siempre se ha movido en círculos interiores del poder ruso y sus ramificaciones. En definitiva, puede haber pasado cualquier cosa, pero que el frente no hay que olvidarlo, a pesar de que, por supuesto, la maquinaria de los eurasianistas y demás verá lo que quiere ver y los siloviki apparátchik y asociados están dispuestos a dejarse en la Guerra lo que tienen y lo que no tienen (que si es Ucrania nadie espere que cejen en su empeño de arrasar Ucrania, esto va más allá de cualquier dimensión de la razón, ni siquiera la más retorcida). En fin, que les viene bien a los siloviki no meterse en camisas de once varas con ciertos aspectos en los que Dugin y los que lo financian han entrado respecto a Putin, y de paso ganar una mártir y santa, su peculiar Juana de Arco (no os extrañe ver esta comparación en algún momento por algún lado con Darya Dugina). Aunque he ido dejando trazos muy jugosos sobre Rusia (y China) y sus posiciones ideológicas en el juego geopolítico de grandísima envergadura que han iniciado, no he querido entrar de lleno en aspectos diversos por la sencilla razón que he estado leyendo muchas barbaridades sobre Rusia y una visión delirante de la Guerra Fría, y la Guerra Fría, lo que quedaba de ella, la ha enterrado Putin. Yo ya sé que a una parte de una izquierda que vive sin vivir en sí, a Francia y particularmente a Alemania todo esto no le interesa lo más mínimo verlo, aunque Francia por lo menos en el plano estratégico se ha avanzado y entrado en los conflictos de alta intensidad… pero es lo que hay.
Y añadía una serie de comentarios que me he decidido a añadir como posdata en mi post en redes sociales:
En aras de contribuir a la claridad y puesto que es una publicación que debe quedarse en público he decidido añadir a continuación aquí lo que comentaba ayer sobre posibles lecturas del atentado: insistía en las dudas respecto a la autoría material, pero ante todo, intelectual del mismo. Subrayaba que hay una guerra abierta por asegurar a Putin en el Kremlin hasta 2024, momento en que o bien sigue, o bien designa un sucesor [repasar el comentario sobre las elecciones legislativas rusas de 2021 hecho por mí aquí]. Este aspecto en un régimen como el ruso adquiere una gran relevancia y exige un control absoluto. Señalaba lo que ya he venido haciendo, que Rusia ha quedado en manos de China, pero que en términos generales, son capaces de asumir estos hechos, lo mismo que la pérdida de Asia Central en el hecho de que esperan el control de Ucrania como primera estación hacia la construcción de un espacio geopolítico asumido como Tercera Roma (y señalaba el absurdo teológico de señalarse como Tercera Roma y ser el Katehon, porque resulta algo difícil ser el obstáculo de aquello que se quiere evitar hasta el tiempo señalado y el sujeto mismo que se está tratando de evitar que aparezca: o es una cosa o es la otra, pero jamás las dos).
Sobre este particular, China sobre Rusia, conviene señalar los siguientes puntos:
Añadir la lectura del artículo traducido por el Instituto Symposium del Dr. Ali Fathollah-Nejad sobre China y Rusia en Irán.
Una vez China ya controla todo lo que desea de Rusia y la mueve hacia su gran estrategia el gasto de la Franja y la Ruta de China en Rusia cae a cero. Sin embargo, el enfoque cada vez es mayor hacia el Índico, Cuerno de África, Mediterráneo Oriental y península arábiga sin descuidar Balcanes. Beijing cambia el enfoque de inversión particularmente a Arabia Saudita pero continúa comprando petróleo y gas natural de Rusia, además de ampliar sus redes y capturar recursos para fortalecer el e-CNY. De ahí los movimientos de Estados Unidos con Israel, India y Emiratos Árabes Unidos con la nueva agrupación I2U2, mientras Arabia Saudita se sitúa en posiciones interesantes respecto a China.
Por otro lado, en marzo de 2022 se estimaba en unos 20.000 millones de dólares al día el coste de la guerra para Rusia, aspecto este que ha cambiado dados los cambios en las variables introducidos con la finalidad de sostener a Kiev.
Continuaba en mi comentario:
Apuntaba a la necesidad de luchar en términos iliberales y por consiguiente contrarios a la presidencia de Estados Unidos, y señalaba la importancia de mantener a Europa y Estados Unidos separados por parte de la estrategia rusa y la China. Ponía el ejemplo del Tercer Reich y la Italia fascista, pues estuvieron cerca de entrar en guerra entre ellos, aunque al final tuvieron que pelear juntos contra el bloque liberal, aunque ambos perseguían sus propias estrategias, y que obviamente, uno tenía en ese escenario la preeminencia sobre el otro, de modo que era conveniente manejar los acontecimientos por parte de la Italia fascista y el Tercer Reich de acuerdo con sus intereses, al final en este aspecto, fue el Tercer Reich el que condujo la situación, y los hechos así lo favorecieron, a su favor en detrimento de la Italia fascista. Señalaba el aspecto estratégico de Rusia y China en Europa Oriental y en los Balcanes Occidentales. Apuntaba a que, además Rusia y China ejercen de momento una dupla que favorece a China, y señalaba el caso del establishment alemán, pues la suma de energía + tecnología es clave, donde Rusia aporta una cosa y China la otra; aunque la tendencia es la reducción de Rusia en la ecuación, sin embargo aumenta la presencia del componente chino, y señalaba las consecuencias de esto. Apuntaba a que Rusia aspira a controlar un espacio amplio, China ha reconocido a Rusia tanto implícita como explícitamente y a cambio Rusia hace lo propio en el Extremo Oriente. Corea del Norte matiza su espacio respecto a China en la ecuación de poder que resuelve China a su favor en Asia Central mediante buscar a Rusia. Esto implica la absorción de un espacio de la Unión Europea y de los Balcanes por parte de Rusia, aunque China quiere que sea de acuerdo con sus intereses en caso de darse en su forma última. A partir de ahí, señalaba que Francia ha salvado de momento los muebles, pero que lo que me preocupa es Italia y España (y Francia y Alemania parece que no se enteran en varios niveles). A su vez, señalaba que la apuesta con Alemania por parte de la dupla Rusia + China (energía + tecnología) favorece que se dé un escenario de estabilización y sinergia del establishment alemán con Rusia y China, o bien que salte todo por los aires, empezando por Alemania y el SPD, momento en que o bien AfD o un partido nuevo de síntesis con otros espacios, donde el establishment alemán derrotado, China y Rusia cooperen, y van cayendo piezas, sumándose Italia y España, con Estados Unidos captado como aliado ideológico ruso a través del Partido Republicano y su deriva, aspecto éste asumido por interés por China para derrotar y aislar a Estados Unidos, siendo clave derrotar a los demócratas en las cámaras legislativas, en los estados y por último en la presidencia. El juego de Rusia en Oriente Medio y Norte de África va en la misma dirección de bloquear a Europa, hacerla dependiente, atrapar una parte de la misma y evitar la formación de la UE y un espacio federal de gran calado con Estados Unidos, algo que también persigue China además de Rusia, aunque ahí los intereses de ambos se separarían, generando otro conflicto por el dominio global. Señalaba también que Dugin (y los que lo financian) ha indicado que Putin no era la persona idónea ya para llevar a cabo esta gran estrategia rusa… y que eso tiene un peso, así como que me preguntaba si estábamos ante la guerra de Rusia o la de Putin, y os señalaba que a casi seis meses del inicio de la guerra, dos de cada tres rusos (y antes del atentado) apoyaban la evolución de los acontecimientos y la línea con Ucrania, el 22% lo desaprueba (cada vez más traidores pro-occidentales), antes de la invasión respectivamente eran el 50% y el 39%. Insisto, antes del atentado. Ahora diría que los números se van a disparar a favor de continuar sí o sí con Ucrania y escalar el conflicto, mientras que el que se oponga… intentará callarse. Además, el régimen consigue cerrar más filas alrededor suyo.
Respecto a Alemania y el SPD en concreto, y sus posiciones con la oligarquía rusa y el establishment alemán podemos ver esta noticia en DW, y este artículo en Der Spiegel, además de comprobar esta portada:
Y ver el siguiente el cuadro:
El canciller Scholz dijo que necesitamos visados de turista para que los rusos perseguidos puedan escapar a la libertad. En mi opinión el señor canciller no está defendiendo este aspecto de los visados de una forma seria y rigurosa, y más bien va en sintonía de ciertos equilibrios de su propio partido y del establishment alemán, además de que puede tener unas terribles consecuencias. Imaginemos que alguien abandona Rusia y solicita asilo en la UE. Es casi seguro que dicha solicitud será rechazada, especialmente si el solicitante ha podido moverse libremente en Rusia. Los criterios de aplicación son estrictos. Así que ahora enviamos al solicitante de regreso a Rusia con un documento que dice que su solicitud de asilo fue denegada, lo que podría crearle problemas mucho mayores en el futuro. Hay una razón bastante poderosa por la que no le decimos a la gente que eluda las reglas y use el fraude de los visados, aunque es de esperar que esto alguien en el gobierno y la administración federal alemana lo sepa. Más bien iría posiblemente en otra dirección, como acabo de sugerir.
Los medios de comunicación rusos advierten de que si Friedrich Merz se convierte en canciller alemán, Ucrania se incorporará a la OTAN y el riesgo de guerra con Rusia aumentará, el siguiente artículo tomado al azar, es un ejemplo de la insistente narrativa rusa estos días sobre este tema.
A su vez, este hilo de Twitter también resulta particularmente interesante, siguiendo el contenido general de este artículo:
Con respecto a China y Alemania, tal y como mencionaba más arriba, conviene visitar el siguiente enlace.
Adicionalmente, Rusia presionaría por la siguiente vía:
Y sobre Italia, segunda gran consumidora de gas natural de la Unión Europea tras Alemania, la presión y búsqueda de influencia por parte de Rusia seguiría un arma parecida: el uso del gas natural, aunque el ejecutivo de Draghi desandó el camino seguido por el ejecutivo Conte respecto a China:
Respecto al apoyo popular a la guerra y sus causas hay un interesante hilo en Twitter que recomiendo leer:
Aspectos que apuntarían hacia una confirmación de los planteamientos aquí expuestos respecto a Darya Dugina
Esto sería en un primer elemento que iría en la dirección de sacar partido de la muerte de Darya Dugina para un fin mayor, algo que Darya Dugina defendió en diferentes medios, como puede ser Geopolitika.
Este vídeo breve también aporta una visión interesante a tener en cuenta:
El siguiente aspecto que confirmaría el escenario que anticipé el 19 de marzo de 2022 sería que el FSB pasa a acusar a Ucrania de la muerte de Darya Dugina. En sí mismo esto carecería de sentido, pues dar un o una mártir no creo que vaya en interés de Ucrania, precisamente para evitar en la medida de lo posible la movilización a la que hago referencia por parte de Rusia, además de favorecer que se cierren filas, con más o con menos buena voluntad, alrededor de Putin y los que lo sostienen, y sobre los que él se apoya. Dividir para vencer es un clásico que repetimos en latín: Divide et impera.
Sobre alguno de los diferentes aspectos estratégicos de Ucrania para Rusia recomiendo repasar este artículo sobre el Mar de Azov. Sobre la visión de Putin de Ucrania contamos con el artículo de hace algo más de un año que se puede leer aquí. A esto habría que añadir el discurso pronunciado por el presidente Vladimir Putin el 10 de febrero de 2007 en la 43ª Conferencia de Seguridad de Múnich:
Para sintetizar, aconsejo leer el siguiente artículo titulado "Putin, Dugin, Ilyín: la matrioska del paneslavismo".
Aspectos que anuncian ciertas inquietudes y pulsos dentro del establishment ruso
A las noticias de muertes de ciertas personas (e incluso familiares), en junio de 2022 veíamos cómo desaparecía durante unas horas Alexei Navalny. Según parece, ha sido trasladado a un centro penitenciario en el área metropolitana de Moscú, y es de alta seguridad.
Navalny y su desaparición durante horas para ser reubicado en una prisión de alta seguridad indica que, partiendo desde la paranoia o desde la realidad, el Kremlin de Putin teme un golpe de Estado que pueda instrumentalizar a Navalny. Navalny cuenta con abundante información que ha puesto al alcance de todos sobre lo que ha significado el putinismo y sus diferentes aspectos, incluida la corrupción. Esa información, y otras cosas, alguien se la ha dado a Navalny. Alguien que la tiene de primera mano. En este lapso, desde la invasión, una reorganización de las élites rusas está llevándose a cabo, en 2024 en teoría Putin decidirá si sigue al frente de la nación o si cede su lugar a otro… además la transición de hegemonía se ha acelerado y con ello la reorganización del mundo de una manera muy intensa que irá a más… básicamente, ya sea por paranoia desde el poder o por contar con medios fiables que apunten en esa dirección (o por ambas cosas a la vez), Putin temía un golpe de Estado que instrumentalice a Navalny… o ese podría ser el mensaje que trasladaba el Kremlin con todo ello… aunque, por otro lado, tampoco podemos descartar una “escenificación” para una sustitución en el poder… no sería la primera vez, y no será la última, para cerrar filas entorno al nuevo liderazgo.
A ello se podría sumar también, entre las diferentes posibilidades y motivaciones, el asesinato de Darya Dugina, el cual vengo afirmando que puede usarse para la movilización necesaria para Rusia en este momento de la guerra, de la cual no hemos vivido más que un prólogo y que empezará a extenderse a otros escenarios y de diferentes formas a partir de este momento, creando ventanas de oportunidades para Rusia y China, a lo que hay que sumar las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, cómo pueden variar los repartos de poder entre demócratas y republicanos en diferentes estados, y por último, también en 2024, las elecciones presidenciales en las que Trump (u otro candidato pero de su línea, que ya es mayoritaria y hegemónica en el Partido Republicano) podrían sintonizarse con la línea ideológica seguida por Rusia. El siguiente artículo presenta un valor doble, pues aborda la visión de Trump y del encaje en la estrategia rusa por un lado, y por el otro lado, recoge la crítica que Dugin viene haciendo a Putin, crítica que también cabe asignar a aquellos que han venido apoyando a Dugin.
Comentario rápido: ¿quién es Dugin?
Es el mentor de los que han sido llamados Nacional-Bolcheviques o Nazbol, dentro de una gran estrategia de unir a rojos y "pardos": una corriente de pensamiento radical, en esa parte del continente unos nostálgicos del poder de la URSS partiendo de Stalin por su asunción de los postulados de los “blancos” mientras retoman las tesis racistas y culturalistas de ciertas corrientes nazis y de elementos de una serie de elementos que configuraron el “nacionalsovietismo” en que derivó la URSS tras Khrushchev y a pesar de Gorbachev, con tipos y movimientos carentes de una estructura organizativa bien definida, cuya excepción más destacada sería Gumilev. Alexander Dugin es, junto con Nikolai Starikov, el principal teórico del “ eurasianismo ”. Una ideología según la cual Rusia pretende dominar el espacio euroasiático y que tiene más vínculos con las civilizaciones asiáticas que con Europa. Es una corriente más bien minoritaria que llama a Rusia a alejarse de Occidente, algo que entronca con el pensamiento de los “blancos” y de los esfuerzos por detener el liberalismo y el pensamiento cosmopolita, con un proyecto de dominación, incluso sobre Ucrania.
Dugin lleva quince años pidiendo la anexión de Crimea a Rusia. En cuanto al resto de Ucrania, es más reciente. Desde el comienzo de la invasión, ha pedido muy claramente la anexión de todo el territorio y la población de Ucrania. Esto en una línea bastante drástica de que no hay civilización ucraniana, pueblo ucraniano, lengua o cultura ucraniana distinta de la civilización rusa. Es una tesis negacionista.
Las audiencias con las que cuenta Dugin en sus apariciones son muy grandes. A principios de la década de 2010, estaba muy cerca del Partido Comunista de la Federación de Rusia y tenía influencia sobre sus discursos. Luego tuvo una influencia muy clara sobre los separatistas ucranianos de las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk, además trabaja activamente con Serbia. También tiene conexiones comprobadas, pero no necesariamente fuertes, con el partido presidencial Rusia Unida. Sí que cuenta con influencia en el plano intelectual sobre sectores de pilares básicos como pueden ser círculos del ejército.
Es una figura sin partido, aunque trató de crear su propia formación política con Limónov. Alexander Dugin no es el asesor de política exterior de Vladimir Putin. No tiene cargo oficial, ni en Relaciones Exteriores, ni en la administración presidencial, ni en Defensa. No es una figura política, sino una figura mediática e intelectual que tiene una fuerte influencia en los elementos del lenguaje y en la forma en que se articula el debate público en Rusia. No debería convertirse en un asesor secreto o un "Rasputín" de Vladimir Putin.
En términos generales, hay una tendencia a cierta confusión, consistente en confundir cómo se expandió un ambiente de nacionalismo revanchista que Putin supo canalizar en beneficio propio, pero que de ninguna manera aparece con su llegada al poder en mayo de 2000. Ese nacionalismo indignado imita los patrones de la primera generación, acaparada por temáticas tradicionales de la tradición rusa pero también europea en general: nostalgia imperial, antisemitismo, neonazismo de estilo germánico, pero incorpora variantes rusas, producto de la desintegración del Estado "sovietista-nacional" en que se había convertido la Unión Soviética en los últimos años.
En sus comienzos, lo más original de ese fenómeno no eran tanto las variantes doctrinarias o de discurso como el hecho de que el ultranacionalismo y el neofascismo en Rusia se estaban convirtiendo en movimientos de masas que en parte se habían ido desarrollando como entes ajenos al poder, incluso enfrentados al poder, como sucedió durante la era Yeltsin.
Una serie de diversos elementos sirvieron como ventana de oportunidad para ganar relevancia, como ya la habían ganado en la fase final de la Unión Soviética, pero ahora fuera del poder era algo bastante novedoso en la historia rusa, puesto que los grupos ultras o antisemitas, ya desde sus primeras manifestaciones a comienzos del siglo XX, habían progresado totalmente protegidos por el gobierno, las autoridades policiales o incluso la misma corte (el caso paradigmático son las Centurias Negras) o, al menos, no se habían posicionado abiertamente en su contra. Esta actitud llegaba hasta los tiempos de Pamyat, bajo el régimen soviético.
Sin embargo, históricamente, la mayoría de esos grupos habían sido también minoritarios, elitistas, extravagantes incluso, compuestos o impulsados por grupos de intelectuales muchas veces al margen del sistema. Los más importantes son Unidad Nacional Rusa (RNE), Partido Nacional-Bolchevique (NBP), Movimiento contra la Inmigración Ilegal (DPNI), Movimiento del Pueblo Ruso (ROD), pero hay más. Durante el periodo soviético, los nacionalistas, arianistas o antisemitas se habían reunido en grupos clandestinos, integrados por escritores, académicos o disidentes. Como contraste, los nuevos y variopintos grupos surgidos del naufragio de la Unión Soviética tenían una nueva calidad espontánea y hasta salvaje. Sus militantes ocupaban las calles y se enfrentaban a la policía o aun a las fuerzas armadas; pero entre ellos se contaban incluso militares o militantes de ideología confusa, a veces difíciles de distinguir de la izquierda radical o neonazis de importación.
Y será aquí, en este contexto donde aparece la figura de Dugin, que pasa a mezclar varias corrientes hasta crear un producto ideológico pero también geopolítico que sirve al capitalismo ruso y a sus intereses y conexiones. Dugin nace en una familia de militares, desde su bisabuelo por lo menos, hasta su padre, que se encuadra en la inteligencia militar soviética, el GRU. Esto explica el acceso y manga ancha que tiene Dugin comparado con muchos otros para poder acceder a Julius Evola, René Guénon, y literatura de un gusto orientalista, hermética, ocultista, tradicionalista, histórica medieval, etcétera.
De ahí el castigo relativamente leve que le supuso el trato con los protoideólogos o pensadores del denominado tradicionalismo ruso: Geydar Dzhemal, metafísica del Islam, Evgeniy Golovín, literatura mística medieval, Yuri Mamleev, filósofo cristiano, Vladímir Stepanov y Sergey Jigalkin... los miembros principales del denominado Círculo Yuzhinsky, un grupo de intelectuales disidentes que ya databa de los años cincuenta.
A ello sumará lo propio de un joven de los setenta. Mayo del 68 trajo aparejado el ascenso de la Nouvelle Droite de Alain de Benoist, que lideraba una nueva generación de ultraderechistas y neofascistas que salieron a la calle asumiendo sin complejos el estilo de la izquierda radical, hasta el punto de dar lugar a un subtipo de "ultraderecha antisistema", que incluía sincretismos como el «anarcofascismo» o el «nazimaoísmo» y rechazaba el hegemonismo de las corrientes tradicionales.
Se abogaba por la superación del fascismo, el nazismo y la ultraderecha posbélica en general, abrió toda una constelación de formulaciones, propuestas y revisiones que serían de las que bebería el joven Dugin.
La posibilidad de una salida pactada a la Guerra Fría, que fue la que finalmente triunfó podría preparar un escenario que implicaba una síntesis, una tercera vía construida sobre la superación de la dicotomía izquierda-derecha (o de convergencia izquierda-derecha), rechazo del sovietismo y del liberalismo y repudio de la globalización que ya se percibía como inminente, aferrándose al Estado y obviando la realidad del funcionamiento de las hegemonías geopolíticas... fabulando con la Historia reciente para forzar los acontecimientos y no a la realidad por la que Mitterrand tuvo que ceder de sus pretensiones socialistas-socialdemócratas para que se pudiera imponer el neoliberalismo, o de lo sucedido en Chile, Yugoslavia... y un amplio etcétera hasta nuestros días, donde Bielorrusia es el escenario donde la pretendida hegemonía regional tardosoviética transformada en capitalista y nacionalista rusa se enfrenta a las posiciones que se abren en esa región de Europa en este arco de 2020-2021, de momento. Por ello, del laboratorio de la Nueva Derecha surgieron propuestas que hoy en día siguen en vigor y, precisamente, han contribuido, y no poco, a la confusión reinante entre los límites y consistencia de las ideologías de izquierda y derecha, cincuenta años más tarde.
En esencia, la Nueva Derecha recuperaba la propuesta de la «revolución conservadora», ya formulada en la Alemania de los años de entreguerras, más precisamente por Hugo von Hofmannsthal en 1927, pero también, de formas variadas por Ernst Jünger, uno de los autores preferidos de Dugin, en la revolución nacional, y el «nacional-bolchevismo» o «fascismo rojo» de Ernst Niekisch o Karl Otto Paetel. Lo que fascina a Dugin de Jünger es la propuesta de la movilización total, cabe entenderlo en un contexto como los años 80 en la URSS, y que conecta con las ideas del Círculo Yuzhinsky de salvar el edificio soviético con la metafísica, con la idea de trascender y conquistar otra visión de la realidad y hacerla imperante desconectando de aquella en la que los soviéticos han sido engañados por Nixon, el petróleo cae de precio, empieza la segunda Guerra Fría tras la distensión y los norteamericanos mueven el cinturón verde, atrapan a China y cortan los intentos de conectar por gas a la RFA con la URSS (¿verdad que nos suena de algo?).
Dugin hizo dos viajes (1989-1990, y luego en 1994) por Francia, Italia y España y entró en contacto con los círculos de la ultraderecha europea. Con ello, desplegó su auténtica habilidad para generar un esquema comprehensivo que encajaba en la realidad de la ultraderecha rusa y le confería una personalidad propia. Durante ese periodo completó su conocimiento de la Nueva Derecha a través de sus autores y trabajos, incluyendo al mismo Alain de Benoist, Jean-François Thiriart o Robert Steuckers o bien León Degrelle o Claudio Mutti.
Thiriart salió de su exilio político para contribuir en la fundación del Frente Europeo de Liberación, en cuya delegación viajó a Moscú en 1992. Allí se reunió con Dugin y de esa semilla brotaría el proyecto Eurosiberia, continuado por Guillaume Faye, y el eurasianismo desarrollado por el ideólogo ruso. Dugin extrajo una primera síntesis sobre las nuevas variantes ideológicas del nacionalismo duro europeo, que encajaba más o menos en el multiforme panorama de la ultraderecha rusa, pero dotándola de uniformidad, modernidad y capacidad adaptativa y de integración, además de traerse Dugin de Europa una mayor profundidad intelectual que aquella demostrada por la nueva ultraderecha de su país, que en muchos casos se reducía a la simple nostalgia. De esa forma fue llenando huecos y salvando contradicciones de todo tipo. Y con todo ello Dugin resucitó el tradicional "Eurasianismo" pero desde otra perspectiva, pues la toma de los llamados "rusos blancos" diseminados por Europa en los años 20 del pasado siglo, a lo que le sumó posiciones típicamente paneslavistas del siglo XIX encabezadas por gente como Vladímir Lamanski o Konstantin Leontev, con un impulso hacia el Oriente, y que de hecho, la geopolítica rusa justo antes del desastre de 1905 se planteaba sumar fuerzas con el II Reich alemán y profundizar en China donde se topaba con las ambiciones japonesas.
La presencia de Gumilev acaba por ser también necesaria para acabar de comprender la visión rusa y de Dugin.
De todas formas, Dugin también se transforma, evidentemente alguien le financiará, entonces o como consecuencia, en el autor que replica punto por punto a Brzezinski en su obra El gran tablero mundial, y de hecho en 2002 abordaba la propuesta geopolítica eje París-Berlín-Moscú para romper la tenaza anglonorteamericana. Tras ello han comprendido y percibido la ventana de oportunidad de la ruptura social del espacio entre Alemania y Rusia, al que tratan de influir, y suman la entrada a la región gran industrial del norte de Italia, donde coinciden los intereses alemanes, italianos, franceses y rusos. De ahí, por ejemplo, la mayor implicación de partidos como La Lega, RN y otros en el esquema a favor del euro y de la Unión Europea, porque perciben un cambio de tendencia claro y que les lleva a aprovechar lo que antes despreciaban porque no se podía controlar para sus fines... quizás un factor que explicaría la aparición y crecimiento de fuerzas como Fratelli d'Italia, Reconquête en Francia y otras que pueden llegar a aparecer en España (sustituyendo a Vox y siendo una síntesis entre diferentes posiciones) sería la de asegurar unas fuerzas más próximas que eviten una deriva "europeísta", y/o, contar con fuerzas que se ajusten más al momento de cesura en el que estamos, y cuya vanguardia en el asalto al poder y concentración de fuerzas alrededor suyo sería Fratelli d'Italia en las próximas elecciones en Italia.
Sobre la forma en que Moscú maneja a la extrema derecha en Europa para sus fines recomiendo este artículo.
Para esta parte me he apoyado en el libro "Patriotas indignados".